Los Países Progresistas deben hacer frente con firmeza a las acciones destructoras y aventureras del imperialismo. No se puede permitir que el imperialismo decida a su antojo la suerte de la Humanidad. Se debe implementar una política responsable, que coloque las bases necesarias para allanar las relaciones entre nuestros países. Propugnemos un dialogo en el que todos los interlocutores deseen obtener resultados reales. No se puede permitir la manipulación imperialista y que las conversaciones se conviertan en una cortina de humo que oculte la realidad, y el engaño a los países contrarios a la política de los intereses imperiales. Nosotros no somos socios de Washington.
Mientras exista la amenaza real de agresión imperialista, los países progresistas se ven obligados a preocuparse por su seguridad. Nuestras naciones no deben permitir a nadie que los miren como a un espacio vital para apetitos ajenos y ansias para saciar sus carencias de recursos. Los países progresistas vemos nuestro deber en contribuir a una sólida colaboración entre todos los pueblos del Hemisferio y del mundo, mutuamente provechosa, en tender puentes de cooperación dondequiera que sea posible: en el deporte, intercambio cultural, comercio, colaboración científico técnica, cooperación industrial, derechos humanos. Así y sólo así podremos fortalecer todo lo que une a todas nuestras naciones del Hemisferio, independientemente de las diferencias que existen en el régimen social.
¿Acaso es posible conformarse con que colosales recursos financieros se gasten en armas de destrucción, mientras centenares de millones de personas padecen hambre y mueren anualmente de inanición? Viven en la miseria, en lo fundamental, los pueblos de los países en desarrollo. Pero el problema de la miseria también afecta a los países imperialistas desarrollados, incluido Estados Unidos. El Estado que asigna para armamentos más de setecientos mil millones de dólares anuales no puede o, lo que es peor aún, no quieren darles de comer a sus habitantes, que se alimentan precariamente, no quiere, darles salud, no quiere instruir a sus analfabetas ni dar techo a aquellos que no lo tienen.
El problema más grave es el ensanchamiento del abismo que separa a los países desarrollados de los subdesarrollados. Las acciones de los imperialistas en este caso sólo se pueden calificar de usura internacional y, dicho con toda franqueza, sencillamente de saqueo. A nuestros países los envuelven los imperialistas cada vez más estrechamente con las redes de la dependencia financiera y tecnológica. Empero, tampoco renuncian a sus viejos métodos de empleo de la fuerza.
La posición de los países progresistas-socialistas en este terreno es bien conocida, Cada pueblo tiene derecho a regir soberanamente sus destinos. Sin este principio no pueden haber normales relaciones hemisféricas. Nuestros países deben seguir bregando por la reestructuración del orden político y económico en el Hemisferio en base a los principios sensatos y justos.
Vivimos en una época extraordinariamente compleja, en que tendencias contradictorias se han entretejido y han hecho colisión a escala global. Revoluciones sociales y desesperada resistencia de las fuerzas opresoras obligadas a desaparecer de la arena histórica mundial; importante progreso en todas las esferas de la ciencia y las artes, y degradación, que tiene su expresión en la “cultura masiva” engendrada por el imperialismo; lujo frente a la miseria, explotación y hambre en medio de la abundancia, hacia la aproximación y enajenación; hostilidad entre países hermanos y grupos de Estado del mundo actual. Todo esto engendra en no pocas naciones el desconcierto y pavor ante el futuro.
El lema de nuestros países en tan responsable período actual de la evolución histórica, debe ser, desarrollar el pensamiento vivo y de verificarlo en la práctica político-social. Debemos apoyarnos en todo lo que favorezca a los genuinos intereses de los pueblos, a la paz, a la justicia social y al progreso de todos.
Nuestra doctrina socialista, revolucionaria es un poderoso instrumento del conocimiento. Ella nos permite enjuiciar íntegramente las contradicciones del momento, descubrir sus causas, hallar respuestas acertadas a los problemas. Pero esta doctrina necesita que se la desarrolle sin cesar. Estamos seguros de que la amistad y la colaboración entre los países Progresistas continuará desarrollándose y fortaleciéndose para bien de nuestros pueblos y de toda la comunidad socialista: es preciso desarrollar sin miedo nuestra teoría, avanzar siempre.
Al proceder así partimos del profundo conocimiento de que el mundo en su desarrollo, ha entrado en una fase que requiere nuevos enfoques a las cuestiones de la seguridad alimentaria internacional, la salud, la educación. Las naciones imperialistas deben comprender, en fin de cuentas, que todo ha cambiado radicalmente. Que la tarea de hoy no consiste sólo en salvaguardar la paz, sino también en el desarrollo y la existencia de la especie humana.
Cada día es más evidente que los círculos de las naciones imperialistas siguen guiándose por una línea militarista, poniendo sus miras en la fuerza, para imponer su voluntad a los otros países y pueblos. A la vez declaran con todo descaro a los cuatro vientos que precisamente así influirán en la política de los Países Progresistas. De todo esto se desprende que el grupo gobernante de las naciones imperialistas ponen los intereses egoístas de los círculos militaristas por encima de los intereses de toda la Humanidad, de sus propios pueblos. Y, además, tiene su importancia el hecho de cómo se hace esto: demostrativamente, con arrogancia, con desprecio a la opinión de todos los pueblos del mundo. ¡Sin sentido de la realidad, sin sentido de la responsabilidad!
Y una vez más han vuelto a las andadas, tratando de quitar importancia a la acción de los países Progresistas, colgándole el sambenito de “propaganda”. Habría que preguntarles: si esto es “propaganda”, ¿Qué queremos decir con ella, de que queremos convencer con ella? Y sobre el pueblo norteamericano recae una responsabilidad mucho más seria, y diríamos muy particular, por el giro de los acontecimientos en el mundo. Tiene en que reflexionar.
Las invasiones militares imperialistas para apoderarse de los recursos energéticos a naciones del Oriente Medio, Asia y el Norte de África preocupan a todo el mundo, no se han registrado avances porque los Estados Imperialistas se han propuesto abordarlo por medio de la guerra. Son gravísimos los problemas que afrontan estas importantísimas y explosivas regiones. Esos pueblos por si solos tienen que encontrar una etapa preparatoria y conciliatoria, que abarcaría contactos bilaterales e intercambios de opiniones multilaterales, entre las naciones árabes e islámicas, que les posibilitaría formular propuestas serias en interés de todas esas naciones.
¡Gringos Go Home!
¡Libertad para Gerardo! ¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre. Patria Socialista o Muerte ¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net