Históricamente el ser humano ha buscado diferentes mecanismos de lucha y protesta para lograr sus objetivos, y hoy en pleno siglo XXI, con los adelantos tecnológicos tan avanzados y donde el conocimiento se impuso sobre el capital, ha aparecido la “guarimba” como instrumento usado por la sociedad para disentir.
Y en los acontecimientos de Febrero y Marzo, sucedidos en algunos estados del país, la guarimba, tocó la puerta de los intermediarios agrícolas conocidos como ferieros agrícolas, quienes recientemente decidieron levantar su voz, en señal de protesta por la muerte de un joven feriero, que cayó en Caracas por el hampa común, en plena actividad de venta de hortalizas, para despojarlo del dinero que había obtenido con el esfuerzo de su trabajo limpio y honesto.
La comercialización de los rubros agrícolas del estado Táchira tienen su mejor expresión en los municipios Jáuregui (La Grita) y José María Vargas (El Cobre) de donde semanalmente son despachados unos 3 millones de kilogramos de hortalizas y papa, en unos 800 camiones y que luego es vendida por “los Ferieros” directamente al consumidor, en los diferentes municipios del país, a donde llegan estos emprendedores venezolanos y se instalan en un lugar, en el que ya los consumidores saben el día y la hora de venta.
Esa conformación de los ferieros les valió, para que en señal de protesta, durante una semana, no compraran la producción de La Grita y El Cobre y no la llevaran a los centros de consumo del país, ocasionando pérdidas, sobre todo a los agricultores, que vieron afectadas sus cosechas y compromisos económicos, así como a los consumidores.
En los años 80´s comenzó un trabajo institucional del Ministerio de Agricultura y Cría junto a la desaparecida Corporación de Mercadeo Agrícola, creando el programa Nacional Centros de Acopio, cuyo impulso en los estados andinos de Trujillo, Mérida y Táchira fue significativo, al construirse una red de centros de acopio; La Grita junto a El Cobre, fueron dotado de esa infraestructura; pero los cambios de gobiernos y la debilidad organizacional de los agricultores, hizo que este programa fracasara y fuera naciendo un grupo de intermediarios, que hoy tienen músculo económico y se conocen como Ferieros.
Esta protesta, no tuvo la conducción acertada, ni la visión, para haberle planteado al Gobierno Nacional sus inquietudes y necesidades, como por ejemplo, que incluyan los ferieros en el programa nacional agroalimentario y de abastecimiento, que se aproveche el convenio con La Republica de China y se importe una buena flotilla de camiones y gandolas, que se suministren insumos para la producción, que se establezca un programa de seguridad social, que la banca privada y pública flexibilice los créditos agrícolas, que se genere un plan de seguridad, que las alcaldías de los municipios a donde llevan la feria de hortalizas, les brinde apoyo logístico de seguridad y sitios de venta.