La recién electa gobernadora del Táchira, Laidy Gómez, a quien nadie desconoce que ganó en buena lid las elecciones del 15 de octubre último para asumir el mando en el Palacio de Los Leones del Táchira, afirma no estar dispuesta, bajo ninguna circunstancia, a prestar juramento ante la Asamblea Nacional Constituyente, como requerimiento irrestricto para poder ser investida como gobernadora titular por la Legislatura Regional, sencillamente porque insiste una y otra vez, que se trata de una institución ilegal e inexistente a la que ella no reconoce…
Mal consejo ha recibido a la coterránea Gómez y en nada debe sorprendernos que lo haya aceptado, pues ella ha sido uno de los dirigentes de la oposición en el Táchira que ha estado, sin descanso alguno, al frente de los actos de la mayor violencia que se vivieron en la ciudad de San Cristóbal, no solamente en los momentos más sangrientos de los 100 días de este año, sino en los del 2014 con La Salida de Leopoldo y Maricori y antes, en el 2013, luego de la arrechera de Capriles, los que, en conjunto, dejaron el trágico saldo de más de 100 personas asesinadas, 29 quemadas, de las cuales nueve fallecieron, más de dos mil heridos y los mil millonarios daños causados a la propiedad pública y privada...
Laidy, la candidata que derrotó a Vielma Mora con diferencia de más del 25% de votos, ha dicho esto: “No me juramentaré ante la Asamblea Nacional Constituyente porque eso viola flagrantemente, entre otros, los artículos 159, 160 y 161 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (..) El artículo 159 de la Constitución Nacional es muy claro cuando establece que los Estados son entidades autónomas e iguales en lo político, con personalidad jurídica plena, y quedan obligados a mantener la independencia, soberanía e integridad nacional, y a cumplir y hacer cumplir esta Constitución y las leyes de la República”.
No hacemos parte de sus seguidores, respetamos su filiación política y como paisanos que somos, con el mayor respeto la invitamos a que reflexione, que como abogada de la República que lo es, materia esa en la cual somos neófitos, pero que si sabemos leer, que revise la normativa Constitucional, que haga un paneo muy general a la jurisprudencia criolla e internacional de lo que significa para un país, en el marco de la legalidad en su más alta expresión, una Constituyente y advertirá que la única opción que tiene abierta si quiere aceptar el cargo para el cual el pueblo del Táchira la eligió, es que -sin más dilación- internalice que la ANC es un “suprapoder”, es decir que está por sobre resto de los poderes constituidos y a la que, por ello, todos los venezolanos debemos obediencia, pues no es otra cosa esa altísima instancia que el pueblo mayoritario en el ejercicio de su mando supremo y acuda ante la misma y preste la correspondiente juramentación…
Paisana Leydi, le insistimos, si realmente quiere asumir el mandato para el cual su pueblo, que también es el nuestro, la eligió, no siga los consejos o la línea política de los dirigentes de su partido o las de ese saco de gatos que se llama la MUD, que, como usted bien lo ha padecido, más allá de que haya sido junto a ellos actora de primera línea, sólo ha llevado a la oposición de fracaso en fracaso en estos últimos dieciocho años en su intento por la toma del poder enfrascados toda su dirigencia de manera terca y torpe, en creer -erróneamente- que el chavismo no existe, que allí lo que hay es una tanda delincuentes, sin apoyo popular alguno…
Termine de entender, mi estimada compatriota gocha, como ya lo han venido diciendo varios dirigentes de su misma postura política, ante este último fracaso electoral de la MUD, quienes aún conservan un cierto grado de racionalidad, que en tanto (palabras más, palabras menos) “sigamos con la falsa convicción de que el chavismo es un magro grupo de infelices desdentados y patas en el suelo y no terminemos de aceptar que, por el contrario, es una poderosa fuerza política mayoritaria y que -además- nos hayamos metido en la cabeza de que quienes somos mayoría, somos noostros, lo cual no es cierto, jamás levantaremos cabeza…”