Desde nuestro último artículo han sucedido eventos muy importantes que han confirmado lo que afirmábamos acera de la declinación del poder norteamericano en el continente.
Uno de ellos fue la visita del Secretario de Defensa norteamericano a Brasil y Argentina para conseguir apoyo a en su política de cercar a Venezuela y que encontró un sólido rechazo de dichos países, al punto que la Rice salió a los pocos días emitiendo una declaración conciliatoria hacia Venezuela. El otro fue el encuentro entre los mandatarios de Colombia, Brasil, España y Venezuela, con resultados muy favorables a nuestros países.
Pero el más destacado, por su significación, fue el resultado de la votación para elegir al Secretario General de la OEA, la cual, después de cinco intentos, terminó empatada, siendo la primera vez que Estados Unidos no impone su candidato en esta organización, lo que siempre hacía en la primera votación por mayoría abrumadora, casi unánime.
Esta sucesión de fracasos marca un punto de inflexión en el poder, hasta ahora omnímodo, de Estados Unidos en la región. No puede ser de otra manera. Los cambios cuantitativos y cualitativos ocurridos en los últimos tiempos imponen una nueva realidad geopolítica, y han mandado al cesto de la basura histórica la llamada Doctrina Betancourt.
En efecto, para el momento que Betancourt escribe su famosa teoría, en tanto que Estados Unidos era una potencia industrial, con más de 150 millones de habitantes, Sudamérica no llegaba a 80 millones, la gran mayoría viviendo en el campo y analfabetas.
Hoy la situación es diferente. Si Estados Unidos llega a 280 millones de habitantes, los latinoamericanos totalizamos cerca de 450 millones de habitantes, con una gran mayoría urbana, más del 70%, alfabetizados y decenas de millones de técnicos y profesionales universitarios. Y este proceso de crecimiento cuantitativo y cualitativo no se detiene. La población de la región crece en más de cinco millones de habitantes cada año, igual que las condiciones educativas y de desarrollo, a pesar de todas la trabas del imperio.
Aquí me parece muy pertinente reproducir las palabras de Simón Alberto Consalvi, publicadas en el semanario Descifrado del 14 de marzo de 2005, que entiendo que si bien se refieren a las vivencias opositoras, en ellas se reconoce, tácitamente, el fin de la Doctrina Betancourt. Efectivamente, Consalvi expresa:
“ Lo que rige las relaciones internacionales en esta época, y se demuestra cada día, es el pragmatismo. Es un pragmatismo que ha renunciado a los principios morales de la política internacional. Ahora, los venezolanos no estamos en condiciones de ir contra esa tendencia, que es mundial. Tenemos que ser pragmáticos y comprender que nadie va a venir a redimirnos. Tomar conciencia de que nadie nos va a redimir nos conducirá a una reflexión vital y dramática: ¿Qué hacemos? ¿Cómo vamos a resistir? Y sobre todo: ¿Cómo vamos a resistir solos? Porque debemos entender algo: estamos totalmente solos. (negrillas nuestras)
Y Yo digo, que bueno que estamos solos. Que bueno que se está enterrando la nefasta Doctrina Betancourt. Mejor dicho. Que bueno que se esté tomando conciencia, aún sin proponérselo, de que estamos solos (Realmente lo estamos desde hace más de 20 años, al comienzo del plan de dominación neoliberal) Y es muy bueno porque así se entenderá que estar solos significa que nuestra supervivencia como pueblo y como nación dependerá exclusivamente de las soluciones que discutamos y de los caminos que construyamos y no de “soluciones” impuestas por las potencias o por trasnochados “teóricos de izquierda”.
Colombia y Brasil hace tiempo que entendieron esa realidad y sus dirigencias juegan cuadro adentro en sus políticas hacia el exterior. Al contrario de la criolla que vive anclada mentalmente en los tiempos de la guerra fría. Y no estoy diciendo que me opongo a la integración, al contrario, para mi es vital. Sólo que debe afrontarse sin ingenuidad, o como dice el refrán alemán., “quiere a tu vecino, pero levanta la cerca”
Sería bueno también que esas reflexiones las lean los que dirigen el Nazional, ese pasquín, refugio de opinadores cagatintas que, consciente o no, defienden posiciones antivenezolanas, como la cruzada que llevan a cabo en contra de la constitución de una poderosa reserva militar, que comparten personajes como Alfarito (Ramos Allup) y ojala la dirigencia opositora y los medios pro-imperiales entiendan que ya no podemos ser gobernada por “Jefes Civiles” en nombre otros países y los que necesitamos son estadistas.
Por otra parte, para el gobierno norteamericano, el darse cuenta de la imposibilidad de controlar a sus anchas a lo que llaman su “patio trasero”, les debe producir una gran impotencia y frustración, tal como lo pudimos apreciar en los rostros desencajados de los funcionarios norteamericanos Maisto y Noriega en la OEA el pasado 11 de abril.
UNA INTERVENCIÓN EN EL HORIZONTE
Conocemos, sin ser psiquiatra, que la frustración causa, en la gran mayoría de las veces, agresión. Y cargados de agresión son los vientos que soplan del norte. En esa tónica se expresó el Jefe del Comando para las neocolonias del Sur, quien afirmó en Colombia, una vez que el gobierno norteamericano se dio cuenta que el expediente OEA no podía ser utilizado para ponerle las garras a nuestro petróleo, que Estados Unidos intervendría unilateralmente en cualquier país que considere un peligro para la estabilidad de la región. Ya lo hizo en Irak, Panamá, Granada, Haití, etc., despreciando las instancias mundiales.
Y como a Estados Unidos se le están agotando sus reservas de petróleo, que sólo les alcanzan para cubrir el consumo de poco más de 4 años y Venezuela tiene importantes reservas de crudo que el pueblo decidió controlar, es de esperar que en poco tiempo seamos acusados de ser un “peligro” para la estabilidad de la zona y venga la intervención.
Esa también es la forma de actuar del gobierno gringo, que copió de sus maestros los ingleses. Veamos como hace ya 150 años Carlos Marx describía la conducta criminalmente hipócrita de la corona inglesa, cuando afirmaba:
“...esos astutos y temerarios trucos de la diplomacia inglesa en Asia, en virtud de los cuales Inglaterra ha extendido sus posesiones en este continente. Tan pronto como la Compañía de las Indias Orientales lanza una ansiosa mirada a cualquiera de los Estados soberanos independientes o cualquier región cuyos recursos políticos y comerciales o cuyo oro y joyas tienen algún valor, la víctima es acusada de violar tal o cualquier convención ficticia o real, transgredir una imaginaria promesa o restricción, hacer alguna ofensa nebulosa, y la guerra es declarada, y en la historia nacional de Inglaterra se escribe otra página sangrienta...” La guerra Anglo-Persa, 30 de octubre de 1856 (negritas nuestras)
Ya nuestro Libertador en 1826 había advertido sobre esa conducta ruin del gobierno norteamericano, de inventar excusas para intervenir en otros países.
Pero esta aldea global requiere que no sólo la acusación provenga del gobierno de USA, también es vital, para maquillar la acción militar ante los suyos, que sectores del país a ser invadido proporcionen argumentos que justifiquen la intervención. Por eso es que cada vez que algunos de estos miserables y despreciables editores, articulistas o comentaristas, reproducen en nuestro país los argumentos ordenados por el imperio, como el apoyo del gobierno a las FARC, o que no hay democracia, están pavimentando el camino de la intervención, porque ese titular o ese comentario son reproducidos profusamente a nivel mundial, ayudando a construir el ambiente necesario para la intervención. Esos gusanos que se prestan a ese miserable papel, son los verdaderos enemigos de nuestra soberanía.
¿NOS ESTAMOS PREPARANDO ADECUADAMENTE?
Intervención que, con una estrategia correcta es perfectamente derrotable. Y en este sentido me parece un verdadero acierto el concepto de guerra asimétrica.
Pero por lo que he percibido, tengo el temor de que algunos de los que han hablado al respecto, tienen una visión derrotista y algo improvisada de ese conflicto previsible.
Y mi temor de que sea improvisada porque, en mis años de adolescente, tuve una interesante experiencia en ese sentido, que si bien es micro, me ha puesto a reflexionar al respecto. En efecto, al poco tiempo de derrocado Pérez Jiménez e instaurada la fallida democracia de 1958, un General llamado Castro León se alzó en el Táchira, y se temía que iniciaría un avance con sus tropas sobre Caracas, emulando a su tocayo Cipriano.
Lo cierto es que un grupo de unos 15 estudiantes, universitarios la mayoría, estuvimos “acuartelados” en un sitio de Caracas, con tres FN-30 y algunas armas cortas, con escasas municiones, para, si de daba el avance, ayudar a organizar la resistencia.
En ese momento nos imaginábamos como los personajes de las barricadas parisinas, que tan bien describe Víctor Hugo, defendiendo la libertad. Pero visto en retrospectiva, ahora lo considero una total irresponsabilidad.
Porque ¿Qué resistencia podíamos ofrecer con unos cuantos fusiles a tropas entrenadas y apertrechadas? Muy poca. La misma que años más tarde protagonizaron muchos jóvenes románticos en los barrios de Caracas, enviados irresponsablemente al sacrificio por dirigentes de “izquierda” que hoy dan es asco, vendiéndose en cuerpo y alma al imperio. Mucho me temo que eso se repita. Y a esa conclusión he llegado cuando oigo hablar de que cuando las tropas gringas ocupen el territorio nacional, saldrán los venezolanos a ofrecer una resistencia heroica en contra del invasor.
¿Con qué armas? Si para comprar escasos 100.000 fusiles rusos se ha formado una tremenda algarabía, ¿Cómo vamos a armar, no digo el millón de reservistas civiles que se fijó el gobierno como meta, sino aunque sea unos 500.000 combatientes? Tengo el temor de que todo esto de una reserva desarmada no pasa de ser un bluff, un bluff muy peligroso.
Es que una cosa es preparar una reserva en tiempos de tranquilidad y otra muy diferente hacerlo con una invasión en el horizonte.
Y digo que se tiene una visión derrotista de la guerra asimétrica porque de entrada se habla de una inevitable ocupación militar del país por parte de las fuerzas gringas en pocos días.
¿Por qué? Venezuela no es Irak, con llanuras como mesas de billar, ideales para maniobras con tanques y helicópteros. Buena parte de nuestro territorio es montañoso, con alturas de unos 2.000 metros de promedio en la cordillera central, en donde están los asentamientos urbanos más numerosos, hasta alturas de cinco mil metros en los estados andinos, sin contar Oriente y Centro Occidente. Son centenares de miles de kilómetros cuadrados.
Esta orografía facilita coordinar una defensa exitosa. Para mí, sólo los estados andinos, con unos 100.000 efectivos de infantería bien apertrechados y con suficientes misiles anti-tanques y antihelicópteros, son prácticamente inexpugnables. Ad Estados Unidos lo que le interesa son las llanuras de los campos petroleros. No creo que se entusiasmen mucho en tomar Caracas, por ejemplo, para desconsuelo de sus agentes locales citadinos, que seguro la pasarán muy mal en caso de un conflicto bélico. No deben haber pensado en eso.
Es que en esto hay que tener las definiciones bien precisas. Las guerras asimétricas en la historia se han dado en dos condiciones: la primera, cuando las fuerzas convencionales han salido derrotadas y al tiempo se organiza una fuerza guerrillera, como en los casos de Irak, la Unión Soviética, Yugoslavia, etc. La segunda es cuando se quiere tomar el poder en contra de un gobierno constituido, tipo Cuba, Nicaragua, Colombia, etc. En ambos casos, organizar y apertrechar efectivos es una tarea muy ardua y costosa, en recursos y en vidas.
La experiencia de un Estado preparándose para una guerra asimétrica desde el poder, creo que es inédita. Es una gran ventaja que poseemos y debemos aprovecharla, equipando apropiadamente a las reservas ahora, y no dejando esta tarea a la improvisación y a la buena de Dios, cuando ocurra la intervención.
SE NECESITA UNA NUEVA INSTANCIA POLÍTICA
Lo que sí quedó demostrado es que la OEA no es la organización política que necesitamos en el continente para adelantar los planes de desarrollo y soberanía. Por su misma estructura de funcionamiento, sería imposible pensar en utilizarla como plataforma para establecer objetivos como una moneda única, ni un mercado común.
Para conseguir esos y otros objetivos, como por ejemplo de crear un Banco para nuestro desarrollo regional, se hace imprescindible constituir una nueva instancia política.
Creo que en esa es la idea que está detrás de la asociación sudamericana de naciones. Pero ella comenzó con mal pie. Así vimos, por ejemplo cosas, como algunos países de nuestro subcontinente consiguieron respaldo, en reuniones de mandatarios de la región, para proposiciones tan inmorales como las de apoyar a dos presidentes acusados de corrupción en sus propios países, los de Ecuador y Guatemala, y la de, prácticamente legalizar la ocupación de Haití por fuerzas militares extranjeras. Por si fuese poco, el mismo Brasil apoya el cultivo transgénico, desarrolla tecnología nuclear y asume posiciones de gran potencia, tratando de manejar los conflictos en la región.
Por todo esto es que creo que es necesario construir una nueva instancia política en la región, integrada por aquellos países que deseen realmente el desarrollo y la soberanía. Pudiese ser, por ejemplo, la conversión de MERCOSUR.
Otro aspecto en que no estoy para nada de acuerdo es el apoyo a Brasil para ocupar un puesto en el consejo de Seguridad de la ONU. Hoy está Lula, mañana ¿Quién sabe? Una decisión así puede ser cuchillo para nuestro pescuezo. Hay que ser menos ingenuos y más astutos. Hay que releer lo que Bolívar escribió sobre este tema. Está ciento por ciento vigente.
En mi opinión, la representación en el Consejo de Seguridad debe ser, no de un país, sino de un grupo regional. Si eso se logra, y se llegase a instituirse grupos similares para otras regiones, como los países sub-saharianos, árabes, centroamericanos, con representación de cada grupo en el Consejo de Seguridad con derecho a veto, eso sí sería el cambio que necesita la ONU para un funcionamiento democrático. Porque esa idea de ampliar ese Consejo con unos 4 ó 5 países, lo que busca en realidad que Estados Unidos, conscientes de que solo no pueden, logre su objetivo estratégico de ampliar a la larga el sindicato de países neocoloniales, e impedir la representación del resto de las naciones en el Consejo.
CONCLUSIÓN
Terminaré con algo parecido a una perogrullada:
Cualquier desarrollo económico que un país desee emprender, sólo será posible con una estrategia correcta, con un gobierno soberano, con una independencia económica y con una Fuerza Armada preparada y equipada para garantizar esa soberanía y esa independencia económica. No hay otra.
Desde nuestro nacimiento como nación nunca hemos contado con todos esos elementos. Al comienzo no teníamos una estrategia de desarrollo y perdimos casi un siglo en contiendas intestinas que no nos llevaron a nada, y desde inicios del siglo XX hasta ahora, enajenamos nuestra soberanía al imperio norteamericano, primero con dictaduras como la de Gómez o Pérez Jiménez y luego con gobiernos corruptos y vendepatrias como los de la llamada cuarta república. Tenemos una oportunidad de oro de, por fin, caminar en el sendero correcto de la prosperidad y el desarrollo. No la perdamos en pendejeras.
EXCUSAS
He recibido varios correos de otros países en los cuales me reclaman firmemente que la izquierda no se presta a servir de payasos de la intervención gringa. Quiero pedir mis más sinceras disculpas a todos aquellos lectores que poseen un pensamiento de izquierdas y que entendieron eso de mi último artículo.
En realidad me olvidé de precisar que me estaba refiriendo a esa “izquierda exquisita” (MAS, Bandera Roja, Unión, etc.) que participa hombro a hombro con los sectores más recalcitrantes del país en la tarea común de instaurar el neocolonialismo en Venezuela.
Pero como todo, esta conducta también tiene una explicación. En la Convención Nacional de 1998, los llamados líderes “fundamentales” del MAS se opusieron al apoyo al Chávez, y ante el rechazo bullicioso de la mayoría de los asistentes, se retiraron de la misma y del mismo MAS, estableciendo tiendas aparte, no sin antes proclamar el gravísimo error de apoyar a un militar “autócrata” en ciernes.
Y toda la conducta en estos últimos seis años de esa otrora “brillante” dirección, no ha sido otra que tratar de demostrar la justeza de sus planteamientos de entonces. Como si eso le interesase a alguien.. Es eso que llaman la “Condición Humana”, excusable en nosotros, la gente común, pero es imperdonable en quienes quieran asumir posiciones de liderazgo.
Esa conducta justificativa la expresó magistralmente Manuel Caballero el domingo 3 de abril en el diario neocolonialista El Universal, “Desde 1992 lo hemos repetido hasta enronquecer: el de Chávez es un movimiento fascista”
Lo que sea o deje de ser Chávez no es el problema. Es lo que anhela el pueblo y como responderle. Y eso, esa dirigencia de la “izquierda exquisita”, no lo entiende.
Y no es que Yo crea que Chávez sea Socialista o de Izquierda. Por Dios, nada que ver. Pero Chávez si tiene un proyecto político más o menos coherente, que disfrutamos los ciudadanos en sus aciertos y padecemos en sus errores, sobre todo en lo tocante a la política económica que está aplicando, de clara tendencia neoliberal, y en el pésimo manejo de los problemas de la delincuencia y de la corrupción.
Pero eso será materia del próximo escrito.