Hay que echarle una mano a Carlos Mata Figueroa

La historia de la región insular cuenta que “los margariteños son honrados, hospitalarios, confiados, fieles, valientes, laboriosos e inclinado a todo lo bueno…”; asimismo, “el amor a su isla es una pasión que obra en cada uno de ellos…”; sin embargo, la generosidad de este pueblo del Caribe, sobre el que se dice que “son dóciles y obedientes a la autoridad, dejándose regir por el camino que se les señala, cuando el que los manda merece su confianza por su probidad”, de allí que haya sido enaltecida de la manera más gallarda y valerosa, en otras, gpalabras este pueblo lo ha  glorificado el gobernador, Carlos Mata Figueroa.

Sobre los neoespartanos,  el héroe de la batalla de Matasiete, Francisco Esteban Gómez, refiriéndose a este aguerrido pueblo, sentenció: “Tened presente y decid con orgullo que os encontrasteis en la memorable acción del 31 de julio y gloriaos siempre de pertenecer al ejército de Margarita que en el año 1817 supo humillar la arrogancia y altivez de Morillo. ¡Viva la Patria! ¡Viva la Libertad!”; por lo que, el antiguo valor del margariteño debe ser accionado para decirle ¡no! a la  infame derecha fascistas que está secuestrándole los espacios a los margariteños, con el burdo y asfixiante boicot.

¿O es  qué acaso debido al asecho de los apátridas fascistas presentes en la Isla  no son los responsable directo de que los margariteños perdieran su paz espiritual y social?, pues hasta hace poco en la isla “las casas quedan por lo regular abiertas por la noche y sus habitantes duermen en los corredores y patios…”, donde, “todo lo que se pierde en los caminos es recuperado por su dueños, y cuando se experimenta algún robo, puede asegurarse que su autor es persona de afuera”. Así vivían los margariteños.

Hoy, las informaciones de prensa dan cuenta del narcotráfico, del lavado de dinero, de enriquecimientos espeluznantes a través de la cosa pública, droga a granel, delincuencia organizada, etcétera, ¿de dónde vino esa desgracia?, acaso ¿del cielo? o ¿de tierra firme?

Bueno, ahí está el progreso, en las moles de concretos que sirven para ocultar la esclavitud asalariada margariteña, mientras que la burguesía disfruta a sus anchas “las selvas de concretos”. Afortunadamente, y para gloria de este insigne pueblo, con historia propia, encontró una luz, un hombre auténtico que con orgullo enarbola su gentilicio margariteño, Carlos Mata Figueroa. Se trata de una persona con sensibilidad social, apegado a la Patria, y dipuesto a darlo todo por el pueblo neoespartano. Sin miedo. Y adherido a los lineamientos del gobierno nacional que dirige el presidente obrero Nicolás Maduro.

Hay que echarle un mano Mata Figueroa, quien en sus incansables caminatas por el estado Nueva Esparta, le está diciendo al pueblo que como gobernador le está devolviendo a su Margarita, la Margarita bonita, apacible, fraterna y hospitalaria. Los malandrines que por ahí pululan lo mejor que deben hacer es recoger sus maletas  e irse, para donde deben estar: el infierno. ¡¡¡Viviremos y venceremos!!!

 



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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