Entre viernes y sábado, un grupo de personas llamados "Los Pingüinos" aseguraron haber ingresado a la base de datos del Carnet de la Patria, publicando información privada de numerosos camaradas allí almacenada, incluyendo la mía. No hay duda alguna de que estas personas, de alguna forma que aún no ha sido informada oficialmente, lograron tener acceso a la base de datos del Carnet.
Es una demostración más del nivel de fascismo de un pequeño grupo extremista de la oposición, que está empeñado en hacer acciones cada vez más hostiles y violentas. Si el gobierno de Maduro respondiera violencia con más violencia, entraríamos directamente en la ruta de una guerra civil y de una masacre entre hermanos, que en poco se diferenciaría con el genocidio de Ruanda en 1994.
Por ello, aplaudo todos los esfuerzos de Nicolás Maduro y su gobierno por colocar el diálogo en primer lugar y mantener las puertas abiertas a los grupos opositores diversos, como vía para intentar lograr la paz.
Sin embargo, es mi deber como revolucionario, chavista, informático y defensor de este proceso llamar fuertemente la atención al gobierno del Presidente Nicolás Maduro por los pobres niveles de seguridad informática que se mantienen en bases de datos de gran importancia para el país.
Hasta ahora, la única respuesta extraoficial que he encontrado tras la publicación hecha por estos opositores fascistas, es un mensaje anónimo esparcido en Whatsapp, que dice cosas como: "¡Desmentido! *No fue Hackeada* la Base de datos del _Carnet de la Patria_ esta intacta. Sólo accedieron a nivel superficial de consulta donde colocaron dirigentes emblemáticos mas no accedieron a la base. La base de datos del Carnet de la Patria está blindada".
Sabemos que el mensaje tiene como principal finalidad tranquilizar a quienes creyeron el falso mensaje de los pretendidos "hackers", de que todos los datos del Carnet de la Patria supuestamente fueron eliminados. Pero también pareciera estar evadiendo responsabilidades.
Y es que el mensaje no reconoce que SÍ HUBO UNA GRAVE FALLA DE SEGURIDAD EN EL CARNET DE LA PATRIA, que permitió que individuos fascistas entraran a la base de datos del Carnet, robaran datos de numerosos camaradas y los publicaran, con todas las terribles consecuencias que implica la violación de nuestra privacidad en un momento como este: continuas llamadas telefónicas, amenazas, la publicación en redes sociales y de mensajería de la dirección fisica de los señalados, el uso de estos datos para intentar penetrar a otras bases de datos, y el uso de esta información para intentar amedrentarnos a nosotros y a nuestras familias.
En estos momentos de alta conflictividad, mi foto y datos personales, y los de otros camaradas, circulan en grupos de Whatsapp de la oposición, llamando a agredirnos donde nos vean.
Hay quien insiste en que es falso que haya habido algún robo de información. Al respecto, debo acotar que la data publicada por los fascistas en Twitter, incluyendo mi foto, coincide en su totalidad con la data que suministré el día que fui carnetizado en un operativo realizado en la Biblioteca Nacional.
No es la primera vez que esto pasa. ¡Y no nos intimidarán! Seguiré y seguiremos luchando hombro a hombro, defendiendo este proyecto en el que creo, como única vía para lograr la paz, acabar con la pobreza y con la desigualdad social, en el camino socialista por el cual hemos votado.
Pero camaradas: NUESTRA LEALTAD NO PUEDE CONVERTIRSE EN EXCUSA PARA LA INCOMPENTENCIA. Es absolutamente INADMISIBLE que el personal que mantiene nuestros sistema informáticos y bases de datos tan delicadas como la del Carnet de la Patria, se tome a la ligera la seguridad, el mantenimiento y la preservación de nuestros datos personales.
No es la primera vez que bases de datos nuestras son vulneradas. En 2015, atacantes lograron entrar a la base de datos del Seniat valiéndose de las deficientes metodologías de recuperación de contraseña, entrando a los datos de numerosos revolucionarios y publicando direcciones, teléfonos e incluso haciendo declaraciones falsas a camaradas y figuras mediáticas como Larissa Costas, Pedro Carvajalino, Anais Rodríguez y muchos otros, incluyéndome.
En aquella ocasión, diferentes camaradas afectados emitieron todas las alertas en privado, haciendo contacto con ministros y otros funcionarios con el fin de que este grave problema de seguridad fuera corregido. Pero los problemas con la base de datos del Seniat se repitieron en 2016, sorprendentemente.
Hace unas pocas semanas, atacantes nuevamente penetraron, al parecer usando las bases de datos del Instituto Venezolano de Seguros Sociales, a las nóminas de varios ministerios e instituciones públicas, publicando datos personales de cientos de trabajadores.
Y ahora, ocurre lo del Carnet de la Patria.
Comprenderán que no puedo mantener en privado mi indignación, como ya lo hice varias veces en el pasado.
Sabemos que pudieron ser muchas las causas de estas fallas de seguridad: un trabajador desleal, un infiltrado, alguien que cede a la corrupción, una falla de software no detectada. Lo que molesta son estas fallas TAN REITERADAS, a veces causadas por la improvisación y las exigencias de hacer las cosas de un día para otro, sin la necesaria planificación, sin establecer políticas de seguridad y sin buscar a personas con la experiencia y lealtad necesarias, en la cantidad suficiente.
Es en parte por estas razones que camaradas del PCV se negaron a entregar los datos de su militancia al Estado venezolano: por una desconfianza natural, por lo fácil que ha sido en el pasado que las mismas se vulneren y publiquen.
Si el estado revolucionario no puede asegurar que nuestros datos personales puedan mantenerse en privado, deberían eliminarse de las bases de datos las direcciones, teléfonos e información que pueda ser usada por el fascismo, o comprenderse que determinadas personas opten por no sacarse el Carnet, dado el peligro de que su información sea publicada. Quien quiera que arremeta contra un camarada o pretenda excluirlo de cualquier plan o beneficio social por haber tomado la decisión de no sacarse el Carnet de la Patria, es tan fascista como aquellos que están publicando nuestros datos personales para arremeter contra nosotros.
A pesar de mis dudas, hace dos meses me saqué el Carnet de la Patria (que aún no me ha sido entregado en físico), dando un voto de confianza a este noble e importante esfuerzo del Presidente Maduro para poner orden en la información proveniente de casi 30 misiones socialistas, poder medir de forma realista su alcance y poder mejorarlas enormemente.
Pero pido a quienes son responsables de su mantenimiento y su seguridad, así como a los responsables directos de cualquier otra base de datos del Estado, y a los responsables de entes del Estado que fijan políticas para la seguridad de la información de todas las instituciones públicas, tomarse en serio su trabajo, mejorar las políticas y entender que están trabajando con los datos del bravo y valiente pueblo de Simón Bolívar.
De su competencia, puede depender hasta la vida de personas inocentes.
¡Sean responsables!