Sigo llamando la atención acerca de la supuesta reestructuración que se efectúa en la Policía Regional, por cuanto en lugar de verse soluciones efectivas lo que se escuchan son anuncios que nos ensimisman desorbitados y tembloroso de pavor en un rincón de la casa, con los dedos metidos en la boca.
Y es que no es para menos. Cuando el Zulia entero espera desesperado una solución urgente, cuando pensábamos que se encontraban revisando pensum de estudio, escudriñando en las fallas evidentes de la formación policial, vemos que el director de la PR llama a desertar a funcionarios de otros organismos, a fin de que integren las filas de la Policía Regional.
Qué lamentable. Cómo puede avanzar esta región en materia de seguridad con esa actitud. Imagino cualquier cantidad de “malas conductas” justificando su salida de los cuerpos armados, donde prestaban servicios para que le den chance en la PR.
Ya los escucho argumentando las agresiones de un superior, el sueldo bajo y que lo involucraron en el delito porque pasó cerca, pero no estaba metido en el asunto. Definitivamente, vamos en retroceso.
No dan un solo motivo de optimismo. Al contrario, sobran las razones para seguir dudando de ese proceso de “adecentamiento”. Lo principal es que tenemos un gobernador como Manuel Rosales, que se niega rotundamente a escuchar el clamor de los zulianos, que ven con gran estupor como la gente honesta y trabajadora pierde la vida a manos del hampa.
Un mandatario que responde con distinciones a policías cuestionados, cuando la población exige justicia y que pongan entre rejas a los funcionarios que levantan las armas en su contra.
Un gobernante que va en contra de familias que demandan la intervención de la PR, la cual rebasó los parámetros de la tolerancia. Ni siquiera le bastan las pruebas que hace la misma gente agraviada.
Es más, se opone a recapacitar. El comisario Montiel Canario, director de esa policía, anunció que estudian la inclusión en sus filas de un grupo de oficiales de la Polimaracaibo.
Ustedes me disculparán, pero no puedo creer en gente que salta la talanquera, y mucho menos con intenciones de formar parte de una institución que actualmente es la más cuestionada del país.
No se si la PR tiene conocimiento de que esos jóvenes que desertaron o quieren desertar, no son oficiales de esos que vemos recorriendo nuestras calles, sino un grupo de brigadistas que recibieron una inducción, para reforzar la seguridad en un entorno específico, en una comunidad, en un sector determinado.
Me explico: son funcionarios que no cumplen con los requisitos requeridos para obtener el grado de ese oficial emblemático que todos conocemos de la Polimaracaibo, sino una especie de vigilantes que sirven de enlace entre la comunidad y el cuerpo de patrulleros.
Ahora, amigos lectores, observen la magnitud del problema. Esos son los oficiales que pretende incorporar la Policía Regional. No quiero desmeritar a esos muchachos. Quizás reúnan cualidades para en un futuro ser buenos policías, pero una cosa es que tengan aptitudes y otro que cumplan con las pruebas requeridas.
Entiendan que para ser policía se necesita estudiar. No se deben aceptar funcionarios más que por méritos académicos. Eso tienen que asumirlo los aspirantes que ocupan alguna función dentro de los cuerpos de seguridad. Ya basta de amiguismos y palancas.
De todos modos, es aconsejable que la PR se incline por sangre nueva, para que con una buena formación obtengan el perfil del gendarme que esta región necesita. Oficiales con mayor sensibilidad social, más humanistas, muchos más capacitados.
Lo contrario sería retroceder. Y el Zulia no merece esa mezquindad. Actualmente cuando hablamos de profesionalización, de una formación universitaria para los policías, me parece un exabrupto que revisen currículos de chicos que no tienen un entrenamiento acorde con lo que debe ser un patrullero. Incluso, la inducción que recibieron no les permite más que portar un revólver.
La seguridad es algo de cuidado. Un caso en la que está en juego la vida de las personas, de modo, que no se puede incorporar a efectivos, alegremente, por el solo hecho de portar un arma o pertenecer a determinada institución. Pero es que esas declaraciones del comisario Montiel, realmente son para comerse las uñas.
*Periodista / albemor60@hotmail.com