"La Junta Militar quiere dejar constancia de que este movimiento no se orienta de ninguna manera hacia la instauración de una dictadura militar, ni abierta ni disimulada, a fin de exigir al pueblo que no debe dejarse engañar por quienes propagan lo contrario. Las medidas de preservación del orden y de represión del sabotaje, pillaje o atentado contra las personas y la propiedad privada o pública, que la Junta está dispuesta a aplicar enérgicamente, no deben ser interpretadas más allá de su exacta significación en resguardo de la seguridad nacional y defensa de las instituciones. No se ha asumido el poder para atentar contra los principios democráticos, sino para obtener su efectiva aplicación y preparar una consulta electoral a la cual concurra toda la ciudadanía en igualdad de condiciones"
El extracto anterior corresponde a parte de la Alocución de Carlos Delgado Chalbaud, Presidente de la Junta Militar de Gobierno que en noviembre de 1948 derrocó al Presidente Rómulo Gallegos, quien apenas tenía 8 meses de ser electo.
Como bien lo registra la historia esta Junta Militar fue el preludio a la férrea dictadura que durante alrededor de 10 años y bajo la conducción de Marcos Pérez Jiménez asumió el poder en Venezuela en el siglo XX. Larga es la lista de presos, asesinados, torturados por este nefasto régimen.
En estos días cuando la develación de un golpe de estado, alentado por factores de la dirigencia política de derecha mantiene alerta al gobierno revolucionario y al pueblo chavista en defensa de la democracia participativa y protagónica que nos legara Hugo Chávez, lecturas de "Entre Golpes y revoluciones" de Jesús Sanoja Hernández nos invita a volcarnos al estudio de la historia política de nuestro país para comprender los riesgos que en nuestros días enfrenta la Revolución Bolivariana.
Los factores que hoy alientan el golpe de estado, hoy con algunos de sus dirigentes presos, argumentaran como en el pasado que deben "imponer" un nuevo orden político que garantice la paz y el bienestar de los ciudadanos. En el 2002 cuando fracasaron en su intento de golpe a Hugo Chávez mostraron sus verdaderas intenciones.
La derecha interna, aliada con los poderes imperiales, insiste en promover el derrocamiento del gobierno democrático y constitucional del Presidente Nicolás Maduro con la intención expresa de retrotraer al país al pasado nefasto de la cuarta república.
El imperio, dado el recurrente fracaso de sus lacayos internos, parece decidido a asumir directamente el trabajo sucio de derrocar a un gobierno legítimo y constitucional que el pueblo democráticamente escogió.
No pudieron contra Chávez, no pueden contra Maduro y no podrán contra un pueblo que decidió hacerse libre e independiente para siempre.