Salud Mental y la hipercomplejidad del ser humano

En el artículo de la pasada semana, finalizábamos aseverando que la Salud Mental desde una mirada decolonial, no es la cara positiva, de la cara negativa de la enfermedad mental, sino algo más complejo, derivado de la condición humana a la que esperamos aproximarnos en esta oportunidad.

La condición humana de los nacidos en esta parte del mundo llamada por nuestros pueblos originarios de Abya Yala, al momento de la llegada de Colón a estas tierras marcó una inflexión histórica conquistadora a través de acciones genocidas,  etnocidas y epistemicidas de nuestros pueblos, se nos impuso una lengua, una cultura y una religión, como una huella conquistadora, colonial imborrable, en la subjetividad/intersubjetividad de nuestro ser, nuestro sentipensar y comportamiento, mediante la dominación de un poder político, de una imposición en la manera de formarnos, investigar, hacer ciencia y subalternización, no reconocimiento e inferiorización como seres humanos por parte de conquistadores y colonizadores.

Este proceso de dominación, imposición y sumisión que cargamos a cuestas como herencia histórica, la conocemos hoy como colonialidad del poder político, colonialidad del saber académico y colonialidad del ser, es un patrón ideológico incrustrado en lo más profundo de nuestra psiquis, que permanentemente aflora en nuestro actuar como personas y colectivo, ante gobernantes, autoridades e instituciones públicas, en instituciones académicas, en nuestras comunidades y familia, patrón ideológico que aliena nuestra subjetividad/intersubjetividad, no permitiéndonos tener conciencia de clase, que nos permita la emancipación personal, familiar y la liberación colectiva e histórica como pueblo.  

A esta situación histórica única en el planeta tierra, que es una impronta histórica que se actualiza en la cotidianidad con nuestro comportamiento, desde nuestra perspectiva, es lo que Edgar  Moran, ese extraordinario filósofo francés, que ha dedicado no menos de 70 años de sus fructíferos 103 años de vida, a denominado la hipercomplejidad de la condición humana, en sus investigaciones sobre el pensamiento complejo, para Moran la unidualidad originaria de lo humano es: lo biológico y lo cultural.

El ser humano es un ser plenamente biológico, pero si no dispusiera plenamente de la cultura, sería un primate más. La cultura acumula en sí, lo que se conserva, transmite, aprende; también comporta normas y principios, de ahí que, para Moran la condición humana la configuran tres bucles o tríadas: Bucle o tríada biocultural: Cerebro/Mente/Cultura. Bucle o tríada bioantropológica: Razón/Afecto/Impulso. Bucle o tríada: biosocial: Sujeto/Sociedad/Especie, (Edgar Morán, 2000).

Veamos cómo funciona esta hipercomplejidad en nuestra condición humana; la huella evolutiva humana, la encontramos en ese cofre óseo, que son nuestra cabeza y columna vertebral, que contienen nuestro cerebro triuno: el paleo cerebro, tallo cerebral y ramificaciones nerviosas para vertebrales, cerebro reptil, en el centro de los dos hemisferios cerebrales está el sistema límbico, o cerebro emocional, el cerebro de los mamíferos y finalmente en ambos hemisferios cerebrales, en la llamada corteza cerebral, que es la parte “arrugada” de nuestro cerebro, tenemos el neocortex o cerebro más desarrollado, el cerebro del homo sapiens, que nos permite razonar, discriminar y discernir entre lo impulsivo instintivo, lo emocional de nuestros sentimientos y el razonar, para decidir adecuadamente y en beneficio de la vida, la salud y la preservación colectiva de la humanidad.

Desde los bucles de Edgar Morán esa hipercomplejidad funciona de la siguiente manera: De la asociación complementaria entre cerebro y la cultura emerge la mente como psiquismo, bucle biocultural. De la interacción dialéctica entre el impulso y la razón, emergen los afectos, el sentipensar, bucle bioantropológico, y de la conjunción del sujeto con la especie humana, emerge la sociedad, bucle biosocial.

Lo descrito, muestra la hipercomplejidad de la condición humana de los nativos de Abya Yala, desde lo histórico, sociocultural, biológico y lo ideológico político, que evidencia que no podemos ser tan simplificadores, para sostener que la salud mental es la cara positiva de una moneda cuya cara negativa es la enfermedad, mental; para seguir transitando caminos complejos, en el próximo articulo trataremos sobre la Salud Mental, y nuestra posición, la salud mental pertenece al ámbito de las Ciencias Sociales y no al ámbito de las Ciencias Médicas.

 

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Pedro Alcalá Afanador

Doctor en Ciencias Gerenciales - Doctor en Ciencias Sociales - Especialista en Salud Pública - Psiquiatra - Médico Cirujano

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