La era de terror, asesinatos, narcotráfico y violaciones a los Derechos Humanos por parte del gobierno del Álvaro Uribe está llegando a su fin, el 7 de agosto próximo entra a la Casa de Nariño otro inquilino, llega Juan Manuel Santos, un colaborador y partícipe muy estrecho del gobierno saliente, o sea del delincuente de Uribe, el nuevo presidente Santos ocupó importantes puestos dentro de esa administración terrorífica, la última fue la cartera de Defensa, siendo él protagonista de primera línea en el ataque e invasión al hermano país de Ecuador y la muerte de 24 personas en territorio ecuatoriano, entre esos el comandante de la FARC, Raúl Reyes, y los “falsos positivos”, esto no hay que olvidarlo.

Pero Uribe se va de la Casa de Nariño, pero no se va de Colombia, su poder y odio continuará presente en ese país y, ojala no dentro del nuevo gobierno, Dios quiera Santos tenga el valor para no dejarse manipular y/o manejar por este “hombrecito del odio y de la venganza”, odio que ha llevado a Colombia a una guerra interna de 62 años y a peleas externas con sus vecinos y hermanos países como Ecuador y Venezuela por sus ataques militares, diplomáticos y mediáticos, por esto hoy Colombia y el nuevo gobierno de Santos encuentra unas relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela rotas y en cero, ¿El culpable?, Álvaro Uribe Vélez, ¿El perjudicado? los pueblos hermanos de Colombia y Venezuela, y el nuevo gobierno de Santos.

Uribe en la figura de la “seguridad democrática” llenó de sangre y terror a Colombia, él junto con los EE.UU llevó la guerra y la muerte a todos los rincones del país neogranadino con la excusa del “terrorismo y el narcotráfico”, y acabar con ellos, él entregó la soberanía de la patria colombiana al imperio yanqui al permitir, o más bien, cambiar su “libertad” a favor de la entrega del territorio colombiano al dejar instalar 7 bases militares gringas en Colombia, así como otros actos delictivos como por ejemplo, los “falsos positivos” que el Ejercito y los cuerpos de seguridad del Estado aplicaron en su población indefensa y pobre al secuestrarlos y asesinarlo para luego presentarlos a la opinión pública nacional e internacional como “terroristas” de la FARC y del ELN de Colombia caídos en combate, pero todo eso era parte de su plan de gobierno de terror y manipulación mediática al tener él el poder y toda una maquinaria de medios de comunicación de la derecha colombiana que lo amparaba en su guerra asesina junto con otros socios como era, o es la AUC, o sea los paramilitares de Uribe y el gobierno de los EE.UU.

Han pasado 8 años desde que Uribe llegó al poder, han sido 8 años de cuantas malas cosas y delitos uno pueda imaginar, desde colocar embajadores delincuentes en la OEA, caso Luís Alfonso Hoyos, hasta atacar a un país vecino como Ecuador, o invadir a Venezuela para secuestrar un ciudadano colombiano en plena capital venezolana, caso Granda, o utilizar el DAS para “chusear”, para espiar, los teléfonos de jueces, congresantes, políticos, militares, opositores, embajadas diplomáticas, medios de comunicación, o cualquiera que a él le diera la perra gana de espiar.

En esos 8 años se robaron las elecciones presidenciales, se compraron votos en el Congreso para permitir su reelección, se compraron votos y se utilizó los paramilitares para coartar a la población campesina y de bajo recursos para que votaran por él, “falsos positivos” inocentes fueron asesinados, de todo pasó en esos 8 años de terror y muerte de la era Uribe, pero lo último, por ahora, fue la acusación ante la OEA de qué el gobierno de Venezuela, o sea el presidente Chávez, protegía, resguardaba, amparaba a la FARC y al ELN en territorio venezolano, dando en el “show diplomático y mediático” de la OEA el embajador delincuente de Hoyos unas “ falsas y balurdas” pruebas de dicha denuncia del gobierno agonizante de Uribe, pruebas montadas y mal hechas, pruebas que lo que hacen es probar una vez más hasta donde llegua el odio y la maldad de Uribe, eso ocasionó por supuesto la reacción del gobierno democrático del presidente Chávez, esa fue la “gota que rebasó el vaso”, un gobierno y un pueblo digno y soberano no puede permitir que nadie, ni ningún gobierno de país cualquiera, falsee la verdad contra Venezuela y dañe la imagen democrática y respetuosa de las leyes internacionales y de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, eso hizo el narcoparamiliarpresidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez y su embajador delincuente en la OEA, resultado, se rompieron las relaciones diplomáticas con Colombia y la tensión militar está en su más alto nivel, faltan cuatro (4) días para que salga este engendro del terror de la Casa de Nariño, cuatro días que serán de suma importancia para la paz, Venezuela y su gobierno aboga por la paz, y le dice ¡No! a la guerra con Colombia, Venezuela lucha por la integración de los pueblos, no por la guerra.

¡Peeeeeeeeeeero! Siempre hay un pero, resulta que ahora la ONU y Ban Ki Moon lo “premia” con un cargo en la Comisión Internacional que “investigará” los actos de terrorismo internacional que hizo Israel contra la “Flotilla de la Libertad” al atacar y matar a 9 personas pro palestinas inocentes que llevaban alimentos, medicinas y enseres para la construcción al pueblo asediado por Israel en la Franja de Gaza, Álvaro Uribe fue nombrado vicepresidente de esa “comisión”, ¡Que vergüenza!, esa es una “nueva misión” que le da los EE.UU para que proteja junto con otros lacayos del imperio que forman parte de esa burda comisión de la ONU al gobierno genocida y terrorista de Israel, el engendro colombiano del imperio acatará fielmente esa orden, demás está decir cual será el resultado de esa comisión, ¡Israel inocente!

El 7 de agosto está aquí, Colombia y Venezuela espera que Santos cambie la política guerrerista e intervencionista del delincuente de Uribe, que cambie el trato hacia Venezuela y que la soberanía vuelva al pueblo colombiano, que esas 7 bases militares gringas salgan de Colombia, que se castigue a los responsables de los asesinatos de los “falsos positivos”, que se siente a dialogar con las FARC y el ELN, que se le devuelvan las tierras quitadas a los campesinos y campesinas colombianos y se les indemnice por los daños ocasionados, o sea que se trabaje políticamente por la paz y no militarmente por la guerra, Uribe es pasado, un pasado que quedó en el alma desgarrada de los colombianos por el dolor que dejó.

Por eso digo…

¡Paz, Paz, Paz…!

¡Patria socialista o muerte!

¡Venceremos!

03 de agosto de 2010