Cuando me gradué de periodista por allá en el año 1990 la oferta de trabajo en las empresas comunicacionales no era la mejor. No hubo lugar donde no llevé mi resumen curricular en busca de oficio. Casi me arrepentí de haber escogido esta profesión.
Pero la arrechera que me causaba conocer y vivir la situación de miseria que imperaba, en aquel tiempo, en la Guajira me llevó hasta las puertas del Diario La Columna de Maracaibo. Fue en ese diario católico donde escribí mis primeras cuartillas.
Debo aclarar que por iniciativa propia le propuse la idea de ser corresponsal del referido medio de comunicación en los municipios Mara, Páez (hoy Guajira) e insular almirante Padilla del estado Zulia al propio monseñor Domingo Roa Pérez, arzobispo de Maracaibo para la fecha. Él me contestó “sí trabaje allá”.
También debo aclarar que mi trabajo de corresponsal en la Guajira fue totalmente gratis. Insisto, mi objetivo era dar a conocer todo lo que acontecía en ese recóndito lugar, sobre esa misma tierra, la misma que inspiró a Rómulo Gallegos.
La Guajira solo era noticia cuando se propagaban enfermedades como la encefalitis equina, dengue, cólera, desnutrición, entre otros males.
Los medios de comunicación de la oligarquía se daban banquete publicando en última página y en los noticieros de radio y televisión la cantidad de paisanos y paisanas que fallecían a causa de esas patologías.
En muchos caseríos predominaban los cementerios de infantes. Es costumbre de los wayuu tener sus tumbas en los patios de sus casas.
En el diario La Columna transcurrieron mis primeros siete años de comunicador social. Quebrado financieramente el Diario La Columna pasé al canal 11 el Zulia, Niños Cantores televisión, también como corresponsal. Ahí pase otros siete años.
Bueno, el hecho es que aún en estos tiempos, la Guajira, ojo, a mi juicio, no avanza en su desarrollo. Persiste la escasez de agua potable, una adecuada planificación urbana apegada a sus costumbres, el desarrollo económico y social en situación de estancamiento. El wayuu sigue migrando a Maracaibo o hacia sectores cercanos a esta ciudad. En tres palabras NO HAY ESPERANZA.
Situaciones insólitas ocurren allá, por ejemplo, sólo eligen un (01) concejal indígena, los demás son ARÍJUNA (no indígena). Son entuertos que deben ser corregidos.
A consecuencia de nunca haber contado con proyectos de desarrollo económico y social ambas etnias, tanto la añú (paraujano que habita en pueblos de agua) como la wayuu han tenido que sobrevivir contrabandeando mercancía. Antes desde Colombia a Venezuela. Hoy desde Venezuela a Colombia. Esa práctica lleva años. Pregúntenle a la ALTA DIRIGENCIA WAYYU. La misma que sigue “dirigiendo” estos nobles pueblos desde hace muchos gobiernos.
Nuestro comandante eterno, Hugo Chávez, una vez nos dijo allá mismo que la Guajira debía ser rescatada del olvido en que la mantuvieron los gobiernos adecos y copeyanos. Construyó la nueva aduana de Guarero, llevó la salud mediante la misión Barrio Adentro, se construyeron centros educativos, escuelas, liceos, aldeas universitarias. Parque eólico, al parecer hoy paralizado, entre otras cosas.
Pero no podemos detenernos con lo alcanzado. El deber es avanzar de manera sistemática en aras de repoblar ese territorio tan importante desde el punto de vista geoestratégico: recordemos que los gringos mantienen siete bases militares en Colombia. No podemos confiar en los gobiernos neogranadinos. Desde Santander hasta el sol de hoy son traicioneros.
En estas noches tuve un bonito sueño. Soñé que habían terminado de construir los puentes en la vía Neima – Cojoro paralizados desde hace años. Esta misma vía conduce hasta Castilletes, donde nace la patria que nos legaron Bolívar y Chávez.
Que se habían iniciado los trabajos del ferrocarril Paraguachón – Maracaibo, para mejorar el transporte terrestre para impulsar el desarrollo general en la zona.
Que se iniciaban los trabajos de asfaltado de las “trochas”, únicos caminos de arena por donde se comunican los caseríos por allá, que en vez de ser destruidos con dinamita para impedir el bachaqueo de alimento y gasolina, sean consolidados, porque no hay más alternativas.
Aclaro que el bachaqueo se acaba cuando existan controles estrictos, en manos de funcionarios honestos en la frontera.
En el mismo sueño, soñé, que el presidente Maduro envió al ministro Izarra a evaluar la posibilidad de convertir a la Guajira en un destino turístico importante, pues nada tiene que envidiarle a islas caribeñas como Aruba y Curazao en cuanto a su potencial para desarrollar la zona. Playas, comidas autóctonas, paisajes, paseos, excursiones, aventuras, navegación por ríos espectaculares. Hasta los turistas que vienen del Medio Oriente se asombran cuando visitan los médanos de la isla de Zapara, municipio Insular Padilla, solo faltan los camellos, allá en la Boca de la Barra del Lago de Maracaibo.
Vengan a comerse el mejor ovejo asado del universo, solo se le compara con el de coro, en Falcón. Estoy seguro que la cultura wayuu es un importante producto de exportación para generar la entrada de divisas de diversos países.
Durante el sueño recordaba cómo nos visitaron turistas de todo el globo terráqueo cuando Sinamaica fue protagonista de aquel acontecimiento universal como lo fue el ECLIPSE DE SOL que duró más de cuatro minutos. Ocurrió durante el primer gobierno de Arias Cárdenas. Fue Inolvidable. A propósito, el monolito (monumento) que se construyó para marcar el lugar exacto del fenómeno natural hoy se encuentra arruinado víctima del abandono. El gobernador Arias Cárdenas debería rescatarlo.
Asimismo soñé que las inútiles y larguísimas colas de control que establece la Guardia Nacional Bolivariana en el puente Guajira Venezolana, en Río Limón para evitar el contrabando eran eliminadas para permitir el libre acceso a los vacacionistas que acudían durante los fines de semana a las playas de Caimare Chico. De esta manera se acabarían los vicios perversos de esa alcabala y los wayuu vuelvan a vender sus artesanías y comida a los temporadistas.
Durante el sueño, hubo un chispazo y pude ver al nuevo Ministro de Agricultura y Tierras Iván Gil José Luis Berroterán instalándose por los lados del municipio Mara y junto con los AUTÉNTICOS campesinos se iniciaban las siembras de melón, patilla, mango, coco, tomate, guayaba, guanábana, ají, limón. Se fabricaban galpones para la cría de pollos y gallinas. Para devolverle a esta localidad el estatus que siempre tuvo como principal municipio FRUTÍCOLA Y AVICOLA DE VENEZUELA.
La cría de ovinos y caprinos, de camarones y peces de diversas especies, además de suplir las necesidades alimentarias de la zona, abastecían las del país entero. Además quedaba un remanente para exportar estos tipos carnes tan sabrosas.
Soñé durante una larga noche, como suelen ser aquí en la Guajira.
También vi transitar carros, gandolas, hasta el mismísimo ferrocarril que venía desde la frontera cruzar el Coquivacoa santa Cruz de Mara hasta los puertos de Altagracia a través del puente Nigale. Hoy semi paralizado en su construcción.
Que el Lago de Maracaibo abastecía de agua potable al Zulia entero, pues recordemos que nuestro estuario tiene de afluentes 135 ríos.
Lo más hermoso y bonito fue poder ver el retorno de nuestros indígenas wayuu y añú a poblar la Guajira, territorio del que jamás debieron haber abandonado en busca de oportunidades de vida, a causa de los castigos propinados por los gobiernos adecos y copeyanos, segregacionistas y masacradores en complicidad con pseudo dirigentes quienes históricamente se autoproclamaron defensores de los derechos indígenas y que hoy conforman la rancia OLIGARQUÍA WAYUU.
A la Guajira hay que atenderla ya. No podemos perder tiempo en discusiones estériles ni tantico así, parafraseando al Che Guevara.
La Guajira también es legado de Chávez… nuestro comandante eterno ahora es pueblo, y la Guajira es pueblo! Carajo!
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