"Robaos los unos a los otros"

El infamante turismo merideño

Si algo ha cambiado en Mérida, durante los últimos 30 años, es la forma de hacer y prestar los servicios de atención turística a los visitantes, que por millares llegan buscando paz y sano esparcimiento en estas montañas andinas, durante la llamada Semana Santa.

Más masoquismo por parte de los visitantes y más sadismo de los prestadores de servicios y me mato… como ahora hablan nuestros jóvenes…. En términos freudianos ésta podría ser la manera de definir esa relación que se ha creado entre las varias decenas de millares de turistas compatriotas que nos visitan y los varios miles de comerciantes y prestadores de servicios, que como caimán en boca de caño, están en la espera de incautos para desplumarles el bolsillo y además crearles incomodidades para que se arrechen y no vengan más. Esto parece una contradicción, pero entre el masoquista y el sádico existe una relación biunívoca.

La conclusión a la que he llegado, después de haber sobrevivido sin infartarme, por lo vivido durante el acompañamiento que hice a una hija mía que vino de turista desde Caracas, es que el Turismo interno a otras regiones del país, debe ser un desastre total, pues aunque el lector no lo crea, ella se fue contenta y no percibió lo que en mi interior yo sentía por la calidad y precios de los servicios recibidos durante ésta particular semana mayor en Mérida. ¿Cómo estarían las playas de oriente, Margarita y el litoral central, donde la gente lo que menos busca es paz interior, descanso y sosiego espiritual?.

Ponerme a describir hechos negativos y a criticar a los entes que tienen la responsabilidad de hacer cumplir las leyes, es llover sobre mojado y seguro nos caerá un aguacero de explicaciones técnicas donde lo denunciado pasaran a ser anécdotas sin ninguna trascendencia para hacer cambios en lo cualitativo del asunto. De amargado, envidioso y enemigo del turismo merideño no pasaran los epítetos que recibiré por éste escrito que hoy está ante tus ojos, pues posiblemente fuiste uno(a) de esos turistas que nos visitaron en esta temporada. Así como un alcohólico no tiene cura, si nó reconoce que está enfermo; igual pasa con los turistas: "si no saben a qué tienen derecho por lo que pagan, seguirán viniendo cada año y creerán que estuvieron en el paraíso terrenal".

Los que conocemos a Mérida desde hace más de 50 años y hemos tomado a este Estado como residencia terrenal final de nuestras vidas, nos damos cuenta del timo que se les hace a los visitantes, en cuanto a lo que nosotros recibíamos, cuando en tiempos pretéritos llegábamos por estas tierras e hizo que nos enamoráramos de ésta región y la adoptáramos para vivir en ella.

Hablar de Mérida era decir afabilidad, caballerosidad, buenos modales, costumbres nobles, atención, calidad, servicio eficiente, limpieza, comodidad y sobre todo ausencia del lucro personal como motivo principal para atender a las personas que llegábamos como visitantes o amigos. La relación era otra: ambos nos sentíamos contentos con la presencia del otro. De esa Mérida, es imposible encontrarla ahora. ¿La modernidad?. ¿La masificación del turismo? ¿El Capitalismo como forma económica y el lucro personal como motivación?. Vaya usted a saber cuáles son las razones, pero lo que sí puedo concluir es, que si el futuro de Mérida es convertirse en el segundo "destino turístico del país " y no se toman las medidas correspondientes para humanizarlo; sería mejor que continúe de quinto y evitaríamos más daños colaterales de los que ahora sufrimos los que aquí vivimos.



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Juan Veroes


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