Cuando en el contexto del derrumbe de la Unión Soviética se pregonaba el fin de la Guerra Fría, apenas días antes se celebraba la caída del muro de Berlín, el 20 de diciembre de 1989, 27,000 soldados de la fuerza militar más grande del mundo invadieron una pequeña nación latinoamericana: Panamá y que los invasores llamaron "Operación Causa Justa". El pretexto de George Bush padre fue sacar al dictador Noriega. Así mismo este presidente justificó “La Tormenta del Desierto”, dos años después para invadir a Irak, y supuestamente devolver la democracia a Kuwait. En ambos caso salían a relucir lo que era la nueva política internacional de hegemonía norteamericana, el mundo unipolar, y la triste realidad para los países pobres del sur, que paradójicamente se habían sentido más seguro en el contexto de la Guerra Fría. En este tiempo se propicia la desaparición de Yugoslavia, las invasiones a Panamá, Irak y luego bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo se invade a Irak, Afganistán, se reactivan las bases navales en varios continentes, como en Colombia. Así como en Irak el motivo fundamental fue dominar los principales yacimientos petroleros del mundo, en Panamá era continuar con el dominio sobre el estratégico Canal de Panamá, que ahora con su protección está siendo ampliado para garantizar un mayor tránsito.
Como recordaran el 31 de diciembre de ese año correspondía entregarle a Panamá la soberanía sobre el canal, según los tratados entre los presidentes Carter y Torrijos firmados en 1977, cuyo nacionalismo le costó la vida al presidente panameño en un misterioso accidente aéreo en 1981. En ese año se cumplían 86 años de dominación neocolonial sobre esta nación centroamericana, cuyo nacimiento en 1903 se produjo como desprendimiento de Colombia y fue propiciado por los intereses norteamericanos.
Durante la invasión de 1989, bombardearon y acribillaron comunidades civiles. Arrasaron la vecindad popular El Chorrillo, que luego fue llamada como "Hiroshimita". Los panameños calculan que de 2,000 a 6,000 personas murieron, muchas enterradas en fosas comunes. Las tropas estadounidenses quemaron con lanzallamas cuerpos, que se achicharraron en las llamas. Toda esta masacre fue justificada por la muerte de un soldado estadounidense, y por eso Bush declara que todos los 35,000 estadounidenses que vivían en Panamá estaban en peligro.
El general Manuel Noriega que era agente de la CIA desde 1967 y se había formado en la Escuela de las Américas, fue llevado al poder cuando el presidente anterior, Omar Torrijos, empieza a ser molesto a Estados Unidos. Igual, cuando Noriega comienza asumir cierta autonomía y cierta muestra de nacionalismo- aunque fuera para sus propios intereses- lo sacan del poder acusándolo de dictador y narcotraficante, cosa que podía ser cierta, pero ellos mismos habían sido sus protectores, fundamentalmente para hacerle frente a la revolución de la vecina Nicaragua a partir de 1979. Así vemos como paradójicamente, en 1984, cuando Noriega comete un el fraude electoral, el secretario de estado de Reagan lo elogia por "iniciar el proceso de la democracia".
A Noriega lo capturaron y lo trajeron a Estados Unidos a enjuiciarlo, para que no soltara información sobre los sucios secretos de su relación con la CIA y George Bush padre. Manuel Antonio Noriega, por quien el gobierno de Bush ofrecía una recompensa de un millón de dólares, se refugia, el 24 de diciembre, en la Nunciatura Apostólica. Después de intensas negociaciones entre las fuerzas norteamericanas y el Nuncio Monseñor Laboa, el 3 de enero de 1990, Noriega se entrega a las autoridades estadounidenses. De inmediato, fue trasladado a una prisión de alta seguridad en Miami a la espera de su juicio y sentencia. Finalmente, fue juzgado y condenado a 40 años de prisión, pena que actualmente cumple en los Estados Unidos. Desde entonces se han repetido presidentes aliados y bajo la sumisión a los EEUU, desde Guillermo Endara, quien hizo su juramento como presidente en una base militar yanqui en la Zona del Canal.
Esta nota ha sido leída aproximadamente 2032 veces.