Ahora nos lamentamos, hablamos de que la Policía Regional tiene más de 170 años de fundada, de que es toda una institución, un ícono del Zulia, pero durante tanto tiempo no advertimos que callar, omitir y esa alcahuetería que se da cuando en lugar de castigar se premia la corrupción con ascensos y condecoraciones, es lo que lleva al foso a esas organizaciones que verdaderamente pudieran ser orgullo no sólo de la región, sino del país en general.
Realmente es triste referirse de esta manera a un instituto centenario de tal envergadura, pero desgraciadamente la PR siempre fue objeto de una depuración sustentada en la mentira, en los efectos mediáticos, sólo que como siempre sucede: todas las cosas tienen un límite en esta vida.
Y las acciones de la Policía Regional no sólo llegaron al límite, sino que traspasaron la raya de la ética, de la moral y sus funciones se tradujeron en agresiones en contra de la ciudadanía, muchas de las cuales afortunadamente fueron denunciadas a órganos como la Fiscalía del Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo, y de eso tuvo conocimiento la población que ahora la condena.
Pero la situación no ha sido fácil. Esa misma gente que se atreve a condecorar a funcionarios de la Policía Regional cuestionados, sigue haciéndole daño. Gobernantes como esos son los causantes de la corrupción de esta y cualquier otra institución. Es a ellos a quienes se debe atacar, erradicar, eliminar, pues los zulianos no nos merecemos ese tipo de representantes.
Algunos oficiales centran su defensa, sus justificaciones en los años de fundado de ese cuerpo armado, pero se equivocan, el problema no es que la PR tenga más de siglo y medio de creada, sino de evitar la ingerencia de esos dirigentes que, de manera impune, siguen contribuyendo con el deterioro de lo que debía ser el principal ente de seguridad de los zulianos.
Distinguir a gendarmes que han sido señalados por el defensor del pueblo, Antonio Urribarrí, de estar incursos en delitos, es una falta de respeto para la ciudadanía y los uniformados honestos que estamos seguros todavía quedan en ese organismo.
Mucho más, opino que es una actitud desafiante al Gobierno nacional, a esos servidores con moral que han tenido el coraje de denunciar las irregularidades y a la creencia de que somos una población ignorante…es, pues, la actitud de alguien que se cree dueño del Zulia, con derecho a manipular a la gente a su antojo, a hacer lo que le viene en gana y sobre todo, a jugar con la vida de las personas.
Pero llegó el momento de que tanto la ciudadanía como los efectivos con ética, tomen conciencia de que la arremetida hamponil en nuestra región, se debe a es actitud complaciente que vicia, por ejemplo, proyectos y procesos como la depuración de la PR.
No es posible que la Guardia Nacional y el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas hayan tenido que echarla a un lado, abandonando el Comando Unificado Antisecuestro (CUA) y que el ministro de Interior y Justicia, Jesse Chacón, tuviera que decir públicamente que efectivos de la PR estaban incursos en los últimos secuestros, en tanto emplazaba al gobernador Manuel Rosales a que la reestructurara, para que a “regañadientes” se diera la expulsión de un grupo relativamente pequeño de funcionarios.
Cómo creer entonces en esa depuración. Peor todavía, como creer en un gobernador que conociendo el delicado problema interno de la PR, en lugar de asumir la situación con toda la seriedad del caso, se da el tupé de premiar en sendos actos públicos a esos funcionarios denunciados. Y después tienen el descaro de pedirle a la gente respeto, confianza y colaboración para esa institución.
Tremenda paradoja. Cómo un gobernante dice trabajar para devolverle la seguridad a la gente y no hace empeño en que la ciudadanía cuente con una policía confiable.
¿Será que el mandatario regional se ha planteado como punto de honor evitar la intervención de la PR? No lo sabemos. Cada cabeza es un mundo, como dicen por ahí, pero de lo que si estamos seguros es que la falta de acciones contundentes en esa policía, lo único que hacen es perjudicar a las personas, a la gente honesta y trabajadora que exige y tiene derecho a vivir en paz, sin zozobra, por estas calles de Dios.
Periodista / albemor60@hotmail.com