La perfectibilidad de la democracia

El sistema como tal, es considerado por muchos como el menos malo. Pareciera que el tono se lo da el proceder de los actores políticos. Hay quienes son especialistas en irse por la tangente, es decir si salen derrotados en las elecciones de Barinas, declaran que los comicios fueron un éxito debido a la credibilidad del CNE, otros afirman que da chance para depurar la organización derrotada.

No aceptan nunca que su movimiento como tal viene en caída libre. Al pasar el tiempo los análisis internos dan cuenta de los errores cometidos en campañas. Son los candidatos perdedores, los que vivieron la experiencia en carne propia. Ya fuera de la influencia de seguidores y asesores, sacan sus propias conclusiones enjuiciando el rol de algunas personas cercanas a ellos.

En Puerto la Cruz, Venezuela, perdió una gran oportunidad una candidata a alcaldesa, al darle todos los poderes a un coordinador casi absoluto de su campaña. Luego de ir ganando las encuestas, este señor de apellido Fontaine, se encargó de ir mal tratando a quien no le cayera bien, hasta con los representantes de los medios de comunicación, pretendiendo que le trabajaran gratis.

Esa formación aprendida en las derrotas del excandidato siempre perdedor de ese municipio, Roger Ayala. Les creó tanto a él como a Nino Leonett una falsa idea de ser grandes estrategas políticos, teniendo en su haber solo derrotas. Nos preguntamos, hasta donde el hecho de venir de sectores humildes, cuando huelen el olor del poder se transforman en prepotentes ambiciosos.

La candidata a quien acompañaba la perjudicó toda su carrera política, y mientras lo tenga a su lado será siempre perdedora, por más carismática y humilde que ella sea. La llevaron a manejar la actividad política de forma empresarial, apartando en buena parte el calor humano necesario en estas actividades. Creer que por tener doce muchachos conectados en internet se va aganar, están completamente equivocados.

Los más dañinos son aquellos personajes que se les da una oportunidad, por entrar dentro del perfil de jóvenes profesionales universitarios, pero nunca han tenido posiciones relevantes. Quizás un discurso acelerado que no se le entiende nada, copiándose del diputado fallecido Robert Serra, con la gran diferencia que a ese dirigente si se le entendía lo que hablaba.

El presidente nacional del Movimiento Ecológico, cree que se ganó una rifa y que estará poco tiempo en esa posición, critica a Henry Ramos Allup y actúa peor que él, no acepta críticas internas, así sean constructivas, como no tiene autoridad para expulsar a los que se atreven a advertirle en relación a sus errores, los saca del grupo de internet que les sirve para comunicarse y reunirse.

Desde su apoyo a Timoteo Zambrano, buscando una suplencia en la Asamblea Nacional, ha venido fallando en cuento a los principios de esa organización. Ahora con el triste papel realizado en Barinas, jugando a la división de la oposición, queda fuera de la realidad política venezolana dejando en tela de juicio al Movimiento Ecológico.



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Claudio Schiveci

Exdirigente juvenil en el Liceo Cajigal de Barcelona, Cofundador de la revista Horizonte, redactor de la revista cultural Candilejas. Columnista en los diarios El Metropolitano, La Nueva Prensa de Oriente y Diario Impacto en Anzoátegui.

 claudioschiveci@gmail.com

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