Al despertarse la América de la
monarquía española, se ha encontrado semejante al imperio romano, cuando
aquella enorme masa cayo dispersa en medio del antiguo mundo. Cada
desmembración formo entonces una nación independiente, conforme a su
situación o sus intereses: pero con la diferencia de que aquellos
miembros volvían a restablecer sus primeras asociaciones. Nosotros ni
conservamos vestigios de lo que fue en otro tiempo. No somos europeos,
no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los
españoles. Americanos por nacimiento y europeos por derecho, nos
hallamos en el conflicto de disputar a los naturales los títulos de
posesión y de mantenernos en el país que nos vio nacer, contra la
oposición de los invasores; así nuestro caso es el más extraordinario y
complicado.1
La indignación de Bolívar sigue resonando. ¿Qué
somos nosotros los pueblos americanos, ante los pueblos y las
civilizaciones? Esto nos obliga de entrada a reflexionar por el pasado,
la resistencia, la libertad, la dignidad, y la autodeterminación e
identidad de nuestros pueblos.
Para abordar estos temas desde la
época prehispánica es importante recordar que nuestro continente
americano, "Abia Yala" como lo llamaron nuestros ancestros, se
encontraba inicialmente habitado por numerosos pueblos aborígenes,
dentro de ellos tres grandes culturas: los mayas, los aztecas y los
incas.
Estas civilizaciones a la entrada de los invasores poseían
una vasta riqueza cultural: fuertes estructuras socio-políticas y
económicas; variados idiomas, distintas religiones y una gran producción
artística. Los pueblos amerindios mantenían una constante armonía
hombre-naturaleza, mantenían sus propias cosmovisiones y mitologías para
entender o interpretar el mundo. Algunos de estos pueblos no alcanzaron
a desarrollar la escritura; pero efectuaron importantes avances en
ciencias como la medicina, la astronomía, la arquitectura, la ingeniería
y la agricultura.
En este pasado primitivo observamos
importantes vestigios de nuestra grandeza e identidad americana,
elementos como la vida comunitaria, la solidaridad, el respeto por la
naturaleza, las técnicas, los saberes propios y la no - acumulación de
bienes materiales (riquezas, capital) son de gran importancia para
construir la identidad que buscamos.
La invasión, la conquista y
la colonización de nuestra América trajeron consigo no solamente el
saqueo del oro y la plata, sino la destrucción de numerosos pueblos, La
desaparición de múltiples saberes y el sacrificio de muchas vidas
humanas, "el genocidio de indígenas asciende a más de noventa millones",
según los cronistas de indias. Todo ello en nombre de la cruz, de la
espada, de un dios-desconocido, del rey y de la civilización. Fueron
tres largos siglos de sometimiento, saqueos, esclavitud y asesinatos que
cortaron de manera brutal el devenir histórico y cultural de nuestra
América.
Toda esta larga cadena de abusos de poder cometidos por
la administración colonial, no solamente contra los aborígenes, sino
también contra los esclavos, negros y los criollos, trajo como
consecuencia rebeliones e insurrecciones continuas de masas inconformes,
que a pesar de ser de distinto color se identificaron en la necesidad
de unirse para derrocar al tirano.
No es el mero aborigen
americano el que enarbola la bandera de la libertad, exigiendo el
reconocimiento de su dignidad humana, sino la nueva raza que se comenzó a
conformar entre criollos y mestizos, es decir, la latinoamericana. Este
hombre nuevo, el latinoamericano, el que nos concede una libertad
inicial, adquiere un compromiso ineludible de su afirmación como hombre
concreto de esta América. Su sagacidad y pujanza de hombre americano, lo
conduce a reivindicar la conformación de naciones libres e
independientes de Europa.
Bolívar, San Martín, Benito Juárez,
Eloy Alfaro, los negros en Haití y en Brasil, Antonio Maceo y otros,
cristalizan el anhelado sueño de la libertad e igualdad de la nueva raza
latinoamericana que estaba sometida por el imperio europeo. Indígenas,
criollos y campesinos se liberan por fin del yugo de la esclavitud y la
servidumbre. Bolívar logra implementar en mayo de 1820 en Villa del
Rosario Cúcuta, decretos para devolverle la tierra a los indígenas y
para abolir la esclavitud de los negros; mientras que en Estados Unidos
estaba en furor la esclavitud y el exterminio de indios.
Simón
Bolívar fue el primer precursor de la educación pública en América
Latina "el primer deber del gobierno es dar educación al pueblo, esta
educación debe ser uniforme y general", abogo para extender la educación
a favor de negros y mulatos. El pensamiento de Bolívar estuvo acorde
con nuestras condiciones históricas, sociales y políticas. Jamás
compartió con las monarquías, por el contrario, combatió la ignorancia,
la tiranía y los vicios.
Nuestros libertarios se inspiraron en el
estudio de los clásicos de la Antigüedad europea, de los Ilustrados e
iluministas modernos, pero no imitaron o copiaron sus teorías, también
fueron estudiosos de las culturas indígenas latinoamericanas.
Pensamiento que influyó en ellos para plantearse la construcción de una
República, con una sociedad de hombres libres en coherencia con la idea
de "la unificación de la América meridional, no como una nación sino
como naciones basadas en la misma política", independiente, soberana y
autónoma, así lo planteó Bolívar y aún sigue vigente su pensamiento.
"Los EEUU parecen destinados por la providencia para plagar de miseria y
hambre nuestra América en nombre de la libertad". Bolívar estuvo en
contra del individualismo, de la libertad de empresa y de la propiedad
privada, según él, el Estado debería estar dirigido a cumplir deberes
sociales, económicos y culturales en general de manera colectiva.
En
nuestra independencia y en la cosmovisión de nuestros libertarios
encontramos conceptos como libertad, unidad americana, autodeterminación
de nuestros pueblos, derechos sociales, igualdad y dignidad que hay que
señalar como necesarios para construir la identidad latinoamericana.
Terminada
la gesta independista, la República y la identidad latinoamericana es
opacada por algunos caudillos republicanos y los nuevos liberales del
siglo XIX; sin olvidar que los EEUU influyeron fuertemente en la
disolución de la nueva América. Posteriormente grandes luchadores y
pensadores como José Martí, Farabundo Martí, Sandino y Carlos Mariategui
entre otros, siguieron nuevamente enarbolando la emancipación de estos
grandes pueblos para alcanzar la libertad y la dignidad.
La
historia nos deja ver que la identidad americana no se ha podido
construir por que los imperios han intervenido en nuestro devenir y por
que los señores y gobernantes de la República negaron el legado
indígena, traicionaron los principios libertarios y quisieron copiar e
imitar el desarrollo occidental. De ahí nuestra supuesta inferioridad
cultural de hombre americano y de desarrollo. "La batalla para encontrar
nuestra identidad no estaba en determinar si optábamos por la
civilización o la barbarie".
Según algunos literatos posteriores a
Martí, plantearon que para alcanzar la civilización, sinónimo de
progreso, había que negar la barbarie, como lo plantea el argentino
Domingo Faustino Sarmiento, quien afirma que "la mezcla de hombres por
su modo de ser, decadente, bárbaro e inmaduro, haría imposible la
existencia de instituciones que expresaran el progreso de Grandes
naciones como Europa Oriental y América Sajona". El concepto de raza
inferior Sirvió a occidente para su obra de expansión y conquista, dice
José Carlos Mariátegui "la colonización primero, el liberalismo después,
destruyeron la economía agraria de estos pueblos transformando a sus
hombres en simples objetos de explotación, como partes explotables de la
tierra que de ellos fuera".
Hoy como entonces la problemática
social hace que sean los temas ético-políticos y la justicia en las
relaciones internacionales, los que constituyen la discusión central en
torno a la que giran los temas de la dignidad humana, el pluralismo
cultural, la autodeterminación de los pueblos, la libertad de los
derechos civiles y políticos, la guerra y la paz, entre otros.
Ahora
bien ¿en qué ha de consistir la auténtica emancipación del hombre de
América latina? En ser como los grandes modelos de naciones que han
hecho posible la civilización y el progreso. Con dicho presupuesto
tienen que cortar los pueblos latinoamericanos, sus propios hombres. El
cubano José Martí en su escrito los Tres Héroes plantea que "un hombre
que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un
hombre honrado, un hombre que obedece a un mal gobierno sin trabajar
para que el gobierno sea bueno no es un hombre honrado, el niño que no
piensa en lo que sucede a su alrededor y se contenta con vivir sin saber
si vive honradamente, es como un hombre que vive del trabajo de un
bribón y está en camino de ser un bribón".
Cuando las clases
dominantes de los pueblos latinoamericanos no tienen la claridad del
"hombre honrado", fácilmente son empujados a la supuesta civilización
del hombre blanco, la de los explotadores.
El mismo progreso de
la civilización bajo el principio de actuación ha alcanzado un nivel de
productividad en el que las exigencias sociales sobre la energía
instintiva que debe ser gastada en el trabajo enajenado pueden ser
reducidas considerablemente. Consecuentemente, la continua organización
represiva de los instintos parece ser menos necesaria para la "lucha por
la existencia" que para el interés es prolongar esta lucha - el interés
de la dominación.2
Hoy no se está planteando el problema de la
división nacional con carácter racial. No es la pugna entre indios y
blancos, sino entre explotados y explotadores, entre campesinos y
oligarquía. Entre hombres que trabajan la tierra y hombres que se
aprovechan de su trabajo. No se habla ya de reivindicar al indio, sino
de reivindicar los derechos del pueblo; de hacer que éste participe,
como participa con su trabajo del desarrollo y prosperidad de la nación.
Que logre comprometerse con la justicia social y de conquistar nuestra
segunda independencia, como dijo José Martí "todo lo que divide a los
hombres, todo lo que especifica, aparta o acorrala es un pecado contra
la humanidad".
La calificación de indio determina una condición
social, llamamos indio a todos los descendientes de la población
originalmente americana que sufrió el proceso de la conquista y quedó
bajo una dependencia colonial que, en las regiones del refugio, se ha
prolongado hasta hoy.
El termino indio impuesto por el
colonialismo español, nunca determinó una calidad étnica sino una
condición social; la del vencido, la del sujeto a servidumbre por un
sistema que lo califica de rústico y de menor de edad.
El amauta,
que realizó estudios sobre la crisis de los pueblos peruanos, evidenció
que la identidad contiene formas de hibridación, de multipluralidad y
que era necesario, hablando en términos gramscianos, de una hegemonía
popular que permita legitimar valores nuevos profundizando en la crisis y
de esta manera poder reorientar los cambios hacia una nueva sociedad.
En la propia cultura está la solución, en la producción material del
hombre inmerso en la realidad, en esa construcción del ethos que no es
negociable dentro del proceso de edificación de la identidad. Por el
camino cosmopolita llegamos a nosotros, a lo propio.
Es preciso
profundizar en nuestra realidad, en despertar a todos los pueblos de
América Latina naciente frente al nuevo colonialismo, llamado
globalización. Todo pueblo que aspira a dejar huella en la historia,
toda nación que inicia una era propia, se ve obligada por eso mismo, por
exigencia de su desarrollo, a practicar una revaluación de todos los
valores y a levantar una edificación provisional o perenne de conceptos.
Elementos que integran la identidad: la lengua, el mercado interno, el
mito fundacional, el cual es el referente de unidad de construcción de
estado nación.
Sin lugar a dudas hoy los jóvenes tienen la gran
tarea de crear y recrear una nueva identidad de los jóvenes y de la
sociedad para avanzar hacia la construcción de mejores estadios del
desarrollo social, retomando todo el legado histórico que nos
caracteriza y construyendo modelos de desarrollo propios que fortalezcan
la autodeterminación y la dignidad de nuestra América.
*dirigente social y político/defensor de derechos humanos/
NOTAS:
1 Bolívar Discurso de Angostura.
2 Martí José, Tres héroes. En poesía y prosa, editorial Kapelusz. Buenos Aires. 1968
jjsalinas69@hotmail.com