El tema de la Guayana Esequiba y nuestra reclamación histórica por ese territorio en disputa ha sido no solo uno de los preferidos sino de los recurrentes que hemos escrito durante años. No solo porque el tema nos toca directamente y lo hemos vivivo, sino porque en el marco de los conflictos polemológicos y geopolíticos de la actualidad reviste una importancia estratégica que muchas veces no se le da su justo lugar.
Para que tengamos una idea de lo que está en juego, hacemos nuestras las afirmaciones contenidas en el portal Misión Verdad en un artículo de la analista Telma Luzzani en sus apreciaciones sobre la situación en la ex república socialista soviética de Georgia cuando sostiene que Georgia, Siria y Ucrania son países en transición histórica y hoy en día se convierten en campo de batalla entre fuerzas en disputa. Y algo similar sucede en Taiwan y Corea del Sur (en el caso de las disputas para cercar y debilitar a la República Popular China) y en el caso concreto que nos ocupa, el caso venezolano en su disputa por el Esequibo en el caso de la América del Sur. Son puntos de tensiones estructurales, de cortocircuitos entre las fuerzas que impulsan un orden multipolar nuevo y el viejo poder dominante vinculado con el imperialismo estadounidense. Y es bueno acotar que, ante la llegada del año 2025, ante un profundo cambio político en Estados Unidos ante el regreso de Donald Trump a la Primera Magistratura en ese país, los conflictos se han reactivado.
Cuando en varias oportunidades y en distintos momentos ha correspondido disertar sobre el tema de la Guayana Esequiba, mucha gente humilde de nuestro pueblo y con un extraordinario fervor nacionalista y patriótico, más por ello que por la ignorancia en el tema, dicen o preguntan el por qué los diferentes gobiernos venezolanos no han optado por la recuperación por vías militares de ese territorio en disputa. Y en ese sentido esa es la principal razón que nos impulsa a escribir esta serie de entregas a partir de este momento. Para dar respuesta a esa inquietud del heroico pueblo venezolano, además de tocar tópicos poco conocidos de esa disputa histórica y bicentenaria.
Como introducción apelo a un trabajo realizado por Gerónimo Pérez Rescaniere titulado "El plan de Pérez Jiménez para rescatar el Esequibo". Y así vamos dando respuesta a esta interrogante la cual no es sencilla y tiene muchas aristas.
En el referido trabajo, Pérez Rescaniere se remonta al año 1956 cuando Juscelino Kubitschek regresaba del Congreso Interamericano de Panamá en una crisis motivada porque la casa matriz de la Standard Oil había ordenado que no se suministrara petróleo a Brasil a causa de haber fundado aquel país a Petrobras.
Por iniciativa de Leonardo Altuve Carrillo, su embajador estrella, Pérez Jiménez recibe en Caracas a Kubitschek y ordena, tras algunos tratos, que se le venda todo el petróleo que necesite. Viene Nunes, presidente de Petrobras, a Venezuela, y viene luna de miel.
Antes Venezuela y Brasil vivieron de espaldas dentro de la línea tradicionalmente probritánica de Itamarati, la cancillería brasileña. Pero se vive nuevo tiempo.
Altuve viaja a Brasil. Cumpliendo reglas, Altuve tiene un primer contacto con la Cancillería. Explica al canciller Macedo Suárez el plan de Pérez Jiménez: en operación militar aerotransportada, Venezuela tomará Guayana, el 19 de abril de 1958. A Pérez Jiménez y a Kubistchek les toca enfrentar una astucia porque, a raíz de la inserción de la frase «potencia extracontinental» en la decisión, donde la OEA se obligaba a actuar contra Guatemala, con lo que quedaba también definida Inglaterra como posible enemiga, ésta optó por darle la independencia a la Guayana Británica. La Guayana Británica no existe, ahora existe la flamante República Independiente de Guyana, por lo cual lo que estarían atacando Venezuela y Brasil sería un país independiente.
Por eso es que, algunos pensamos que una de las verdaderas razones de la caída de la dictadura del general marcos Pérez Jiménez era por el despliegue de esta operación militar que no en balde llevaba el nombre del heroico general Domingo Sifontes.
Pero, volvamos a la narrativa de Pérez Rescaniere en el referido trabajo. El diplomático se ilustra con su intriga y su señorío. Ambos le sobran a Leonardo Altuve, que durante la audiencia de presentación de credenciales ante Kubitschek, retira el papel de envoltorio a un regalo que ha traído. Queda a la vista un jarrón del siglo XVII auténtico, preciosamente azul, con visos dorados. Lo ocupa solamente una orquídea, fresca, viva. Altuve explica que es un regalo del presidente Pérez Jiménez para la señora Kubitschek.
Tomando el pluscafé, el embajador anuncia que el gobierno venezolano ha acordado concederle al presidente de los Estados Unidos del Brasil su máxima condecoración. Hay sonrisas amabilísimas. Altuve, utilizando una audacia que terminaría por marcar su imagen de diplomático, señala que el máximo honor para Venezuela sería que el Presidente recibiera la condecoración en la embajada de Venezuela. Kubitschek acepta y su esposa está encantada.
El embajador venezolano carga entre sus papeles el memorándum Mallet-Prevost. Se lo citará en los tribunales internacionales, en apoyo de la acción venezolano-brasilera en la Guayana Británica. Hará maravillas en la ONU.
Venezuela y Brasil gozarían del apoyo del Departamento de Defensa o Pentágono. Ello no significa el apoyo oficial estadounidense: tendrían en contra al Departamento de Estado, en poder de Adolf Berle, muy amigo de Rómulo Betancourt y de la línea OTAN.
En el plan de los padrinos estadounidenses de Pérez Jiménez —Henry Holland el más visible—, una vez invadida la Guayana por los ejércitos venezolano y brasileño, los Estados Unidos aparecerá como fuerza mediadora, evitadora de la violencia, en realidad estabilizando la toma dentro de la política de descolonización, ahondando un poco más la herida que está abierta en la OTAN.
En el mencionado trabajo Pérez Rescaniere señala que militantes del Partido Comunista de Venezuela apoyaban esta acción. Pese a que el gobierno de Pérez Jiménez era una dictadura y que incluso este autor lo considerase un fascista, no obstante señala que en estos planes desde la esquina de Cruz Verde en Caracas había un sindicato bolchevique que apoyaba esta acción liderado nada más y nada menos que por Miguel Acosta Saignes.
Explicó Pérez Jiménez a Pérez Rescaniere lo siguiente: "Teníamos un comunismo nacionalista. Juan Bautista Fuenmayor, por ejemplo, era un hombre meritísimo y mío. Chicho Heredia y Nelson Luis Martínez también. Claro, había el ala comunista de Gustavo Machado y Jesús Faría, que estaban en la oposición. De esos había que cuidarse" —dijo.
Y añadió: —Pero teníamos amigos, uno de ellos el general José Rafael Gabaldón, que podía ser el presidente a partir del 19 de abril de 1958, estaba apalabrado para eso, porque yo me dedicaría a lo militar. Un hombre muy notable el general Gabaldón, amigo de Eleonora Roosevelt, de Nikita Kruschev y del futuro papa Juan XXIII. Hijos de él eran también Alirio Ugarte Pelayo, que se suicidó y Argimiro Gabaldón, que murió como jefe de guerrillas».
Pérez Jiménez continúa y acelera sus planes sobre la Guayana Esequiba. La Marina, dotada de modernos destructores, está activada bajo comando de dos contralmirantes, Wolfgang y Carlos Larrazábal, hermanos y de alta confianza del dictador. Se excavaron carreteras en la Guayana venezolana que llevan todas a la frontera con Guyana, por las cuales avanzarán los tanques. El oficial señalado como comandante de la operación es el general Franz Rísquez Iribarren, que ya había dirigido una misión a las fuentes del Orinoco y el caño Casiquiare en tiempos de Delgado Chalbaud.
Había prisa, el New York Times publicaba artículo tras artículo contra el dictador, enviando un mensaje que bien sabían leer los militares venezolanos. Si el distanciamiento entre los Estados Unidos e Inglaterra se hubiese acentuado, Pérez Jiménez habría triunfado. Pero un golpe puso a girar el tornillo de la historia a favor de Inglaterra y contra el dictador.
Hemos dicho que el embajador Altuve Carrillo cargaba entre sus papeles el memorándum Mallet-Prevost. "Se lo citará en los tribunales internacionales, en apoyo de la acción venezolano-brasilera en la Guayana Británica. Hará maravillas en la ONU". Hay que añadir que el documento de Mallet Prevost está dirigido a propiciar la anexión de Venezuela a los Estados Unidos.
Esto apenas es la introducción, pero a partir de las próximas entregas mencionaremos un trabajo de Guillermo Guzmán Mirabal titulado: "Del Acuerdo de Ginebra a la Rebelión del Rupununi" que aparece desde la página 40 a la 69 del Boletín de la Academia Nacional de la Historia N° 394 de abril-junio de 2016, donde se detalla sobre estas operaciones y acciones poco conocidas en este sentido.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!