Recuerdo que hace sólo algunos años, el punto de referencia de los límites de esta región con otras entidades, para el común de transeúntes y moradores de esa área era : donde llega la vía pavimentada ahí termina el Zulia y donde comienza la huecamentazón empieza...y se hacía referencia de cualquiera de las entidades vecinas o contiguas a nuestro estado.
Pero para dolor de todo aquel que quiere esta región y sacrificios de los habitantes y personas que circulan por estas líneas imaginarias, tal situación padeció un duro revés.
Ahora, donde termina la carretera destrozada, llena de huecos, culmina el Zulia y donde arranca la parte bien asfaltada comienzan los estados limítrofes, donde obviamente se han preocupado por mantener unas vías decentes y transitables, para beneficio de propios, extraños, y sobre todo, de ese batallón de turistas que nos visitan en las temporadas vacacionales.
Y es que resulta vergonzoso pensar lo que pudieron imaginar aquellos turistas que optaron por viajar –vía Machiques-Colón- hacia el Sur del Lago y la región andina en las recientes temporadas de Semana Santa y el puente de 1 de Mayo.
El desvío en la alcabala de Casigua el Cubo, para esquivar Puente Venezuela desplomado con la creciente del río Zulia, es algo infernal, una vergüenza, claro está, para los gobernantes con pundonor y que sienten un verdadero amor por el Zulia.
Hay unos 50 minutos de desvío aproximadamente para salir a La alcabala la Redoma, que es un verdadero camino al Calvario, llena de gigantescas vallas de la Gobernación del Estado, anunciando pomposas obras que realmente no son más que insultos a la inteligencia, a la dignidad de las personas que transitan y residen en las márgenes de esa carretera.
Es algo inconcebible. No sé cómo son capaces de colocar enormes avisos sobre millonarias obras a lo largo de pueblos, donde lo primero que deben es reparar las calles y avenidas.
Otro de los aspectos inexplicables es que después de ver tantas vallas, casi como estaciones tiene el viacrucis, uno se pregunta: ¿Cuánto costarán esos enormes avisos de metal ya instalados?, y ¿Cuánto costará una camionada de asfalto vaciado sobre los enormes cráteres que hay en esa vía?
Porque me parece más sensato comprar una carga de asfalto y extenderla quizás con ayuda de la misma comunidad sobre la carretera, que adquirir una de esas estructuras de hierro, que tal y cómo están no hacen más que poner en evidencia la ineptitud e ineficacia de un Gobierno regional en materia de infraestructura.
Creo además, que es imposible persuadir a la gente de algo con esos avisos, que ni siquiera pueden leerse bien debido a los sobresaltos que sufren los choferes y acompañantes que sortean los cráteres de la tortuosa carretera.
Menos mal que el Zulia está primero, que tal si estuviera de último. Puente Venezuela tienen alrededor de un año derrumbado. Incluso, el Consejo Legislativo del estado Zulia legisló en el Sur del Lago, en vista de esta emergencia, sin embargo, a la fecha la situación está en su punto inicial, es decir, en cero.
De manera que esta situación es el colmo de la desidia. Ni siquiera se trataba construir nuevas carreteras extraurbanas, sino de darles mantenimiento a las ya existentes.
Me explico: sí el tráfico vehicular y las lluvias ocasionaban un hueco en la vía, en lugar de colocar una valla prometiendo villas y castillos, lo que había era de arrojar una camionada de asfalto sobre la parte afectada.
Aunque colocar parches tampoco es lo ideal, por lo menos ese tramo de carretera para llegar a lo andes tachirenses, no fuera actualmente tan vergonzoso para lo zulianos.
Pero igualmente preocupa, que en torno de este caso hay un silencio sepulcrar en los medios de comunicación que adversan a este proceso –a juzgar por el escándalo que fomentaron tras la caída del viaducto Caracas - La Guaira- o ¿será que no han encontrado una fórmula mágica para culpar al presidente Chávez de la caída de Puente Venezuela y de la desidia observada por el Gobierno regional en los trabajos de reconstrucción?.
