Si el alcalde Carlos Ocariz se queja, tiene razón

 Veo con estupor como el Tribunal Supremo de Justicia dicta una medida en la que obliga al alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz, a recoger la basura, no por lo que representa la decisión en sí, que obviamente busca proteger a esa población de la insalubridad y la inmundicia, sino porque en cuanto a recolección de desechos sólidos se refiere, el gobernante de esa jurisdicción está en pañales para Eveling Trejo de Rosales en Maracaibo y, sin embargo, en esta calurosa región no ocurre nada con respecto al desgobierno de la mandataria municipal.

                Creo que si Ocariz se queja tiene razón. El caso de la basura de Sucre debe ser la mitad o menos del desastre de Maracaibo y la señora Trejo ni siquiera se da por aludida, mientras la ciudad es un chiquero descomunal cuando llueve y virus como el chikungunya hace estragos en los sectores populares repletos de desechos y cañadas sin limpiar, que sirven de criadores del mosquito trasmisor.

                Debe el señor Ocariz sentirse, con la aplicación de esta medida, una especie de chinito de recadi, pagando los platos rotos en un municipio como Sucre cuando Maracaibo está considerado el muladar más grande del país. No existe lugar sin desperdicios, es decir, lugar donde no haya llegado la mala gestión de Eveling Trejo de Rosales con la basura.

                Pero la realidad es que todo tiene que ver con la iniciativa de los vecinos. En Sucre supongo que se cansaron o se sintieron avergonzados de la suciedad, intentaron una acción judicial y salieron favorecidos; ahora en Maracaibo vivimos en un desastre permanente y no veo tomar acciones contundentes en contra de la deplorable gestión maracaibera.

                Por ahí leí una nota de la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) que decía en palabas del concejal Luis Figueroa: "Ocariz no ha dado la cara. Ha sido evasivo, y ha justificado con mentiras el problema de la basura”.

                No importa que se meta donde se meta y diga lo que diga,  él sabe que tiene que acatar la decisión del tribunal que devolvió la esperanza a esos vecinos, próximamente tendrán que  limpiarles la ciudad; grave es la situación en Maracaibo, donde no se vislumbra salida al problema, porque para empezar, cuando se habla de recoger la basura, Trejo de Rosales comienza a buscar unos camiones recolectores que desaparecieron como por arte de magia.

                Alcaldes salientes, alcaldes entrantes, se pelotean la responsabilidad de mover una barita ¡y saaassss! borrar esos camiones de la faz del municipio, no se sabe que los hicieron ni que triquiñuelas privaron para sacarlos de circulación, pero lo cierto es que desde entonces esos vehículos recolectores son el principal argumento para no recoger la basura.

                Por eso, hay que calificar de excelente la iniciativa adoptada por los vecinos de Sucre que pelearon por tener un  municipio aseado y finalmente lo consiguieron, porque el alcalde Carlos Ocariz, tarde o temprano, tendrá que dar la cara y cumplir la medida judicial.



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Alberto Morán


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