El camarada Presidente Nicolás Maduro en su reunión en Miraflores con los factores del Polo Patriótico, dando sus opiniones sobre lo que significó de trágico para nuestro país la influencia desmedida estadounidense en el desarrollo integral de la vida del país por más de cien años, se refirió al término “pitiyanqui” para referirse a los venezolanos que tienen a los Estados Unidos como su primera patria, como el suelo que más allá de no haberlos visto nacer, les causa obsesión tal, que para ellos ese país es el paraíso en la tierra y su verdadera patria, que es Venezuela, muy poco o nada les interesa...
Pues bien, en su intento por informar sobre el término, la memoria del compatriota Presidente no le ayudó lo suficiente en ese momento para explicar el origen del término y es por ello por lo que hemos considerado bien útil reproducir una nota que publicamos sobre el tema en este mismo medios el 30/08/08, cuyo contenido explica su origen de la palabra y su lugar de nacimiento.
Leámoslo, sin más preámbulo:
“Mote no inventado por chavistas y ni siquiera por comunista alguno. Ser pitiyanqui es ser adorador del imperio norteamericano, es soñar que la patria pueda ser algún día parte del mismo, sin importar si pasamos a ser una estrella más de su bandera, o sólo un Estado Asociado o, simplemente, un Protectorado. Lo importante y lo dice a voz en cuello el pitiyanqui, es que quien debe gobernarnos tiene que ser un gringo y si "marine", mucho mejor (recordar a la inefable Angela Zago).
El término “pitiyanqui” no lo inventaron, efectivamente, los revoltosos marxistas leninistas castristas, sino para sorpresa seguramente de muchos de la llamada “sociedad civil”, lo fue el gran poeta costumbrista puertorriqueño, Luis Llorénz (1876/1944).
Dice Don Mario Briceño Irragorri en su libro “Aviso a los navegantes” (1953), que él la utiliza como un excelente calificativo para distinguir a aquellos “compatriotas prestados a hacer juego a los intereses norteamericanos, en perjuicio de los sagrados intereses de Venezuela.”
Agrega Don Mario Briceño que “la voz piti, como alteración del francés petit, entra en la palabra pitimí (..) con la cual se designa (según el DRAE), el rosal de ramas trepadoras que echa rosas menudas y rizadas (..) Llórénz, más que en la rosas, debió pensar en la actitud trepadora de los compatriotas que se rindieron al colonialismo.”