El pasado jueves 21 de febrero de 2008 se dieron cita en el Hotel Meliá
Caracas, grupos de activistas sociales para debatir sobre el uso de la
hoja de coca por los pobladores del altiplano andino, y desmitificar los
falsos juicios y la satanización por parte de los medios de comunicación
contra esta planta (/Erithroxlum coca/), reivindicando sus propiedades
nutritivas, curativas y terapéuticas para aliviar una gran cantidad de
afecciones de salud. Allí se exhibieron numerosos productos naturales
que circulan en el mercado como jarabes, cremas, unguentos, dulces,
harinas, etc que demuestran que se trata de un insumo muy solicitado por
la comunidad.
El Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI), fue la
institución promotora de este evento, ocasión en la que se aclaró que el
Estado mantiene su combate contra la cocaína, cuyo consumo es totalmente
distínto al desarrollado por las comunidades originarias. Yumersi La
Rosa, en representación del Lic. Eduardo Samán brindó las palabras de
apertura. Entre los ponentes del Foro estuvieron las siguientes
personalidades:
Las conferencias iniciaron con William Basante quien es profesor
asociado (jubilado) de la Facultad de Farmacia y profesor invitado de la
Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Su
ponencia estuvo titulada “/La Hoja de Coca no es Cocaína, fundamentos
químicos”/,/ /donde planteó que los componentes de la hoja de coca no la
convierten directamente en una sustancia estupefaciente y psicotrópica,
ya que en estado natural el contenido de cocaína en la hoja de coca es
ínfimo. Por otra parte, al usar la hoja de coca por vía oral ésta se
hidroliza, modificando la molécula durante el proceso digestivo, siendo
incapaz de producir narcosis, aspecto comprobado por estudios
científicos. Por lo tanto es una mentira asociar la hoja de coca y su
uso por las comunidades originarias como si se tratara de producción y
consumo de estupefacientes. Consideró que el problema de los países
desarrollados que mayoritariamente consumen cocaína no se resuelve con
la destrucción de las plantaciones, ya que el alcaloide se puede
sintetizar y obtener en laboratorio.
Titi Wayra, dirigente indígena Aymara, miembro del Movimiento
Generacional Tawatinsuyo de Jóvenes y Pueblos Originarios de Bolivia
presentó una ponencia titulada: “/Mama Koka, sagrada coca: hilo
fundamental para tejer la integración del ALBA”/. Mostró la solidaridad
y los valores sublimes de las relaciones humanas, la valorización y
culto a la madre tierra, lo que conlleva al uso racional y el respeto a
los recursos naturales de las culturas del altiplano andino. El uso de
la hoja de coca es un elemento que forma parte sustancial de la
naturaleza y la sabiduría de estos pueblos, su uso es terapéutico y
curativo, como bebida estimulante que relaciona los grupos, tal como se
utiliza el café, el té o el chocolate en el resto del mundo, pero
también lo utilizan en rituales místicos en homenaje a la naturaleza.
Finalmente propuso incorporar la hoja de coca como un símbolo de
fraternidad para la integración de los pueblos latinoamericanos.
Jovana Cruz Gonzalez, asesora al Vice-Ministerio de la Coca y Desarrollo
Integral, perteneciente al Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario
y Medio Ambiente del Gobierno de Bolivia presentó la ponencia: “/Por la
causa de la coca, que viva Bolivia!”/. Esta abogada explicó porqué la
hoja de coca está injustamente incluida en la lista de sustancias
estupefacientes en la Convención Única de 1961 de la Organización de las
Naciones Unidas y cuáles han sido las acciones del gobierno boliviano
para solucionar esta situación. Como resultado de esta medida injusta se
han impuesto estrictas normas de fiscalización sobre el proceso
productivo de la hoja de coca y se emite una constante estigmatización
mundial de la planta ya que en muchos países las personas asocian
erróneamente la hoja de coca con la cocaína. Bajo la estrategia de la
Diplomacia de la Coca, el Gobierno Boliviano solicitó a la Organización
Mundial de la Salud (OMS), un estudio que por insistencia fue realizado
en 1994, el cual arrojó como resultado el listado de componentes
químicos de la hoja de coca, entre los cuales la cocaína sólo
representaba un mínimo porcentaje del contenido. Los componentes sólo
tendrían uso y efecto de acuerdo a las dosis y combinaciones de los
mismos, por lo que la hoja de coca en su estado natural es beneficiosa y
tiene propiedades alimenticias o curativas para una amplia gama de
dolencias, aspecto comprobado mediante varios estudios científicos
multidisciplinarios.
Siguió Hernan Justo Zenteno quien es un indigena Aymara, que trabaja en
Bolivia como dirigente sindical cocalero en la Asociación Departamental
de Productores de Coca – ADEPCOCA, en el Foro presentó una ponencia
titulada: “/Coca, identidad en las culturas originarias”/. Explicó las
técnicas tradicionales de cultivo del arbusto que están adaptadas a la
ecología y topografía, recalcando la importancia de conocer el arduo
proceso artesanal de su cultivo. Hay todo un sistema económico legítimo
que conforma la cadena productiva de la planta de Coca a favor de
familias de escasos recursos, que genera unidades de inserción
socioproductiva. Allí no se utilizan mecanismos industriales para
producir la hoja y el trabajo humano es la fuerza primordial que
garantiza el cultivo. Los trabajadores rurales siempre mantienen una
constante resistencia en contra de aquellos que desean controlar las
tierras.
Finalmente intervino la profesora Lesbia Muro Lozada, farmaceuta y
antropóloga, especialista en Salud pública, Magister en Epidemiología y
Jefa de la Cátedra de Salud Pública de la Facultad de Farmacia de la
UCV. Su ponencia se tituló: “/El carácter sociopolítico de la hoja de
coca”/. Hizo énfasis en cómo la anomia – es decir, la tendencia a la
ausencia de normas - que es provocada por la sociedad occidental es la
que garantiza el mercado de consumo para las sustancias estupefacientes
y psicotrópicas. Por el contrario, la cultura que está vinculada al
cultivo de la hoja de coca representa un ser humano integral y saludable
en todos los sentidos. Es el uso inadecuado de los recursos naturales lo
que genera las enfermedades adictivas, el comercio ilegal y el tráfico
de drogas. La erradicación del cultivo de la hoja de coca no eliminará
la producción de cocaína en laboratorios ni resolverá el consumo de
drogas que se debe a la decadencia moral de la sociedad occidental. Por
el contrario, es esa misma sociedad la que promueve la anomia, donde los
individuos van contra la sociedad misma y las normas establecidas, así
se pretende culpabilizar y agredir a los pueblos originarios erradicando
los cultivos de la hoja de coca, sin una real sustitución del modo de
vida y afectando su estructura social y cultural. Los intereses por la
erradicación son mas oscuros, es una forma de excluir y reducir las
poblaciones originarias y apropiarse de sus recursos naturales, entre
ellos la ansiada tierra.
El evento finalizó con una sesión de intervenciones del publico que
rechazó la manipulación de los directivos de la Facultad de Farmacia de
la UCV que afirmaron que “la hoja de coca es una droga”, la audiencia
también rechazó la tergiversación periodística del diario Últimas
Noticias y el canal televisivo Globovisión. Se denunció publicamente que
se está manipulando la solidaridad manifestada recientemente por el
presidente Hugo Chávez Frías con los pueblos originarios que
tradicionalmente cultivan la hoja de coca para darle un uso legítimo. Se
tomó nota de las propuestas de los asistentes para continuar la
divulgación de lo discutido en este Foro y replicar este mensaje en
otros espacios populares.
El evento sirvió para recordar los ejemplos mencionados recientemente
por Eduardo Samán para diferenciar los productos beneficiosos que no
deben tergiversarse por culpa del uso indebido de sus derivados
perjudiciales. No se puede pretender eliminar una especie botánica
debido a que los países desarrollados comercian ilegalmente y se
enriquecen con subproductos dañinos. Por ejemplo, resultaría absurdo que
se quiera eliminar la uva porque con ella se produce el vino que
embriaga. La caña de azucar no es aguardiente, ni la planta de café es
cafeína, por lo tanto la hoja de la coca no es cocaína. La frase “Hoja
de coca sí, cocaína no” resume una lucha por mantener los valores
autóctonos lejos de la culpabilización mediática que impone el mundo
desarrollado.
rcarreno@sapi.gob.ve