Se cumplieron trece años del ataque aéreo a las torres gemelas en Nueva York. Desde el 11 de septiembre de 2001, los gobiernos que se han sucedido en los Estados Unidos, a raíz de esos hechos hasta la actualidad, aplican una política intervencionista en los países del Medio Oriente, invadiendo militarmente y utilizando el argumento de la lucha contra el terrorismo.
El reciente discurso del Presidente Barack Obama, ordenando los ataques de la fuerza aérea de su nación en conjunto con la coalición de la OTAN, son otro ejemplo del irrespeto a los organismos internacionales como la ONU y es un mensaje de su poder tecnológico y militar. Este episodio va más allá de una de una osadía. Los ataques programadas por el gobierno de los Estados Unidos como excusa para eliminar a los Yihadistas es una verdadera práctica imperialista y está dentro de sus planes de expansión con el apoyo de Arabia Saudita, el gran aliado de Occidente y del estado norteamericano. No sería extraño que los mercenarios que están en Siria, financiados por la CIA, avancen en una nueva ofensiva.
La realidad política universal cambió desde el 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos accionan impunemente, violentando todo tipo de normativa. El dudoso ataque aéreo contra el World Trade Center, o torres gemelas en Manhattan está relacionado con las invasiones a Irak y Afganistán por las tropas estadounidenses y la OTAN.
Los auto atentados son conocidos como método en la historia de las intervenciones norteamericanas para apoderarse de los territorios, como por ejemplo la explosión del barco el Maine a finales del siglo diecinueve, el ataque a Pearl Harbor, para luego bombardear las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Pero no solamente los auto atentados son utilizados por el imperialismo yanqui para actuar como el gendarme del mundo, también las campañas de descalificación contra los gobiernos soberanos e independientes en la América Latina, definidos como Socialistas, permitieron realizar masacres y golpes de Estado. Ejemplo de ello, son el derrocamiento a Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, el golpe de Estado dirigido desde el Pentágono contra el Presidente Hugo Chávez y la guerra económica contra Venezuela.
Los pueblos del mundo deben condenar todo acto terrorista y todo intervencionismo que violente la soberanía de las naciones y la paz en el planeta. Esta nueva acción de guerra contra el Medio Oriente no es más que un episodio de demostración de fuerzas de Los Estados Unidos, ante su lucha para mantener la hegemonía mundial y contener a Rusia y China, en su avance como alternativas económicas, en este nuevo escenario.
EL Estado norteamericano necesita recuperar los territorios perdidos ante la presencia de gobiernos anti imperialistas y populares. Y está generando una tensión mundial que pudiera originar una guerra de magnitudes impredecibles.