Celebramos que amainen los miguelitos y las guayas en la vía; la tala de árboles, la quema de carros y bienes, en fin, toda la destrucción del país, pero eso no quiere decir que en Venezuela se haya terminado la guarimba; por el contrario, sigue viva y más dañina que nunca.
La guarimba económica causa estragos en el bolsillo y en el estómago de la población, al punto de creer que si aquí en Maracaibo se enjuicia a Eveling Trejo como a Ceballos por rebelión y agavillamiento, y, a Scarano por desacato al Tribunal Supremo de Justicia, se obtienen los mismos resultados que en San Cristóbal y San Diego. En este municipio es tal la especulación y el bachaqueo de alimentos, que no me cabe duda de que la oposición hubiese triunfado de rabo alzado en unos comicios con cualquier candidato o candidata.
En Maracaibo es tan dura la situación, que cuando a veces logramos obtener los productos regulados de la dieta diaria, llegamos a la casa y no hay agua o se fue la luz. Y si por alguna causa se nos ocurre reclamar algo, no extraña que en cualquier institución pública nos atienda un enchufado o enchufada que odia a Chávez y por extensión a los chavistas.
Comerciantes y empresarios con muy pocas excepciones mantienen un desafío permanente en contra del Gobierno revolucionario, no le paran a los precios justos, hacen los que les da la gana. Siguen jugando a la desestabilización. Los funcionarios de la Sundde realizan inspecciones y bajan el valor al público de los alimentos pero, a lo que dan la espalda, los inescrupulosos los vuelven a incrementar. No observamos contundencia en las sanciones. En consecuencia, cuando estamos en un negocio pagando, sentimos que los especuladores dominan. Y eso genera decepción, desesperanza, dolor y angustia en los que tenemos la cartera en la mano.
Por cierto, en ese sentido recibo una denuncia según la cual dueños de una cadena asiática de súper tiendas de víveres muy reconocida en Maracaibo, no sacan la mercancía regulada hasta que los jefes de los bachaqueros no tengan a toda su gente en la cola. Un dato fácil de investigar para la Superintendencia de Precios Justos sobre supuesta complicidad entre contrabandistas y comerciantes.
La extracción de combustible y alimentos continúa en su máxima expresión. Los bachaqueros desempolvaron las trochas que en otrora utilizó el narcotráfico y las mafias del robo de vehículos, para llevarse la comida. Y la gente permanece condenada al martirio de una cola a riesgo de que cuando lleguen al área de venta los contrabandistas hayan arrasado con los alimentos.
Los que somos chavista de alma y corazón no damos un paso atrás, pero hay gente que votó por la opción revolucionaria y se está cansando de tanta impunidad, de tanto especulador libre riéndose de la miseria de la gente en las colas. Lo dicen a viva voz en cualquier esquina.
No es descartable que algo de eso ocurriera en San Cristóbal y San Diego, y por tal motivo los resultados electorales en los que se impuso la fórmula de la violencia sobre la de la paz.
@AlberMoran