La zona Panamericana de las regiones andinas y zuliana está conformada por los pueblos del Norte del estado Mérida, estado Trujillo y los del Sur del Lago de Maracaibo, comprende 16 municipios: Jesús María Semprún, Colón, Francisco Javier Pulgar y Sucre del estado Zulia; Alberto Adriani, Obispo Ramos de Lora, Caracciolo Parra Olmedo, Tulio Febres Cordero, Justo Briceño y Julio César Salas del estado Mérida; Andrés Bello, Monte Carmelo, La Ceiba, Sucre, Bolívar y Miranda del estado Trujillo. Sus mayores centros poblados El Vigía (Alberto Adriani-Mérida), Santa Bárbara (Colón-Zulia) y Sabana de Mendoza (Sucre–Trujillo). Es una zona especial favorable para el desarrollo e integración fronteriza, con potencial para la agro industria, producto de la fertilidad de sus suelos, de hecho son las mejores tierras fértiles del país; con perspectivas para la industrialización y el desarrollo del turismo. Se estima una población de más de 600.000 habitantes, conformado por un contingente humano de extraordinario potencial productivo y de consumo en esta extensa superficie. Confluye una diversidad de culturas que se entremezclan con andinos, zulianos y colombianos, esta zona es la que más ha abrigado a hermanos colombianos, así como a grupos paramilitares y guerrilleros. En los procesos electorales ha escogido a los propios líderes de su comunidad, y si son impuestos les pasan factura en cada evento, como ocurrió en Alberto Adriani, cuando el gobernador Alexis Ramírez intentó colocar a su pupilo y esta entidad se perdió por no escuchar al pueblo, o cuando en el municipio Sucre (Zulia) se intentó imponer nuevamente al candidato de Arias Cárdenas para estas elecciones municipales y se impuso el descontento de sus ciudadanos para elegir al candidato de la derecha. A pesar de estar la Panamericana entre la indiferencia y la corrupción por parte de sus líderes gubernamentales y locales, por la mayoría de los empresarios y por la falta de humanismo que se ha impuesto en todo el país como una epidemia, este pueblo ha sido territorio revolucionario, leal al comandante Chávez y a Maduro.
La Panamericana cuenta con el mayor número de reductores de velocidad del país, al decir de sus pobladores cada reductor es un "impuesto" muy lucrativo para el alcalde que corresponda. Es contradictorio que, por ejemplo, después de expropiarse la empresa Lácteos Los Andes, ahora ésta se encuentra casi paralizada y sus habitantes no consiguen ni siquiera leche líquida; o que la empresa INLATOCA, la mayoría de lo que produce no sea para ofrecerlo al propio pueblo, sino es para la exportación; o que el principal Central Azucarero (del estado Zulia), ahora estatizado, no produzca azúcar para el pueblo, y lo poco que ofrece es a precios de especulación; es vergonzoso que ya ni siquiera los mejores plátanos y aguacates (por mencionar dos rubros) que aquí se producen, puedan deleitarlos los surlaguenses porque se van por los caminos verdes para la frontera; conseguir una bombona de gas es un calvario; los precios de las carnes son exageradamente altos si estimamos que aquí se producen las mejores reses; los cortes de los servicios de la luz y el agua son de manera constante. Cuando Capriles Radonsky mandó a descargar la arrechera, los guarimberos quemaron y saquearon el Banco Bicentenario y actualmente los viejitos pensionados tienen que trasladarse a ciudades más cercanas para cobrar su beneficio, el cual se reduce a la nada por los altos costos de los pasajes, o para recibir Bs. 10.000 que no cubre ni el viaje. También quemaron locales a aquellas personas identificadas con el proceso o por ser de piel oscura. La SUNDDE no existe por acá y cuando aparece es para hacer relaciones públicas con los empresarios y alcaldes. Pobre pueblo el de la Panamericana, por eso le llaman el "Triángulo de nadie".
Hace poco, principios de enero, se produjeron en distintas zonas conatos y explosiones sociales, cuyos eventos fueron interpretados como guarimbas, pero la realidad fue y es otra, específicamente en las poblaciones de Sabana de Mendoza, Buena Vista, Arapuey (la más afectada), Nueva Bolivia, Palmarito, El Pinar y Tucaní. Estos hechos ocurrieron por el descontento de la gente, por la indiferencia a la que ha estado sometida por sus alcaldes y gobernadores y por la corrupción que ha predominado en la administración de éstos y aquí el gobierno nacional, junto a las ministerios competentes deben hacer un alto, una revisión exhaustiva, realizar las averiguaciones a que hubiere lugar y sancionar o abrir procedimientos administrativos, civiles y penales, a quien tenga que hacerse. Debe revisarse de qué manera una empresaria, muy allegada a quien para el momento fue alcalde, tenga un supermercado (el más importante de la zona) y no abrió en diciembre porque no tenía alimentos, pero durante el saqueo consiguieron sardinas en lata, arroz, pastas, azúcar, jabón en polvo, a precios súper viejos; y aun así obligó a su pueblo a pasar hambre en una época tan particular como la navidad. La Guardia Nacional no pudo contener el ataque de casi tres mil personas (se estima) contra la empresa. Se dice que, personas extrañas con armas en mano, al otro día, atentaron contra la población resultando cuatro personas fallecidas. Paralelo a esta situación en otras localidades atacaron tres haciendas: una propiedad del gobierno, quien debería explicar cómo tenía 300 reses y el pueblo no tenía carne; el otro predio, dicen que era propiedad de un exalcalde, quien no fue reelegido por el partido, aún no se explica cómo obtuvo 200 reses y otras propiedades ¿alguna vez se hizo alguna auditoría o contraloría a sus bienes, o se revisó la declaración jurada de su patrimonio?; la otra finca era de un ganadero de la zona, cuya reputación siempre estuvo en entredicho. Sin embargo, algunos inescrupulosos que golpearon, mataron y robaron las reses, terminaron vendiéndola en las carnicerías aledañas.
Desde el punto de vista económico se sabe ya las causas por las cuales se vive una guerra económica contra el país, que la misma ha generado escasez, hiperinflación y especulación en los precios de los productos, la más brutal en nuestra historia; pero desde el punto de vista social hay suficientes testimonios del padecimiento que sufren los venezolanos, lo cual los ha convertido en seres más vulnerables y a la defensiva ante cualquier suceso externo o interno que puede agravar aún más la situación. Los venezolanos hemos esperado entre la paciencia y la desesperanza por adquirir los productos básicos, el gas, la gasolina, los medicamentos, se ha confiado en el presidente Maduro a través del voto y el Sur del Lago sigue rodilla en tierra; pero, este pueblo está enviando un mensaje a la dirigencia psuvista, a los empresarios y exalcaldes corruptos que no permitirá que se burlen del pueblo, sin que esto signifique que se apoye estos actos de violencia. El Sur del Lago ha dado tanto que debiera ser un municipio con alto desarrollo económico, gran exportador de alimentos, turístico, con grandes industrias potenciales, que no merece estar en el abandono. El gobierno debe evitar una explosión social en donde la oposición saldría fortalecida y una intervención a puertas se aceleraría. Debe revisarse la conducta y la gestión de todos los exalcaldes de la Panamericana, obligar a la SUNDDE a que sea más competitivo, eficiente y menos corrupto; sancionar a los empresarios que son copartícipes de esta guerra. Debemos reconstruir esta hermosa tierra que produce, da frutos, alimentos y sostiene a gran parte del país, cuenta con hombres y mujeres humanistas, honestos y trabajadores que defienden la causa revolucionaria hoy, en la calle si es necesario.