EE UU para poder mantener su guerra permanente en el mundo y apoderarse de los recursos energéticos han creado una élite escogida de civiles y militares, para llevar a cabo la misión de aterrorizar a enemigos exteriores reales o imaginarios y castigar, expulsar o silenciar al ejército y agencias de espionaje tradicionales rivales dentro de su Estado.
Su militarismo extremista tiene relación directamente con las masacres de civiles y las bajas militares sobre el terreno y poder evadir la responsabilidad internacional en materia de derechos humanos utilizando mercenarios Su subordinación a los intereses de Israel les lleva a "calcular mal" el grado masivo de oposición a la guerra y la ocupación.
Su búsqueda de la dominación mundial llevó a los Estados Unidos a invasiones militares insostenibles impulsando la crisis económica del imperio. Su lógica militarista revela su ignorancia abismal de las tácticas militares de los afganos e iraquíes. Estos errores lo están repitiendo en el medio oriente enceguecido por su odio contra Irán que no se somete a sus dominios.
Los estrategas estadounidense no pueden visualiza que Israel, a pesar de sus asesinatos diarios de civiles, bombardeos de terror y tortura ritual y humillación de los palestinos no ha tenido éxito en 60 años de guerra contra 3 millones de Palestinos. Los militaristas civiles del estado imperial no han aprendido nada de los fracasos de Israel. Para ellos Israel no puede cometer ningún error, nunca puede fallar, es su modelo ideológico viviente de voluntad militar para conquistar.
La doctrina militar está basada en la creencia en la invencibilidad imperial acompañada por las transnacionales de los medios de comunicación apoyada por imaginarios guerreros-superhombres que representan a la superpotencia. Estos ideólogos y su corte de militaristas civiles han presionado al límite su guerra psicológica diseñada para aterrorizar a la masa de la población para que siga su doctrina extremista y haga sacrificios financieros e inhumanos para las guerras en curso. Continuará.
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