A propósito de la Celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, como lo establece la ONU desde el año 1950, vale la pena destacar un tema que se viene utilizando para atacar a la Revolución Bolivariana y especialmente al gobierno del Presidente Nicolás Maduro.
No es un secreto para nadie que los organismo multilaterales, con la ONU a la cabeza, han sido utilizados por los poderes hegemónicos imperiales para atacar a los gobiernos que adelantan políticas que contradicen el modelo capitalista que desde la década de los 90, consecuencia directa de la desaparición de la URSS, pretende imponerse como modelo único en el mundo entero.
Incluso la China de Mao, hoy orientada al modelo denominado "socialismo de mercado", que ya ha desplazado a los EE UU en índices de crecimiento económico, no escapa de la condena por el tema de los derechos humanos.
Los sucesivos gobiernos venezolanos que durante 40 años, desde 1958 al 1998, irrespetaron de manera sostenida los derechos humanos del pueblo llegando con el caso del Caracazo a cometer lo que puede ser calificado de genocidio contra el pueblo más humilde, nunca despertaron la atención ni el interés de ninguno de los organismo que hoy mantiene al acecho al gobierno y permanentemente le acusan de irrespetar los derechos humanos de minorías que apuestan a romper la constitucionalidad y el orden legalmente establecido con el propósito de retomar el poder político del que fueron desplazados desde 1998.
Un día antes del Día de los Derechos Humanos, el Senado de los EE UU puso a circular el informe donde quedan evidenciadas las prácticas de tortura que en cárceles secretas agentes de la CIA aplicaron a prisioneros en el marco de la políticas guerrerista implementadas por George Bush entre 2001 y 2008.
Pero ahora, es a Venezuela a quien el Congreso de EE UU ha aplicado sanciones, avaladas por el Presidente Barack Obama, acusando a funcionarios venezolanos de atentar contra los derechos humanos de "guarimberos", que desde el 12-F de 2012, después de imponer la agenda política de "La salida", causaron más de 40 muertes con el propósito deliberado de derrocar al gobierno del Presidente Nicolás Maduro y dar al traste con la Revolución Bolivariana que desde el 1998, los desplazó del poder político.
El Congreso de EE UU y su Presidente se hacen los locos con el Informe del Senado donde se demuestra que la CIA, quienes la dirigían y el propio expresidente Bush y su entorno más cercano, (2001-2008) violentaron los Derechos Humanos de prisioneros lo que en una verdadera democracia obligaría a establecer responsabilidades e imponer consecuencias, mientras por otro lado, deciden "imponer sanciones" a un país alegando la defensa de los derechos humanos de víctimas del gobierno. Peor cinismo no pudimos ver en el sr. Obama y su gobierno.
El pueblo de Venezuela mayoritariamente rechaza el intervencionismo de EE UU en nuestros asuntos internos, así lo demostró el pasado 15D y lo seguirá demostrando en adelante. Que no olvide Obama que éste pueblo es digno heredero de Bolívar y de Hugo Chávez.