El presidente de los Estados Unidos de América declaró, vía decreto presidencial, una Emergencia Nacional, en la nación más poderosa del planeta, por la amenaza inusual y extraordinaria que constituye para la seguridad de la nación del norte, la Republica Bolivariana de Venezuela.
Es increíble como un país con más de millón y medio de tropas y tecnología propia y de primerísima generación, puede declararse en emergencia por la amenaza que le significa un país que no tiene más de 30 mil tropas y tecnología militar comprada a otros países y controlada por convenios internacionales que prohíben que los monos tengan hojillas y donde nuestras naciones están tipificadas en esa categoría.
No hay una sola bala en nuestro poder que Estados Unidos no nos haya contabilizado, ¿Que amenaza podemos ser para nadie?
Venezuela es quizás la única nación del mundo cuyo ejército ha salido de sus fronteras solo a liberar naciones y una vez cumplido su cometido se regresó dejando la autonomía reinado en los países liberados.
Esa declaración es una jugada en sentido político que resguarda la seguridad jurídica del firmante, Obama se está cuidando su espalda personal ante el inminente ataque a nuestro país amparándose en el fuero de Presidente de los Estados Unidos de América. Para eso el decreto, da lo mismo los considerandos que ponga, lo importante es el decreto en si.
Que si el presidente del gobierno venezolano se empeña en eructar en público o hablar con la boca llena, que si hay mucha corrupción en ese país sudamericano (como si estuvieran robándose los reales gringos) que si no hay libertad de prensa, a pesar de que comparada con la libertad del imperio norteño aquí hay un paraíso de libertades públicas e individuales. Que si metieron preso al líder de la oposición Leopoldo López (¿?¿?¿?) da lo mismo el nombre que coloquen en el decreto, de todos modos este no será leído por el pueblo norteamericano y si lo leen la pronunciación les prohibirá pronunciar correctamente el nombre que pongan.
Ese decreto es una amenaza gigante, la más grave situación en la que la patria de Bolívar se ha colocado después de 1823, cuando con la batalla del lago de Maracaibo sacamos al último reducto español y la guerra internacional que manteníamos acabó en nuestra frontera.
Estados Unidos no va a esperar para invadirnos; ya las cartas están echadas, ese decreto blinda a Obama y lo justifica ante sus leyes; por la naturaleza miedosa del pueblo estadounidense, la opinión pública norteamericana se sentirá aliviada ante el ataque hacia una nación sudamericana que se constituyó en una amenaza para su seguridad nacional.
Los opositores que auparon el evento, que se hace a todas luces irreversible, pagaran con creces la afrenta; empezando por los que se encuentran en suelo americano que serán vistos por sus, hasta ahora, amigos o vecinos como posibles amenazas; así funciona la mentalidad gringa; sus hijos serán vistos con recelo en las escuelas, los bancos los miraran con cautela y la seguridad nacional estará sobre ellos.
Aquí la invasión no discriminará entre los cabeza hueca que auparon la invasión y los chavistas; los invasores los sumaran como "daños colaterales".
Estados Unidos no va a dar tiempo a que Venezuela arme un programa de resistencia y se organice para ello; por muy deficiente que esta pudiera ser y por muy inferior que sea nuestra Fuerza Armada con respecto a la de ellos, la matazón será grande si Estados Unidos da tiempo a que nos organicemos.
La administración Obama aplicara el plan "Muerte Súbita" sobre Venezuela; este plan consiste en un ataque inmediato, sin declaración previa amparado en su resguardo a su Seguridad Nacional y que les dará el control efectivo en pocas horas; esto obviamente accionará a la comunidad internacional pero ya el daño estará hecho y ya el chavismo depuesto por una junta de gobierno de transición colocado por ellos.
Estados Unidos se podrá retirar dejando la cagada y la hedentina a la primera llamada de las Naciones Unidas pero ya el gobierno estará depuesto y la bota militar colocada encima del pueblo impotente y desarmado.
En ese escenario será muy cuesta arriba re organizar la defensa, después de la matazón selectiva y el secuestro de nuestros líderes, costará reorganizarnos.
El país caerá en la oscuridad más terrible que haya sufrido en toda su historia y los norteamericanos les cobraran el favor a sus aliados chupándose el petróleo y esclavizándolos con el resto de la población que sobreviva a la invasión.
De ese plan "Muerte Súbita" sólo nos podrá salvar el activarnos ayer y organizar las única salidas posibles en este enfrentamiento, que podrían contemplar el aliarnos con poderosos inequívocos que tengan poder de persuasión suficiente para detener el plan norteamericano; actuar desde ya sin pérdida de tiempo ante los organismos internacionales denunciando el inminente ataque; afianzarnos con la unidad latinoamericana y reforzar las destrezas de nuestro ejército en la única manera defensiva posible ante ese poderoso ejército: la guerra de guerrilla.
Este sábado Venezuela hará su primer ejercicio de guerra en tiempos de paz, si pasamos esta crisis sin más, esa práctica deberá instaurarse como parte de nuestra rutina, pues bajo nuestro suelo esta la primera reserva de petróleo de la humanidad y Estados Unidos ya ha dado la muestra inequívoca de que mientras Venezuela siga ese rumbo se reafirmará en una amenaza para su Seguridad Nacional el no poder disponer de esas reservas.
Pendejos "lideres" opositores han dicho y sus seguidores, cabezas huecas, repiten: ¿Por qué no dejamos de venderle petróleo a USA? Y yo pregunto ¿Por qué USA no deja de comprarnos? Ellos no son los poderosos? ¿Los que no nos necesitan?.
Venezuela se constituye en amenaza para la economía norteamericana, no por la corrupción que ellos puedan decir que hay aquí, ¿Eso en que puede afectarlos a ellos? sino por el camino de independencia que nos hemos trazado y que a costa de lo que sea, será nuestro destino.
Estados Unidos no está jugando, la operación "Muerte Súbita" al chavismo en Venezuela está en marcha y puede suceder en cualquier momento, hay que denunciarla a tiempo y prepararse desde ayer, no para el sábado ni para la próxima semana.