No sé tú, pero yo lo presiento. Seguro ha de ser una noción de esas apocalípticas de fin o principio de milenio. Pero me huele mucho a vuelco y revuelco, lo cual, por cierto, no ha de ser nada extraordinario a la humana razón de echarle coco a cuanto se nos quiera pasar desapercibido en momentos como los presentes cuando el mundo anda en crisis y se sugiere un cambio como solución o compensación.
Cada vez es más clara la nueva era, llamémosla de “dictaduras ilustradas”, esto es, legalizadas. Tal es lo que me parece. Si uno se pone a observar detenidamente, bajo los titulares y las emociones, se da cuenta de que es evidente y que hablar de presentimientos o intuiciones es hasta necio. Es la punta futurista de un iceberg y ya que idiotas como uno ahora descubren.
El sistema ideológico y político en crisis en el presente ya rindió su fruto a sus éliites durante cientos de años y se acomoda para su inevitable degeneración. Uno de sus daños colaterales ─digámoslo así para utilizar una jerga militar chévere─ es la miseria globalizada, efecto de la ardua misión de generar prosperidad a unos pocos.
Ahora mismo se cae a pedazos (el sistema) en medio de la hecatombe financiera e ideológica que pone en entredicho la estructura monárquica de sostenerse sobre el hombro de los esclavizados y sobre el criterio arrasado de los parias mentales, es decir, sobre todos nosotros, que por estar vivos en medio de tales formas somos tácitos responsables, complices.
De modo que viene lo que viene: la legalización de las dictaduras “democráticas” en Occidente. Las dictaduras ilustradas, legales, etc. O la democracia ilustrada. Usted juegue con las palabras.
Ya vemos los visos: el sistema, el gobierno, los plutócratas y ricachones de toda índole y geografía del mundo se preparan para el control de la explosión, a saber, el manejo de las esquirlas populares que tanto los han sostenido. Se aprueban leyes conculcadoras de la privacidad, se criminaliza la protesta, se sataniza la indignación, se hacen arreglos para someter a la humanidad a una nueva era de explotación sobre el polvo de lo explotado.
Me explico: las bases cansadas del sistema (el populacho mundial) han abierto los ojos y se han indignado de tanto diferencial miserable y se preparan para afrontar el empuje plutocrático reesclavizante, que viene por la vía de la fuerza física o ideológica.
Nuevos tiempos, sin duda. Nueva conciencia. Revolución mundial, post capitalismo, socialismo, comunitarismo…
El sistema, sus gobiernos, sus plutócratas de siempre, se ponen de acuerdo en Europa para contener tanta protesta, se apoyan recíprocamente en ahorrarse unos dineros a costa de los tontos y hasta preparan armamentos en contra de su propio pueblo.
En fin, la constante, constante histórica, la constante de las matanzas revolucionarias, el aplacamientos del surgir de nuevas conciencias, el amordazar de las protestas, gritos y lamentos; o los llamados ─contemporáneamente─ "daños colaterales" de la defensa del sistema por parte de quienes lo detentan junto a sus diletantes seguidores.
Y en EEUU ni hablar. Es allí donde es más evidente lo que esta por venir. La nueva era del nuevo Estado y forma de gobierno subyugador de pueblos. Armas sofisticadas para contener protestas, criminalización de ellas, engaño popular mediático, descarado accionar en contra de los más desvalidos, defensa de los cimientos “ideológicos” del sistema, es decir, de los banqueros, políticos y ricachones en detrimento del hombre de a pie que diario sale a caminar una plaza o a comerse una hamburguesa en la calle. Política exterior invasora para desviar los ánimosidad de la crisis interna.
Como siempre ha sido: los huecos económicos empujan a las naciones hacia los hoyos de la guerra.
Y hablando de empuje, que es el empuje de este escrito, ahora mismo la plutocracia mundial empuja hacia una legalización en dictadura de sus “democracias”, estrenándose con aplacar la indignación de las masas (los pilares) respecto de los tiempos y sistemas que menguan; estrenándose con aniquilar malestares, para decirlo de una vez. La idea es fundar un Estado novísimo que se soporte sobre la aplastada indignación de quienes no han soportado más y han catado el fraude sistémico-ideológico del pasado, induciendo al engaño de las nuevas formas.
Como diría una contracanción por ahí: “La era esta pariendo un corazón”, pero malsano y podrido de antemano. Son los tiempos que vienen, si no aceptados por las mayorías, impuesto por las minorías, a fuerza de sangre, sudor y lágrimas, metábasis éste de guerra, según vieja y conocida expresión de Winston Churchill poco antes de pedirle el sacrificio de la guerra y defensa a su pueblo.
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