A la Mujer
Mujer
Titulo de oro y nombre de la tierra
Flor palpitante de la primavera
Y levadura santa de la vida,
Ha llegado la hora de la aurora
La hora de los pétalos del pan
La hora de la lucha organizada
La hora de todas las mujeres juntas
Defendiendo la paz, el pan,
La tierra,
El hijo…
(Pablo Neruda)
El sacrificio de las heroínas colombianas y latinoamericanas es el trigo de la gloria con que se amasó el pan de la libertad.
En el marco del bicentenario se tendrá que recordar como un hecho histórico , tributo a las mujeres, recordando la lucha y la vigencia emancipadora de la mujer. Como pilar en el desarrollo, de pensamiento en una sociedad retardataria de hace doscientos años.
Donde las mujeres en esa época no solo eran generadoras de vida sino de cambio, creación y fortalecimiento. Saliendo de un estado privado y mojigato al público. A seguir jugando el papel histórico en la construcción de un proyecto de país, donde el grito de los excluidos y excluidas se escuche, y donde se respete la vida y la singularidad, donde hombres y mujeres puedan vivir dignamente con derechos, donde se eliminen las diferencias entre el campo y la ciudad, donde nuestras próceres propugnaban la igualdad y libertad para todos y todas.
Recordar el bicentenario es valorar la mujer como símbolo de rebeldía y amor por la verdadera patria, patria donde hombres y mujeres sean libres, recordarle a la historia que ellas también existen como fruto de la rebeldía. Luchando en el campo de la ciencia, la política, la historia, la religión, la economía, entre otros, que el deber de las mujeres es recuperar la fraternidad y la confianza para superar miedos y dificultades que les impiden asumir plenamente un liderazgo revolucionario.
No podemos pasar desapercibida esta conmemoración bicentenaria sin recordar algunas de ellas que marcaron la pauta en la historia emancipadora de Colombia, y que sirviera de acicate reivindicativo a los demás países de América Latina.
Mujeres que a finales del siglo XVII y XIX participaron decididamente por la liberación del pueblo colombiano ante el yugo opresor español y que por último ofrendaron con sus vidas la dignidad y la esperanza de consolidar la gesta de la primera independencia como símbolo y firmeza revolucionaria brillando en el Parnaso de la revolución Latinoamericana.
Podemos mencionar:
Manuela Beltrán (La heroína del pueblo). Nacida en Socorro Santander. Heroína de la Nueva Granada, es señalada de comenzar la revolución de los comuneros.
El 16 de Marzo de 1781 lideró un motín contra los impuestos mercantiles establecidos por el visitador regente Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, que desembocó en la revolución comunera.
Fue la primera mujer en enfrentarse al régimen del gobierno español, destruyendo los edictos donde se anunciaba el alza de los impuestos, siendo por lo tanto considerada como la “heroína del pueblo”, pero con la diferencia de que sabía leer lo suficiente para conocer el texto del edicto sobre los nuevo y excesivos tributos notificados por el visitador. Manuela Beltrán recoge la indignación del pueblo sobre este hecho, y se hace conocida con el grito “Viva el Rey y muera el mal gobierno”, Manuela fue una de las mujeres más valientes de toda la historia colombiana.
Gregoria Policarpa Salavarrieta Ríos Nacida en Guaduas Cundinamarca en 26 de Febrero de 1796, marchó desde la capilla del colegio del rosario hasta el suplicio, cuyo cadalso en la plaza mayor exclamó las siguientes palabras antes de morir.
“Pueblo indolente” “cuan diversa sería vuestra suerte si conocieseis el precio de la libertad. Ved que aunque mujer y joven me sobra valor para sufrir la muerte y mil mujeres más. Y no olvidéis este ejemplo”.
“Pueblo miserable yo os compadezco”. “Algún día tendréis más dignidad”.
Un oficial al pie del banquillo le ofreció un vaso de vino, y ella contestó “no lo tomo”, “menos de un tirano”.
Fusilada el 14 de noviembre de 1817 a las 10 de la mañana, en compañía de su novio el capitán Alejo Zabaraín. 6 balas atravesaron su hermoso cuerpo y 9 vidas más fueron cegadas en ese mismo día.
Fue sepultada a petición de sus dos hermanos sacerdotes José Ignacio y José María bajo el altar mayor de la iglesia de San Agustín.
La Cacica Gaitana (La Cacica de Timaná), fue una heroína indígena colombiana del siglo XVI, lideró la federación Pijao y a los suyos contra los conquistadores castellanos entre 1538 y 1540. Mencionada por los cronistas de indias así:
(…) era una gran señora cacica a quien obedecían con gran puntualidad gran número de vasallos, y estaba emparentada con los principales cacicas de ellos, tenía un solo hijo mancebo de buena edad obedecido de todos como ella (…)
Fue obligada a presenciar la ejecución en la hoguera de su único hijo Timanco, que resistió al pago de tributos y encomiendas, clamó entonces ella ante el cacica Yalkana Pionza y la federación Pijao, venganza para con los conquistadores españoles.
La ejecución de su hijo en lugar de doblegar a los indígenas produjo un alzamiento general en todo el territorio. La gaitana que así llamaban los españoles a esta cacica logró congregar más de 6.000 indios que atacaron de madrugada a Pedro De Añasco, éste tranquilamente con 20 hombres andaba recorriendo los alrededores del territorio Pijao, 16 fueron muertos, 3 huyeron hasta Timaná con la noticia del desastre, y Añasco callo vivo en manos de los indios de la gaitana, ésta le hizo sacar los ojos y lo paseó con un dogal al cuello de pueblo en pueblo hasta que finalmente este avasallador español murió.
Bartolina Sisa. Habrá pensado don José Sisa, que como fruto del gran amor que sentía por Josefa Vargas nacería una mujer, que con cada palabra, cada mirada, cada paso, iría demostrando la capacidad que tiene el pueblo de América de exigir lo que es justo y digno; haciendo de un continente su familia, y soltando nudo a nudo cada una de las ataduras que la opresión y el despojo de la corona española había impuesto sobre su gente.
Desde muy niña Bartolina Sisa recorrió paso a paso cada uno de los caminos que debía andar, conociendo con su indignación situaciones de explotación sobre su gente y su pensamiento ancestral, sintiendo así en lo profundo de su corazón la necesidad de levantar su voz.
A quien se convertiría en su compañero sentimental y de camino, deciden emprender un largo viaje en búsqueda de la anhelada libertad de su pueblo.
Junto a ella y su compañero se encontraron los caminos de Tupac Amarú y los hermanos Dámaso y Tomás Katarí de Chayanta, quienes unían sus pasosa los de muchos habitantes de estas tierras, en contra de la humillación española, se reúnen voluntad y fuerza de muchos indígenas sedientos de libertad, consolidándose hacia principios de 1781 el ejercito de Katarí – Sisa que en cuestión de unos meses se vio multiplicado en miles.
Bartolina asumió el liderazgo de dos formas de resistencia, desde la reivindicación de sus valores tradicionales Aymaras luchó por liberar a su pueblo y territorio originario de la explotación, agresión y sometimiento a las cadenas coloniales; y resistió al sistema de dominación masculino, tomando como mujer activa, decidida, inteligente y estratega el mando de su ejército, con todo esto fortaleció los principios ancestrales de complementariedad entre lo masculino y lo femenino, propios de los Aymaras.
Sin embargo, la voz de la historia colonial ha reducido el valor y tenacidad de ésta mujer guerrera, y a su lugar como esposa del líder indígena Tupac Katarí. Es por eso que al recordar su vida, se mantiene viva la llama de su lucha. La prudencia, astucia y seguridad con que tomaba decisiones y expresaba sus ideas de resistencia a los agresivos procesos de colonización hicieron mérito para que el pueblo Aymara la reconociera como su reina junto a su esposo Tupak – Katarí.
Con el suceder de los días la llama de la lucha se hacía más intensa y se extendía a sus pobladores, tornándose en amenaza para la corona española. Así, al igual que muchos de los luchadores por la autonomía de nuestro pueblo vio su voz eliminada y negada en su derecho a la vida y a la expresión en 2 de Julio de 1781, día en el que en un acto de traición es entregada a la corona española y sentenciada el 5 de Septiembre de 1782 a una cruel y simbólica muerte.
Torturaron y humillaron su cuerpo ante la mirada de cientos de indígenas Aymaras en la plaza colonial de La Paz (Bolivia) hoy “Plaza Murillo”, su cuerpo agredido e incinerado por las llamas del atemorizado grito español, en un intento de despojarlo de las palabras que caminó y compartió por las montañas de la altiplanicie del territorio Aymara, luego fue hecho cenizas al viento. Desde aquel momento viaja por las montañas que le dieron vida y elevan su voz hacia los pueblos latinoamericanos. Dando un aliento libertario a nuestras luchas, que hoy caminamos junto a sus palabras hacia la autonomía de nuestros pueblos.
Manuelita Saenz (La Libertadora del Libertador). Amante de Simón Bolívar. Fueron sus padres Simón Sáenz Vergara, español, y María Joaquina Aizpuru, ecuatoriana. Su infancia transcurrió en Quito, donde rápidamente se hicieron sentir los ideales de los movimientos independentistas, organizándose grupos revolucionarios. En tal sentido, Manuela y su madre se identificaron con la gesta emancipadora; no así su padre quien permaneció fiel a la Corona española, por lo que fue hecho preso al estallar dicho movimiento, aunque posteriormente recuperó su libertad al ser sofocado en 1810. Debido a su apoyo al proceso de independencia americano, Manuelita fue internada en el convento de Santa Catalina donde aprendió a leer, escribir y rezar. Según una leyenda que circuló por mucho tiempo, siendo muy joven fue raptada del convento por un oficial de nombre Fausto D'Elhuyar; lo cual no obstante ha sido desmentido por la historiografía.
También tuvo que partir de Guayaquil, pues el gobierno de Ecuador no la quería allí. Viajó, entonces, a Paita, un puerto en el desierto peruano sin agua y sin árboles, y formado por una sola calle y un muelle al que sólo llegaban balleneros de Estados Unidos. Allí, en un desvencijado edificio, se leía: «Tobbaco. English spoken. Manuela Sáenz». La pobreza la acompañó durante los últimos años, y finalmente también la invalidez. El 11 de agosto de 1847 se enteró de la muerte de su marido, James Thorne, asesinado el 19 de junio de ese año. En su testamento, Thorne devolvía a Manuela los ocho mil pesos de la dote de los intereses; sin embargo, ese dinero nunca Llegó a sus manos. Así, inválida, acompañada por Simón Rodríguez (el Maestro del Libertador), quien también terminó su vida en Paita (1854), y las cartas del General O'Leary, acabó la vida de Manuela Sáenz, víctima de una extraña epidemia que llegó al puerto en algún ballenero, el 23 de noviembre de 1856.
Justa Estepa, fusilada el 16 de Enero de 1886, Anselma Leyton de Lérida Tolima, fusilada el 17 de Enero de 1817, Zulia: bella valerosa cacica de sangre real y altiva, luchó contra los españoles con valor y heroísmo, Fresia: princesa india, con sus huestes indígenas enfrentó con ferocidad desbordante a los asesinos soldados españoles, estas dos indígenas anónimas se sacrificaron al arrojarse sobre agudas estacas para eludir la servidumbre de los conquistadores y otras, que se lanzaron desde altas rocas del muso para morir antes de ser esclavas del déspota, nos dejaron la enseñanza del heroísmo.
Teresa Olaya, defendió a causa de los comuneros, organizó un ejército y marchó frente a él en Neiva. Matilde Guevara: Niña de 13 años, horrorosamente azotada por decir que era patriota. Por haber nacido en América fue desterrada. Ramona Alvarán: Natural de Cúcuta, fusilada el 13 de Febrero de 1813. Rosaura Vélez de Peña: de Tumaco, fusilada en Enero de 1814. Simona Duque Rincón de Alzate, de Marinilla, entregó 5 de sus hijos a la patria. Rechazó una pensión de 16 pesos mensuales para que no faltara esa suma a la república. Dolores Torralba y Rafaela Rangel, fusiladas por suministrar agua a los heridos de los ejércitos patriotas. Eulalia Burox, despedazada a sablazos el 7 de Abril en Chocontá. María Antonia Santos Plata, fusilada el 28 de Junio de 1819, heroína de gran ascendencia política y social de la provincia del Socorro, conocida por el apotegma patriótico profético que pronunció en el patíbulo “Antes de terminar este año el suelo granadino estará libre de los que lo tiranizan vilipendiando la virtud y el mérito”.
Y así más de 20.000 mujeres sufrieron el martirio, fueron sacrificadas en aras de la libertad y la independencia de nuestra patria, fusiladas, desterradas, confiscados sus bienes y asesinadas. Y al sufrir el martirio de la persecución y la muerte se hicieron inmortales y acreedoras a nuestro agradecimiento.
“pensamos en el rio de sangre que costó nuestra libertad, pero no hemos valorado el mar de lagrimas y sufrimientos de las madres, las esposas, las hijas de los héroes conocidos o ignorados que ofrendaron sus generosas vidas en aras de nuestra libertad”
“por eso si bien es cierto la mujer fue excluida de la guerra, al menos como combatiente, en cambio ellas fueron víctimas de innumerables violencias, arrastrando las penalidades del trabajo que el hombre no podía ejecutar por estar ocupado en las luchas guerreristas”
Muchas de las actuaciones heroicas de nuestros próceres fueron inspiradas o alentadas por sus mujeres y muchas de ellas intervinieron directamente en sus actividades bélicas o rrindieron sus vidas en los patíbulos.
“Esposas de los próceres: ¿Quién podrá valorar vuestro heroísmo y vuestros sacrificios al servicio de la patria?”
Estas mujeres lucharon contra la tiranía y dejaron una hoja de servicios heroicos; y con el casco guerrero empuñando las armas en defensa de la patria oprimida; y sirviendo de acicate para retemplar la energía y pujanza de nuestros bravos patriotas; en ocasiones suministrando su asistencia a los enfermos en campo de batalla, curando heridos, mitigando la sed al soldado fatigado, acompañando los cadáveres hasta su sepultura y entregando su vida en el patíbulo bajo el plomo del verdugo español.
Con las mujeres próceres de Colombia y América tenemos una deuda de eterna gratitud, para hablar de ellas, es preciso ponerse de pie y con un sagrado respeto deben llegar al altar de la patria, abriendo como un homenaje de cordial pleitesía al tabernáculo de los más importantes recuerdos.
(Emil Ludwig, Biografía de Bolívar)
“Mujeres próceres: quienes se incorporaron dentro de la lucha de los ejércitos. A semejanza de una bandada de colibríes dentro de una bandada de cóndores.
“… solo existía pues, una intima minoría de hombres deseosos de aprovechar con propósitos revolucionarios el estado de anarquía de la madre patria. Sin las mujeres, América nunca hubiera alcanzado su libertad. Muchos de los círculos, clubes y conjuraciones que entonces se formaron en América del Sur, nacieron a impulsos de mujeres heroicas y apasionadas. Fueron ellas las primeras en llevar la sublevación a la calle, en lucir la banda revolucionaria, en cantar himnos patrióticos; más tarde siguieron a sus maridos a los campos de batalla, tan firmes a caballo como a pies, a veces con un niño al pecho, otras con pantalones de soldado: como en las viejas estampas”.
Fuentes:
http://historia.mforos.com/710942/3710378-manuela-saenz-la-libertadora-del-libertador/
http://es.wikipedia.org/wiki/Cacica_Gaitana
Órgano informativo campaña 200 años de la independencia a la emancipación boletín número 4 19 de Julio de 2010 pagina 4.
(Emil Ludwig, Biografía de Bolívar)
jjsalinas69@hotmail.com