El odio y la ambición de la oposición en el Zulia llegan a tales extremos, que olvidaron la fe y devoción mariana que caracteriza a los marabinos y sin el menor recato y pudor intentaron asestarle un duro golpe a las festividades de La Chinita.
Hay que decirlo sin titubeos y con la responsabilidad del caso, porque no creo que haya argumentos para justificar que los políticos de la oposición tan sólo por atacar al candidato a la Gobernación del Estado por el Psuv, Gian Carlo Di Martino, se dispongan a torpedear el Plan Seguridad Ciudadana Chinita 2008, que se inició al frente de Basílica con la presencia del ministro para el Poder Popular de Relaciones Interiores y de Justicia, Tareck El Aissami, sin escatimar en el perjuicio que eso tiene en contra de la población que todos los años colma los espacios públicos celebrando la Feria de Nuestra Santa Patrona.
Es lamentable, pero lo hacen. Con el apoyo de los medios de comunicación adversos al proceso revolucionario que lidera el presidente Hugo Chávez, arengan a un grupo de oficiales de la Policía de Maracaibo, para que paralicen las actividades de seguridad y orden público.
Pienso -y supongo que esta es la opinión de los verdaderos devotos de La Virgen Chiquinquirá-, que se debe rechazar de plano que la Feria de la Chinita sea presa de las ambiciones y estrategias macabras, perversas, de tinte politiqueras, electoreras o como se le quiera llamar.
En mi criterio, en esta fecha tan importante para nosotros, hay que echar a un lado las diferencias políticas y disfrutar de estas festividades internacionales, que desde hace tiempo rebasaron nuestra frontera.
La fe a la Chinita no tiene que ver con que se esté a favor o en contra de la revolución, en todo caso, la Santa Madre nos envuelve a todos con su manto. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual. Y eso deben saberlos los políticos de la oposición.
Más bien creo, que tanto la Virgen como los marabinos le agradeceríamos a esos politiqueros, que en lugar de atacar las estrategias de seguridad que se coordinan en esta región en función de brindarle protección a la ciudadanía, se sumen a ellas como un policía más, para que la gente pueda asistir tranquilos a la gran fiesta.
Pienso que debieran erradicar el odio de la campaña política, no sólo en estos tiempos de paz, tranquilidad y recogimiento espiritual, sino durante toda la vida. Háganlo pues, sino por sus semejantes, por amor a La Chinita. Sólo ella nos enseña el camino de la felicidad, porque es feliz y está unida a Dios, porque vive con Dios y en Dios, como dijo durante una homilía el Papa Benedicto XVI.
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