Tomando en cuenta la situación política de Maracaibo, un municipio determinante en los resultados electorales de Zulia y el país, creo que es primordial darle paso a nuevos dirigentes, que salgan del pueblo y podrían estar en universidades, organizaciones populares, porque los hay, sólo que no se conocen. Los viejos líderes no les dejan espacio en la opinión pública.
Hay que estar, por ejemplo, atentos al trabajo de los alcaldes foráneos, muchos de los cuales pueden hacer una exitosa gestión revolucionaria, pero que se olvidan en la distancia, no suenan en Maracaibo, aspecto importante para seguir adelante con la revolución zuliana, y en consecuencia, vemos en las elecciones regionales las mismas caras rechazadas por la gente.
Mediante la publicidad nos promocionan a esos líderes tradicionales como la mejor alternativa para la región, pero al final nos damos cuenta que no son del agrado de las comunidades humildes, porque no han hecho un trabajo contundente de la mano de las familias necesitadas, pese al esfuerzo del presidente Hugo Chávez, por llevar a esos sectores la revolución con eficacia.
Los políticos mediáticos de Zulia, que pudieron haber sido y no fueron, deben hacer un trabajo efectivo en la base del PSUV, pero en función de nuevos rostros, capaces de aglutinar el sentimiento de la población chavista en general. Así demostrarían lo socialista que son y que verdaderamente trabajan por el proceso revolucionario que abandera el comandante Chávez y no por un proyecto personal.
Los representantes del proceso zuliano tienen que escuchar al pueblo. Lo que escribo no lo invento, es parte del clamor de la gente en la calle, pero que no se toma en cuenta, porque esos dirigentes creen que todavía la propaganda política está por encima de la voluntad popular. Sería una estupidez negar el poder mediático en estos casos, pero tampoco se puede olvidar que con las misiones y el propio discurso de Chávez la gente aprendió a leer y a ser crítica y autocrítica de la realidad política venezolana.
Algunos rojos rojitos insisten en promoverse como una opción, aunque tuvieron su oportunidad y no pudieron. En atención a eso y parafraseando a uno de mis vallenatos favoritos, tengo que decir que la política es como el amor: se le pasa el tiempo y la gente se queda sola en el camino. Tal situación es de aceptar y si son realmente revolucionarios de corazón deben trabajar en función del proceso. Lo contrario sería ambición personal y tendría como efecto las divisiones internas, que en el chavismo posee la particularidad de no ser perceptibles al ojo humano, pero suceden y son fatales electoralmente.
*Morán es periodista
albemor60@hotmail.com