Luego de la muerte de Mao Zedong o mejor conocido como Mao Tse Tung en 1976, el presidente Deng Xiaoping comenzó privatizando la agricultura, un viraje hacia el modelo capitalista, que le ha producido un auge económico de primer orden. A los Estados Unidos (EE UU) le incomoda que China sea dueña de $1.5 billones de activos en su país, cerca de 11% del PIB.
Según las cifras del Departamento del Tesoro, la deuda de EE UU al 30 de junio 2010, sumaba 14,3 billones de dólares, el pais más endeudado del mundo. El mayor acreedor de EE UU es China, con $ 1.16 billones, seguido por Japón $ 882,300 millones, el Reino Unido $ 272,100 millones, los exportadores de petróleo $ 211,900 millones y Brasil con $187,000 millones.
China siente molestia, porque depende de Estados Unidos para fomentar su estado mercantilista y que sus reservas internacionales calculadas en 3,05 billones están concentradas en dólares en un 65%. Ante esta realidad, la crisis económica capitalista se incrementa en ambos países. En EE UU políticos, empresarios, economistas buscan una solución con más proteccionismo. En el intercambio comercial entre las dos potencias favorece a China.
Muchos estadounidenses argumentan que están a la merced económica de los chinos. La dura realidad para los gringos es que China es su mayor prestamista extranjero y el único país con posibilidad razonable de disputarle el estatus de superpotencia mundial. Ambos países dependen el uno del otro, para mantener su economía en desarrollo. Ambos son los mayores consumidores mundiales de energía y los mayores emisores de dióxido de carbono. Ambos dentro de 15 años comenzaran a tener escasez de energía, de abastecimientos de alimentos y agua. Los dos se encuentran en el centro de las contradicciones capitalistas globales.
Efectivamente, los dos países se necesitan mutuamente para mantener sus economías, hasta cuando se puede mantener esta relación de amor y odio, no lo sabemos. Lo cierto es, que las esperanzas de la humanidad para su sobrevivencia, no están en Estados Unidos, ni en China, ni en Europa, están en América Latina y Venezuela tiene un papel de primer orden que cumplir con su proceso socialista a la venezolana.
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