Hace un par de semanas una noticia en el Zulia corrió a la velocidad de la pólvora que se quema. Los medios locales sin perder tiempo se abocaron a confirmarla, mientras se compartía en las redes sociales. Recuerdo especialmente a una compañera que me comento que lo había colocado su estado y no tuve otro remedio que buscar mi teléfono para verlo con mis propios ojos. ¿De qué trataba esta noticia?. Nuestro gobernador Omar Prieto declaraba que la semana siguiente sería abolido el programa de administración de carga o vulgarmente los cortes eléctricos. No se expusieron mayores razones pero, frente al desespero que genera vivir interminables meses de privación del servicio eléctrico, se dio por cierto. Y se creyó, porque la población anhela una solución mágica a nuestra situación. Luego se recogió lo dicho y seguimos donde estamos, en un carrusel eléctrico, que nos somete a un macabro azar, cuyas situaciones muchas veces están cerca de los límites de la resistencia como personas o comunidad.
Cosas del destino, que pudiera decirse, por decir algo, en palabras de Saramago; que casi simultáneamente al anuncio de nuestro gobernador, se realizaban una serie de conversatorios en la ciudad sobre los “Territorios energéticamente sustentables”, donde varios ciudadanos y ciudadanas nos dimos a la tarea de continuar con el análisis y la reflexión de la situación eléctrica en la que nos encontramos, comenzar a identificar propuestas y emprender acciones en consecuencia.
En estos conversatorios contamos con una presentación inicial del Dr. Alejandro López-González, quien además haber trabajado en el sistema eléctrico nacional, hoy se dedica a la investigación y divulgación del tema. De su exposición compartiré a continuación algunos datos y razonamientos claves que considero pueden ayudar a una mejor comprensión de nuestra realidad eléctrica.
A nivel nacional la demanda eléctrica se ubicaba en 18.000 Mw en 2012 y se estimó que en el peor de los escenarios esta sería de 22.000 Mw para 2019. A la fecha la demanda real nacional es de aproximadamente 10.000 Mw, es decir menos de la mitad de lo proyectado.
El Estado Zulia tiene una demanda aproximada de 1.000 Mw en la actualidad, la mitad de los 2.300 Mw que teníamos hace poco. ¿Qué explica esta contracción de la demanda nacional y regional?. La caída de nuestro aparato productivo, lamentablemente se produce menos y esto impacta en todo el sistema económico. Inicialmente el Plan Eléctrico Nacional estimaba que si todo salía bien la demanda estimada en el Zulia para este año sería de 4.000 Mw.
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) depende de una fuente de energía, la hídrica, ubicada al sur del país, y en todo el entramado los zulianos y las zulianas estamos en la cola del sistema. Antes del colapso del SEN se comenzaron a instalar sistemas que deberían complementar la generación del Guri y así surgieron los proyectos parques eólicos en La Guajira y Paraguana. Significaba seguir en la senda que Venezuela venia transitando de generación de energías limpias. Venezuela es el tercer país en la región con potencial eólico (3.353 Tw), con una ventaja que no tienen otros países, que este se encuentra cerca de zonas urbanas potencialmente consumidoras y con instalaciones de distribución.
En el Parque Eólico de La Guajira, se invirtieron inicialmente 200 millones de dólares, con el objeto comenzar a sentar la bases que permitiría contar con una generación de 2.000 Mw, de los 4.000 que supone la totalidad el proyecto. Solo se instalaron equipos para generar 25 Mw. Hoy el Parque Eólico de La Guajira se encuentra desmantelado, a tal punto que una de las turbinas de los aerogeneradores (que son gigantes) se cayó recientemente.
Paralelamente en el Zulia se comenzaron a instalar plantas termoeléctricas con una capacidad estimada de 1.146 Mw. Estos equipos operaron fundamentalmente con gasoil, cuando también podían operar con gas, solo que este último implicaba requerimientos que no estaban contemplados e instalados. Hoy estas instalaciones aportan una ínfima cantidad de energía al sistema, dado su deplorable situación. Recuperar esta capacidad es técnica y financieramente poco viable.
En algunos niveles de gobierno se sigue manejando la idea de una planta de generación eléctrica que tenga como base combustible el carbón, con un costo estimado de 5.000 millones de dólares, para generar 1.000 Mw. Una alternativa a todas luces atrasada y con altos costos, fundamentalmente ambientales, puesto que implicaría la extracción del mineral afectando los ríos Socuy, Guasare, Mache y Cachiri, comprometiendo entre otros la provisión de agua de la planicie de Maracaibo. Además de las emisiones de contaminantes y los costos para la salud de los habitantes de la región.
¿Qué se propone en estos conversatorios?. Impulsar el Zulia como un territorio energéticamente sustentable, con un proyecto bandera que sería la recuperación del Parque Eólico de la Guajira, para lograr la generación inicial de cerca de 2.000 Mw, lo que en los actuales momento supone un 100 % más de nuestra demanda, con una inversión proyectada de 1500 millones de dólares en varias fases.
Esta perspectiva permitiría generar un equilibrio en el SEN y estabilizarlo, ya no seriamos la cola dependiente, sino un extremo que aporta. Además que permitiría afianzar la soberanía un territorio tan complejo como la Guajira venezolana.
Las capacidades actuales de las plantas termoeléctricas en este enfoque, supone una recuperación paulatina, además de ser adaptadas para que funcionen a base de gas; para que sean soporte en caso de contingencias con la generación eólica. Con Termozulia apena se habla de recuperar 300 Mw, en el corto plazo.
Me quedo claro luego de la presentación que inscribirse en este enfoque de territorios energéticamente sustentables, implica no solo un desafío técnico, que debe comenzar con la recuperación del talento humano formado (aquí y fuera) y ahora está en otros países o dedicados a otra actividad. Implica un desafío social, entre los que encontramos desarrollar capacidades para hacer contraloría energética y en función de ellos los actuar organizadamente.
Uno de los organizadores, el Profesor Lusbi Portillo, decía con toda razón: no podemos resignarnos a estar contentos porque nos llegue la luz cada seis horas. Hay que hacer algo. Hacer algo en principio no es salir a la calle, trancarla e incendiar la basura para que Corpoelect nos restituya el servicio. Hacer algo significa comprender la situación en la que nos encontramos y promover una alternativa a la situación, que en este caso es el impulso del Zulia como un Estado cuyo territorio sea energéticamente sustentable y que con ello nuestro vivir tenga más dignidad.
Hacer algo significa participar en este asunto, que no es solo un tema de ingenieros y especialistas o burócratas, sino de todas las formas asociativas de la ciudad, porque lo que está en juego es un derecho fundamental: una vida digna. La discusión sobre el Zulia como territorio energéticamente sustentable esta andado y es necesario que quienes habitamos esta región y sobretodo quienes toman decisiones se incorporen. ¡Ya basta de errores!.