Las Marcas y la violación de Derechos Humanos

La propiedad intelectual capitalista muestra su rostro  explotador y asesino, constituyéndose en el principio de una cadena de ilegalidades que ocasionó la muerte  por calcinación de 6 personas, 4 de ellas niños, en un taller que fabricaba prendas de vestir en condiciones infrahumanas, teniendo  como principales destinatarios a empresas con marcas de primera línea.
Por ejemplo una campera o chaqueta termosellada de marca Montagne para realizar deporte de nieve, se vende en 300 pesos, se hace en talleres tercerizados con mano de obra esclava y al costurero se le paga por cada prenda un peso con cincuenta centavos.

Una diseñadora de modas famosa que le vende ropa a la princesa de Holanda, tiene costureros trabajando para ella en condiciones de precariedad.

La mayoría de las empresas líderes con marcas importantes que venden sus prendas en tiendas exclusivas de grandes centros comerciales, poseen empleados informales trabajando por monedas y reclutados en países hermanos que presentan condiciones de mayor vulnerabilidad por obra y gracia de gobiernos neoliberales que dejaron su sello marcado a fuego.
 

Pero llamativo es que el año pasado, los bufetes de abogados realizaron denuncias de supuestas actividades de falsificación de marcas de ropas, allanamiento incluido, excepto en aquellos talleres que trabajaban precisamente para las empresas de grandes marcas.
 

En contraposición, la gran mayoría de los talleres que fabrican y venden al público, donde también existen trabajadores informales, no presentan condiciones de insalubridad.

La solución a estos males es el control del Estado facilitando  el blanqueo del personal, otorgando créditos a cooperativas de trabajadores y obligando a las cámaras empresarias a que asuman su responsabilidad y declaren cual es el origen de sus prendas, que demuestren no utilizar mano de obra en condiciones de semiesclavitud.
La ley del valor, la del capitalismo salvaje que sigue actuando como en los 90s, solo puede tener como destino final la explotación, la muerte, la barbarie.
 

La utilización de la propiedad intelectual a escala global y local para violar Derechos Humanos, reafirma el necesario rediseño de políticas públicas que acerque esta disciplina al Pueblo, a las cooperativas de trabajadores, a los movimientos sociales, a las pequeñas y medianas empresas y que promueva  derechos económicos, sociales y culturales construyendo el poder popular suficiente para cambiar la relación de fuerzas que tanto condiciona el proceso de transformación nacional y popular que no termina de consolidarse.


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Fabián Pena


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