El legado de Plutarco Vallés

Muchos reciben herencias sin apreciar verdaderamente el esfuerzo de sus progenitores, otros viven para hacer crecer lo entregado en ese compromiso familiar. Aplicando en todo momento la capacidad intelectual y gerencial en función de servir a la gente, entendiendo que si el objetivo de obtener ganancias reduce el compromiso con las comunidades, a la larga pueden enfrentar un desastre financiero.

Plutarco Vallés fue un ser humano entregado a su trabajo, la preocupación por sus empleados siempre estuvo en primera línea. Ese famoso manual de procedimientos aplicado, tomando en cuenta como primera prioridad el cuidado de los que con él laboraban, sin duda alguna consolidó el esfuerzo unitario del personal. Son pocas las empresas privada que cada cierto tiempo le hacen pruebas de covid-19 a sus trabajadores. El complemento del salario con la ayuda de una bolsa de comida se ha convertido en un aporte mensual completamente gratuito.

Y es que cuando uno visita sus oficinas percibe ese ambiente de amabilidad y respeto por los que allí llegan, no ven a un cliente, miran a un amigo entrando por la puerta de su casa. Es ejemplarizante observar como la administradora al ver alguien esperando afuera, sale y le pregunta "ustedes venían a hablar conmigo", con la mayor humildad del que sabiendo tener algún poder de decisión, lo maneja para ayudar y nunca para humillar a los demás.

Plutarco Vallés fue un visionario, que invertía muchos millones en lo que la competencia decía que era una locura o estaba fuera de su tiempo. En Pandemia se demostró que los hornos crematorios eran una necesidad para la salud pública de toda la región oriental y no un negocio de la funeraria. Visionario en todos los aspectos, siempre supo escoger a las personas que trabajaban a su lado, tuvo ese ojo clínico para darle toda la autoridad a un hombre de la fortaleza creativa de Javier Montoya, incansable gerente que aprendió con él a mandar e ir personalmente a cumplir con las responsabilidades.

La humildad de Plutarco estaba presente en todos sus actos, no tenía problemas en manejar un carro fúnebre para ir a prestar un servicio, sin importar si era un barrio marginal, no le temía a nada, quizás por eso se arriesgó tanto atendiendo los casos covid-19, que se contaminó en mala hora cuando estaba en la cúspide de su carrera y entrega a los demás, llegando inclusive algunos, a pensar en su nombre como alcalde.

Estaba en todo sin ser pantallero, no perdía oportunidad de asistir a la radio acompañando a su gran amigo el periodista Augusto Hernández Soria, comentando los hechos nacionales, dictando cátedras sociales y de economía. Por supuesto que ese proceder creaba envidia en algunos de sus competidores, esa personalidad polifacética con temple de acero llena de cordialidad molestaba a quienes no aceptaban que su funeraria sea la única con laboratorios especializados, manejados por profesionales universitarios graduados en la Universidad de Carabobo.

Han tratado de desprestigiar a la funeraria, con mentiras fuera de lugar, inventando un pago de comisión a determinada institución al cremar un cadáver. Nunca fue así, no tenían ni tienen necesidad de eso, pues son los únicos con hornos crematorios en todo el oriente del país. Más bien había que hacer colas para lograr el servicio. Todo ese prestigio siempre rodeó a la Funeraria Vallés, fueron los encargados de buscar el carro fúnebre especial para el entierro del expresidente Chávez, además tienen poco tiempo de haber sido seleccionados para la exhumación de los restos de José Gregorio Hernández. Y si vamos a labor social, aparte de las innumerables ayudas, la remodelación de la capilla velatoria en el cementerio de Barcelona, realizada conjuntamente con la alcaldía, dan muestra de su desprendimiento a la hora de cooperar con la colectividad.

El éxito de Plutarco no tuvo fronteras, La Funeraria Vallés en Los Estados Unidos es reconocida como una de las mejores. Más de 50 años de experiencia en el mundo exequial son prueba de una excelente administración que unida a esa cultura de servir a la gente, enseñada por Plutarco Vallés, son ejemplo de constancia, teniendo fe permanente en Venezuela.



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Claudio Schiveci

Exdirigente juvenil en el Liceo Cajigal de Barcelona, Cofundador de la revista Horizonte, redactor de la revista cultural Candilejas. Columnista en los diarios El Metropolitano, La Nueva Prensa de Oriente y Diario Impacto en Anzoátegui.

 claudioschiveci@gmail.com

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