La diplomacia y "El caso Carvajal"

Cada minuto que pasa es una sucesión de hechos que advierten, enseñan, confrontan y prueban la textura del proceso político venezolano, la cultura medieval de ciertos partidos y el tipo de gobierno que, entre tirios y troyanos, tiene el país. De las guarimbas asesinas a la especulación desmedida, de los 20 mil millones de dólares robados al pueblo en la figura de Cadivi a la captura y encarcelamiento de un fascista sin voluntad popular, cada  caso pretende suplantar la indignación y memoria  colectiva.

De “pronto”, un militar venezolano con responsabilidad diplomática, en consecuencia, protegido por la Convención de Viena, es secuestrado  en una isla que, en pleno siglo XXI, sigue siendo colonia de un país allende el océano. Acción que tuvo como artífices “ocultos”, a los llamados paradiplomàticos financiados por  el Departamento de Estado Norteamericano quienes acusaron al oficial- diplomático venezolano de cómplice de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia  (FARC) en el tráfico de armas y, de paso,  narcotraficante.

Es pertinente precisar que “el Convenio de Viena sobre relaciones diplomáticas (18 de abril de 1961) reconoce -como parte del llamado estatuto diplomático (normas aplicables a las misiones y agentes diplomáticos extranjeros)- los privilegios e inmunidades diplomáticos, que se conceden no en beneficio de las personas, sino con el fin de garantizar el desempeño eficaz de las funciones de las misiones diplomáticas en calidad de representantes de los Estados (arts. 22 a 39)”.

Igualmente debe conocerse que de acuerdo “…al artículo 31 del Convenio de Viena de 1961, el agente diplomático gozará de inmunidad de la jurisdicción penal del Estado receptor, no estará obligado a testificar y su persona es inviolable (art. 29), no pudiendo ser objeto de ninguna forma de detención o arresto. El Estado receptor le tratará con el debido respeto y adoptará todas las medidas adecuadas para impedir cualquier atentado contra su persona, su libertad o su dignidad”.

Como las noticias son objetivas o subjetivas dependiendo entre otras cosas de quién las emite o, en todo caso, jamás serán leales ante los hechos, queda claro que toda acusación generada desde el gobierno de los EEUU está podrida de mentira, agigantada de cinismo y absolutamente dirigida a un objetivo claro: amedrentar al gobierno de Venezuela, aun cuando reciban diariamente más de 1 millón de barriles de petróleo…

A estas alturas de la realidad mundial, luego de tantos sucesos oprobiosos provocados por los imperios de mediana y alta capacidad destructora, pero sobre todo el imperio del garrote y dólar, nadie con un mínimo sentido común político puede creer que toda denuncia engendrada desde la Casa Blanca, Departamento de Estado o CIA se fundamenta en hechos legales, sustentables e irrebatibles.

Sobran las acciones funestas, criminales y humillantes con patente norteamericana que han dejado miles de muertos, heridos, prisioneros, ecocidios, abusos e indignación en el planeta. En nombre de la paz mundial y de cualquier juego de palabras sagaces han asaltado países con la mayor impunidad interna como externa.

Independientemente de las diferencias coyunturales o conceptuales que se tengan con la dirigencia política oficial y la manera de confrontar males estructurales del país, el gobierno actuó con la precisión del taumaturgo y comprensión absoluta del Derecho Internacional Diplomático al  emprender acciones determinantes para salvaguardar, en primera instancia, la seguridad física de nuestro compatriota  y, luego,  el concepto de Inmunidad Diplomática.

Tal como lo apuntó Calixto Ortega, vicecanciller para Europa, haber permitido semejante atropello violaría una de las conquistas fundamentales de la Diplomacia como lo es la Inmunidad y, a su vez, lanzaría al piso el derecho que tiene un país soberano de proteger a sus conciudadanos, diplomáticos o no, más allá de las circunstancias que generaron el secuestro o captura por un presunto delito cometido en territorio ajeno.    

  El propio EEUU ha ejecutado cualquier tipo de transgresión en defensa de algún norteamericano detenido en otro país. Han sido capaces de provocar guerras, inventar simulaciones, chantajear gobiernos, negociar a la sombra, es decir, han movido cielo y tierra, por las buenas o por las malas en aras de proteger a un nativo de su país.

  ¿Qué otra jugada sucia tendrán en el tintero estos personajes siniestros de la paradiplomacia, quienes no cesan en acorralar a éste o aquel país? Podemos cometer muchos errores como pueblo, gobierno o país, pero defender la vida de un venezolano en el exterior no es negociable ni puede tomarse a la ligera, se trata de un concepto de soberanía y acato a nuestra identidad, visión de patria y concepto de lo que es la Diplomacia Venezolana.

*Ex – Diplomático / Periodista 

 

elmerninoconsultor@gmail.com 



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Elmer Niño


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