A lo mejor al ver miles de venezolanos haciendo inmensas colas, por horas y horas, para comprar unos pocos alimentos, cualquier sofista del gobierno las justifica diciendo que tenemos "alto poder adquisitivo". Tal vez, podrán engañar al estilo goebbelsiano que los bajos precios del petróleo son una conjura internacional contra Venezuela. Podrán inventar todos los días fantasmas y campamentos paramilitares que se han instalado frente a Miraflores, o aviones extranjeros que sobrevuelan nuestro espacio aéreo para derrocar al gobierno, sin una foto que lo compruebe, a pesar que ahora tenemos "satélites". Pero el ver a niños recién nacidos (neonatos) colocados en "cunas de cartón"¹, es decir, en cajas de este material, después que han llegado al mundo en un hospital público (por cierto, ubicado en la entidad, donde el actual vice-presidente era gobernador), luego que voceros del gobierno cacarean y cacarean un garantizado derecho a la vida y a la salud, sólo revela el fracaso y la indolencia de un gobierno.
Lo insólito de esto, es que sólo bastaron tres años, para que Nicolás Maduro al frente del poder ejecutivo, destruyera toda una estructura de atención asistencial que había sido levantada por Hugo Chávez, y reforzada con la plausible misión "Barrio Adentro". Ver a neonatos arrojados sobre tales cajas, no sólo nos causa dolor e indignación. Nos genera una profunda autocrítica y reflexión sobre el cómo, esta Venezuela petrolera, de la cual se jacta el propio gobierno en decirnos, casi a diario, que tenemos las reservas probadas más grandes de este combustible fósil en el planeta, pudo haber llegado hasta semejante estado de abandono y deterioro.
¿Y para qué tenemos las reservas más grandes de petróleo? La respuesta es clara. Las tenemos para alimentar a una élite de civiles y militares parasitarios y corruptos, mientras vemos a niños que se confunden con sus padres o ancianos hurgando entra la basura algún resto de comida o mendrugo. Las tenemos para comprar armas de guerra a Rusia o China esperando luchar contra el enemigo "extranjero", mientras el país pierde la guerra contra la delincuencia, quienes arrebatan la vida a miles de venezolanos honestos en las calles y avenidas. Las tenemos para ver el cómo se invierten millones de dólares en inoficiosas "cumbres", sólo para beneplácito de una corriente política que controla el poder, mientras enfermedades como la malaria retornan al país. Las tenemos para denigrar y humillar la condición de seres humanos, los cuales apenas llegando al mundo, deben ser colocados en "cunas de cartón".
Vivimos momentos muy turbulentos de nuestra historia. La pobreza, la miseria y la denigración de la vida en todas sus dimensiones son el letal oxigonio de un país. Hay un gobierno déspota quien desde la máxima cúpula del partido oficialista niega la realidad que está ante la vista de todos; contrastada por una oposición que tampoco tiene proyecto de país y menos un análisis asertivo sobre nuestro decurso histórico-político. Estamos en el medio de una confrontación que pretende convertirnos en aquella teorética hegeliana del amo y el esclavo.
Desde tiempos de la llamada Venezuela "saudita", Alí Primera nos deleitaba con su prosa musical interpretando la cruda realidad de las "casas de cartón", al punto que tan impecable melodía, fue inmortalizada en la voz de importantes cantantes y compositores para reflejar la realidad de nuestros países latinoamericanos. Sus incuestionables letras se hicieron un himno entre lo mas desposeídos como enérgica protesta ante gobiernos y élites que se hacían los ciegos y sordos por tanta humillación social, pensando que jamás abandonarían el poder.
"Las casas de cartón" se convirtieron en el condenable hecho de una "vida" llena de sufrimientos y lágrimas que buscaba una esperanza desde las letras del cantautor de un pueblo. Hoy, las "cunas de cartón" son la imágenes de una Venezuela que un cenáculo se atreve a denominarla "revolucionaria", diciéndonos, que "el petróleo es de todos". Lamentablemente, ni el propio Goebbels pudiera con cualquiera de sus mentiras, justificarnos un degradado presente, en el cual, el origen de la vida para unos pocos, desde un oprobioso poder, no vale nada. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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¹ http://www.elnorte.com.ve/denuncian-que-usan-cajas-de-carton-para-recien-nacidos-en-anzoategui/
@jvivassantana
Dr. en Educación
Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar