En el mundo el sistema democrático continúa siendo la mejor manera de organizar los pueblos. En cada país del mundo se da en razón de su realidad e idiosincrasia, y bajo el esquema de burla o cuestionamiento de adversarios y perdedores, pero en fin de cuentas es el sistema que menos priva de consenso y de legitimidad a los que son seleccionados para dirigir a sus pueblos. En Venezuela ese sistema democrático apenas se comenzó a institucionalizar a partir de la década de los treinta del siglo XX, y tuvo su escenario álgido y dinámico entre las décadas de los sesenta y los ochenta del ese mismo siglo, hasta que el pueblo, o la mayoría de quienes tuvieron derecho al voto, cambiaron el mapa de preferencias electorales y se enfilaron hacia nuevas propuestas y nuevos escenarios de organización política.
Parte de ese cambio de preferencia y del despertar del pueblo hacia nuevas fórmulas políticas más sinceras y representativas de las necesidades y carencias de un colectivo que buscaba espacios para construir su vida sin la pesada carga de estructuras burocráticas que le limitara su acceso a la educación y a la salud, fueron posibles por hombres como el Legislador del Consejo Legislativo del estado Portuguesa Antonio Vásquez, quien llegó a la capital del estado a finales de la década de los setenta del siglo XX, venia de la tierra de "Santos y Sabios", Trujillo, con la tarea de fortalecer las líneas de acción del movimiento político de izquierda Ruptura, y desde esos días comenzó una tarea titánica por convertir su vida en un apostolado y ser expresión de valores y principios dedicados al servicio de la gente y no a su servicio personal. Conoció el amor en tierras de Guanare y allí se asentó con mayor arraigo al lado de una mujer emprendedora, construyendo juntos una familia ejemplar para propios y extraños.
Pero Antonio Vásquez no solamente se dedicó al trabajo social, fundando células políticas y participando en las reivindicaciones del pueblo guanareño, entre estas tareas se recuerda la toma del complejo habitacional Francisco de Miranda, el cual tomó para evitar que fueran adjudicado a dedo a grupos de sociales oportunistas de la época, logrando la adjudicación a cientos de familias humildes que hoy dan vida al sector Los Próceres en la capital espiritual de la Virgen de Coromoto. Él se dedicó al trabajo, a ese trabajo duro y digno que va desde lavar platos hasta servir comidas y limpiar despensas; se dedicó a proveer a su familia y a ir moldeando en los suyos esos valores de solidaridad, equidad y valentía que hoy le caracterizan y lo presentan como una fórmula idónea, ideal para dirigir los destinos en la ciudad de Guanare desde los espacios de la Alcaldía municipal.
Antonio Vásquez no se presenta con un eslogan vacío o estéril, sino con una frase que le describe no solamente como un líder social natural, sino como una persona con capacidades y competencias para dirigir y administrar los recursos financieros de una ciudad como Guanare que se ha visto golpeada por la desidia de algunas decisiones que desde las estructuras del poder local han fracturado la confianza y el interés político de las gentes. Su eslogan es "Un hombre de acción". ¿Y por qué un hombre de acción? Porque Antonio Vásquez asume el compromiso de liderar un movimiento social y político en la ciudad de Guanare que va más allá del convencionalismo de algunos liderazgos, él no se abraza a discursos, él actúa y en consecuencia logra sus objetivos.
Ahora bien, Antonio Vásquez es un hombre de trabajo, sí, pero también, como buen representante de sus orígenes trujillanos, un sabio, un hombre de conocimiento. Su talento de reconocer las causas y los efectos y de proponer estrategias respetando la institucionalidad y las leyes, lo hacen un político astuto y hábil, que no se pierde en los prolegómenos de las cosas, sino que tiene capacidad de construir, desde la creatividad y necesidades del pueblo, soluciones que den como resultados mejores condiciones de vida al colectivo. Porque la preocupación de Antonio Vásquez no ha sido "ponerse en real", eso es muy fácil, porque un hombre con su talento y sabiduría puede lograr todo lo que se plantee en el plano personal, pero él decidió utilizar esas habilidades y destrezas para coadyuvar a ese pueblo que lo adoptó, Guanare, a que alcance ese nivel de excelencia y calidad de vida que merece.
Quizás alguno que otro pudiera expresar que quien escribe está haciendo un ejercicio de "jalabolismo" extremo hacia la figura de un político que no tiene mayor presencia que la de ser constructor de un movimiento político de izquierda en Guanare, y en el estado Portuguesa de manera general, pero hago una consulta rápida al auditórium de mis lectores: ¿tengo necesidad de jalarle escroto a una persona que en este momento solamente es un líder más de los procesos de cambio en mi estado Portuguesa? ¿qué puedo aspirar yo, en lo personal, que me pudiera dar el Legislador Vásquez para cumplir alguno de los sueños trasnochados de los seres humanos idiotizados por el consumismo? No tengo necesidad de nada de eso, soy un intelectual curtido, con una experiencia de vida exitosa que tengo lo necesario para vivir y para sentirme útil en la sociedad. Pero sí debo confesar que hay algo que me falta y lo anhelo con toda el alma: ver a mi Guanare, antes de partir de este mundo, próspera, sin que ninguno de sus hijos muera de desidia y hambre; ver crecer los espacios urbanos con responsabilidad y no con el fantasma de la pillería y el desfalco; poder abrazar a mis hijos y sentir su agradecimiento porque los dejo en un mundo donde campea la libertad y donde las instituciones del poder local alcanzan darle vida a la comuna como experiencia máxima para organizar al pueblo desde la fortaleza del autogobierno y la autonomía total.
Ese anhelo lo veo con posibilidades reales de ser materializado a través del liderazgo de Antonio Vásquez, porque él no solamente es quien haría posible unificar las voluntades para que se dé un cambio activo, real y permanente en la manera de dirigir los destinos de los guanareños desde el poder municipal de la Alcaldía de Guanare, sino que vendría a otorgar una majestad de Gerencia Social a las competencias de los servidores públicos que como colaboradores se unan al sabio ejercicio de venir a servir a la gente para conquistar una calidad de vida sostenible a pesar de la crisis económica inducida por el Imperio y sus lacayos.
Entender lo que piensa un intelectual de izquierda en este momento pareciera un ejercicio de predicción, porque quienes desde el mundo de las letras y las ideas nos la pasamos creando, pensaran que uno se vale de este tipo de habilidad y destreza para ponerlas al servicio de individualidades o grupos, y no ven que uno se expresa desde la convicción y credibilidad de los personajes que promociona y apoya. Tengo la convicción que Antonio Vásquez es un nombre pertinente y oportuno para este momento histórico de la ciudad de Guanare, que su presencia no viene a restar, sino que está ya sumando voluntades. Y en los sistemas democráticos las voluntades se transforman en votos y esos votos en Victoria, y Guanare necesita una Victoria, salir ganando para el beneficio pleno de cada persona que quizás no me leerá porque no tiene acceso a internet, porque eso ha estado restringido a parte de nuestro pueblo en este tiempo especial de situación económica y de servicios públicos limitados, pero desde estas plataformas de promoción y opinión, abogamos por ellos para que puedan contar con la mejor opción en las próximas elecciones municipales a celebrarse a mediados o finales del año 2021.
Ahora bien, y esto es una realidad notoria y comunicacional, no todo gerente es líder y no todo líder tiene en sí las competencias gerenciales; Antonio Vásquez es, por naturaleza, y acá puede sonar pretenciosa la frase, un líder social, porque ha estado orientado a manejar horizontes y grandes metas en las comunidades, siendo capaz de crear la motivación necesaria, estableciendo sintonía directa con personas, grupos y organizaciones, para darles el movimiento que necesitan para la satisfacción de sus necesidades.
La figura de gerente social cala en Antonio Vásquez, porque su hacer de liderazgo ha estado orientado a la selección y apropiación de los medios que pueden hacer factible los horizontes y metas que den como producto una sociedad más sana, con menos calamidades y con mayores oportunidades de vida y de trabajo.
Antonio Vásquez se ha convertido en líder desde la experiencia de Guanare, en un líder social con la capacidad y visión gerencial para identificar las dificultades, en el corto o mediano plazo, llevando adelante tareas que ejerzan, de alguna manera, efectos positivos sobre las mayorías y motiven toda una estructura organizacional para que esté al servicio del pueblo y no de grupos de interés.
Por lo tanto, Antonio Vásquez representa el liderazgo y la gerencia, actuando como dos polos dinámicos que modelan los fines y medios para darle respuestas al colectivo desde los hechos y no desde los discursos y escenarios infértiles de la propaganda; él no necesita que lo "promocionen", él necesita es enseñarle al pueblo, desde su experiencia de vida, que sí es posible ser bueno y ayudar al prójimo para así conquistar el deseo personal de ser útil a la Patria.
Antonio Vásquez viene de una educación popular, la cual apuntó hacia una práctica pedagógica y política, en orden a capacitarse, fortalecerse y aprender a promover la autonomía en los sectores populares para que gesten sus propios procesos de transformación social. Él conoce las implicaciones que tiene su liderazgo al mostrarse tal como es, es decir, ser un gerente social con decisión e iniciativa, porque ello traerá adversarios que buscan desprestigiar su esfuerzo, carisma y mística, solamente por el hecho de consolidar una imagen de esperanza para un pueblo combativo como el guanareño.
Antonio Vásquez, como gerente social, encarna una persona cuya imagen es la de un pueblo, no la de un grupo de interés; su papel social representa alta capacidad para suministrar criterios sólidos e ineludibles para una adecuada toma de decisiones; además de saber escuchar y dialogar, Antonio Vásquez es capaz de confrontar sin agredir o faltar a la moral y las buenas costumbres. La confrontación tiene para él un sentido legítimo de contradicción, lo que supone poner en práctica un temple personal que permita mantener lejos las posiciones autoritarias destempladas. La confrontación para Antonio Vásquez, es convertir una situación de necesidad y crisis, en un momento pedagógico importante para el crecimiento y desarrollo del liderazgo colectivo, partiendo de la orientación del líder por naturaleza que reconoce en la gente sus capacidades de autogobierno.
El gerente social Antonio Vásquez, tiene una actitud humilde y realista; reconoce sus propias limitaciones y percibe en otros, las cualidades que él, en alguna medida, carece. Solamente así ha podido convocar e invitar a otros a formar parte de su equipo de gestión, el que se complementa, sinérgicamente, con las capacidades de las gentes para el logro de la tarea más delicada del gerente social que es servir a su gente.
En la actualidad, la pertinencia social de Antonio Vásquez está representada en su trabajo social, dependiendo, en gran medida, de esa capacidad natural que él tiene para andar en una búsqueda permanente de nuevas respuestas eficaces para la suerte de los pobres, en medio de una realidad compleja que plantea constantemente nuevos dilemas.
Antonio Vásquez como gerente social, genera un clima de confianza al interior de los grupos que le aúpan a tomar la decisión que lo lleve a ocupar espacios de dirección política donde pueda hacer más por la gente, confianza que se concreta motivando alianzas y haciendo entender a los adversarios que él es la solución para un pueblo y para aquellos que, más por desconocimiento que por dudas, piensen que su figura de liderazgo no está apta para ocupar los dignos espacios de la Alcaldía de Guanare. Pensamos que es el momento y que el pueblo necesita del liderazgo de un hombre de acción para un pueblo en revolución.