¡No pasarán los bárbaros!

“Es necesario pensar en la paz, no como técnica de quietud, sino como sistema de fuerza moral. Las fuerzas oscuras tratan de imponer sus designios. Si contados son los nombres que se pueden exhibir en el campo de la democracia venezolana al frente de gobiernos constitucionales, son en cambio, millares los antecedentes de los usurpadores que figuran en la historia tanto oficialmente como en la trastienda política. Por ahí andan enredados esos traidorzuelos que miran sólo a complacer a los alquiladores de conciencias”.

Junto al aprontamiento de voluntades para engrosar los cuerpos armados que reclame la defensa de la Patria, alistemos un otro ejército, donde tienen sitio hasta los lisiados. Para los que están temerosos, para quienes dudan del triunfo final de la justicia, para aquellos que parecen anunciados de la muerte de Dios, está la lección de nuestros Libertadores. ¡No entrarán los bárbaros! ¡Jamás pisarán el suelo de la Patria, si no es para buscar la derrota! Sostener la Patria en un combate heroico en el cual la honorabilidad de los combatientes y la presunción del derecho son iguales, y corriendo el riesgo de dar o recibir la muerte, ¿en qué es terrible eso? ¿En qué, sobre todo, es inmoral? La muerte es el coronamiento de la vida; ¿cómo más noblemente podría terminar el hombre, criatura inteligente, moral y libre? De ahí el grito que debe ser consigna del socialismo revolucionario: “¡Guerra a la Guerra!”

Y ha llegado la hora para la conquista definitiva. El signo socialista se retuerce como la hoja de un papel que se quema, y se piensa entonces que el socialismo no pudo haber muerto y no podrá morir jamás. Su sentimiento está en lo más puro del pueblo, aun cuando no haya tenido antier en Venezuela sabios maestros que lo supieran enseñar. Hoy, por hoy, Chávez está en el espíritu de su pueblo, como una permanente esperanza. Corre en el aire que respiran las actuales generaciones que empiezan a pronunciar su significado al no pertenecer ya al dominio de la grandilocuencia sino al sencillo y claro de la verdad.

El tizón de la violencia que prende la hoguera de la discordia se oculta pero vuelve a aparecer cuando por falta de hábito y tradición en el disfrute de la libertad, acusan las actuaciones de los gobernantes, sorprendentes inconsecuencias. En esos momentos, al rozar con la sensibilidad extrema de la expresión del pensamiento, se hace angustioso el drama de lo espiritual, y se estremece de estupor el signo socialista; repasa entonces, silenciosamente, las frustraciones de nuestra historia. Con Chávez renace la esperanza de que seamos por una vez leales y sinceros con nosotros mismos para hacernos dignos de él, vivir con decoro y también tener el derecho de castigar de un modo implacable a los que intentan desviar sus postulados.

Porque si el socialismo se refugia en las clases laborables como una aspiración, en la mesa del escritor, del artista y del científico como un ideal, en la tribuna del político como la razón de su existencia, y se planta interrogante frente a la burguesía para que ponga en marcha su iniciativa en pos de la creación de las fuentes de trabajo, es para reclamar que los problemas se resuelvan de acuerdo con el sentir de la opinión del pueblo.

Cito a Mario Briceño Iragorry: Bajo los mares, protegidos por la ola pérfida, con que doblan el mérito de la traición, andan los nuevos filibusteros. Vienen a destruir nuestra quietud doméstica y a detener el impulso de nuestras fuentes de producción. Realizan, más que una tentativa de invasión bélica, una manera de atemorizar a las masas de convicción quebradiza. Por medio de esta nueva táctica de doblegar antes de la lucha las resistencias morales de nuestro pueblo, pretenden sembrar el pánico y crear una conciencia paralítica, muy capaz de olvidar la propia esencia seudo-filosófica de las doctrinas que forman el evangelio de los bárbaros. ¡Bárbaros de doble responsabilidad por la cultura que pudiera representar su raza de genios!...

¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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