¿Sabía usted que las y los venezolanos estuvimos a punto de perder todas las páginas web cuya dirección termine en .com.ve, .gob.ve, .net.ve, .org,ve, .edu.ve, .info.ve y similares (incluyendo las de entes del Estado, instituciones públicas, empresas privadas, universidades, etc.) por una deuda en dólares que el país tenía con un ente a nivel latinoamericano encargado de la gestión de recursos de Internet, llamado Lacnic?
Este tema, que tal vez sólo haya sido motivo de preocupación para unas pocas personas en todo el país, nos hubiera afectado negativamente a los 30 millones de venezolanos y venezolanas si dicha deuda no se hubiera cancelado.
Lacnic (siglas en inglés para "Registro de Direcciones de Internet para América Latina y Caribe") es una organización no gubernamental internacional establecida en Uruguay en 2002, responsable de la asignación y administración de los recursos de numeración de Internet (IPv4, IPv6), Números Autónomos y Resolución Inversa, entre otros recursos para la región de América Latina y el Caribe.
Es uno de los 5 Registros Regionales de Internet en el mundo, junto a Apnic (Asia), Arin (América anglosajona), Ripe (Europa) y Afrinic (África).
Todos los países del mundo deben pagar anualmente una tarifa en dólares a su Registro Regional por el uso de direcciones IP, dominios y subdominios. Es una tontería relativamente baja, pero hay que cancelarla o sino, las direcciones de páginas web que terminen en .ve y similares, así como las que usen las direcciones IP asignadas a Venezuela, simplemente dejarán de funcionar.
Estamos hablando de que perderíamos (hasta pagar la deuda) el acceso a las páginas web de todos los ministerios, instituciones públicas como el Seniat, el IVSS y Saime, el Banco del Tesoro, el Banco Central de Venezuela, medios de comunicación como Correo del Orinoco, VTV, RNV, La Radio del Sur, YVKE Mundial, AVN; las misiones, universidades como la UCV, ULA, LUZ, Unearte o UBV, miles de empresas privadas, etcétera. Ello sin importar que estos entes estén al día con sus pagos respectivos a su hosting o a su proveedor de dominios.
Aún cuando los entes encargados de gestionar esta deuda (CNTI, Ministerio de Ciencia y Tecnología, etc.) habían hecho los trámites correspondientes para que se realizara el pago desdehace varios años atrás, algún ente más arriba de ellos (el BCV u otro, no estamos totalmente seguros) no había hecho el desembolso correspondiente en divisas, y numerosos camaradas tuvieron que escribir cartas, correos, tuits, comunicados, hacer reuniones y suplicar prórrogas (incluso hicieron todos los contactos con la directiva de LACNIC, explicando la situación y pidiendo prórrogas) porque esta era una situación de mucha gravedad, y parecía que a nadie en esas jerarquías le importaba mucho.
Finalmente, el pasado 3 de marzo, Lacnic emitió un comunicado indicando que recibieron el pago y que sus procedimientos para "revocar el acceso a estos recursos" ha sido suspendido.
De hecho, aún prevalece una deuda de un año, pero Lacnic no cortará aún el servicio por esa deuda.
Reitero que no es una deuda por conexión a Internet, sino cobros por el uso de direcciones IP y de direcciones de dominios y subdominios, entre otros. Todos los países del mundo deben hacer pagos similares al Registro Regional correspondiente para mantener estas infraestructuras; si los países no pagan, se les aplican estas sanciones.
Es muy importante mantener estas infraestructuras para que Internet siga funcionando. No es que Lacnic sea "golpista" o "imperialista", ni que sea "un bloqueo contra Venezuela" (acción que muy seguramente sí está ocurriendo en otros espacios). Son acciones lógicas de parte de una entidad que debe mantener una plataforma costosísima para que numerosos países tengamos direcciones Internet propias.
Si hay algo que reclamar es al funcionario dentro de alguna institución pública que, bien sea por desconocimiento, incompetencia o con intencionalidad, decidió que ese pago no debía hacerse.
Un aplauso a los panas de las instituciones públicas que le echaron un camión evitando que ocurriera esta situación, y una súplica para que esto no vuelva a repetirse.