Chávez, el primer presidente izquierdista venezolano, hizo todo lo posible por unir a los pueblos del continente. A nuestro humilde parecer, la historia registrará ese enorme esfuerzo como uno de los grandes rasgos de la obra del barinés. Por eso, no es nada aventurado afirmar, que fue un digno heredero y continuador de la obra de Simón Bolívar.
Para cualquier ciudadano medianamente informado y nada sesgado es demasiado evidente como EEUU y las clases dominantes de Venezuela, hicieron cuanto pudieron por destruir la memoria del genial caraqueño. No es nada oculto, ni difícil de interpretar, como desde el gran país del norte se promovió de todo para impedir se reuniese y consolidase el Congreso de Panamá, del cual el Libertador esperaba se convirtiese en el punto de unión de las “naciones antes colonias españolas”. A EEUU se debe en mayor medida la destrucción de la Gran Colombia, porque era ésta el “botón de arranque” para impulsar la unidad de todos los pueblos del sur. Lo que menos interesaba e interesa al gran capital gringo es que nosotros logremos realizar los sueños de Bolívar y Chávez. Y estos sueños no excluyen a empresarios, inversionistas y creadores que quieran producir, crear una economía poderosa y diversificada. Porque ellos envuelven un vasto proyecto político, económico, científico y cultural que sería una fuerte competencia para los intereses del norte.
Llegado Chávez a la presidencia, retomó por las mismas razones, la primigenia idea de Bolívar, tratar de unir a nuestras naciones.
Cuando los EEUU promovieron esta Cumbre que ahora se reúne en Panamá, en 1994 a través de la OEA, lo hicieron con la intención de imponernos el ALCA; que no sería más, como dicen sus siglas, el “Área de Libre Comercio para las Américas”. Lo que es lo mismo, para decirlo en cristiano, un espacio y engranaje comercial donde la libertad la tendrían los gringos para chuparnos hasta la más mínima gota de sangre. Nos invitaron a través del ALCA a que nos dejásemos encerrar en la misma trampa que a ellos encerraron por años los ingleses, antes y después de su independencia y que en buena medida incentivo allá la guerra de Secesión y la matanza entre los pueblos del norte y sur. Justamente, en gran medida, contribuyó Chávez a enterrar al ALCA en Mar del Plata.
PETROCARIBE no es más que un esfuerzo del presidente Chávez por ayudar a los pueblos del área a soportar el peso del costo del combustible. Una manera de compartir como hermanos con esos pueblos lo que Dios nos dio en demasía. Y esa actitud, además tuvo que ver con ese deseo de ayudar al prójimo, a los pobres, tal como permitió a sectores excluidos de los propios EEUU, acceder al combustible nuestro en las mismas condiciones.
No hubo en uno ni otro gesto, intención de “chantajear”, como ahora dice Obama que la hay en Maduro, al mantener en operación el programa que envuelve a PETROCARIBE. Es obvio que si ayudas a alguien, es propio de la condición humana, se te trata amistosamente y con respeto. Para decirlo como Chávez, “amor con amor se paga”.
Por todo lo anterior, así como quisieron destruir a Bolívar ahora se enfocan sobre la memoria y la herencia de Chávez.
El decreto de Obama con respecto a Venezuela, las declaraciones posteriores de altos funcionarios gringos intentando disculparse, que no han sido sino otras manifestaciones de sus pretensiones injerencistas, hizo del tema agenda obligada de los distintos organismos del continente y de otros del planeta. En el campo de la diplomacia, EEUU llevó una rotunda felpa y se mal indispuso para llegar con la arrogancia que le es habitual a la “Cumbre de las Américas”.
Por esto último y por haber fracasado en su intento de derrocar al gobierno venezolano, no habiendo avanzado lo suficiente en el asunto cubano y haber calculado mal sobre su oculta intención de inhibir al gobierno de la gran isla antillana, que por primera vez asistirá a ese evento, ahora mismo presiona sobre los países del CARICOM y algunos gobiernos del continente, de los antes “colonias españolas”, a quienes indecentemente califica o evalúa vulnerables, para como dijo Roberta Jacobson, el asunto Venezuela, que no es otro que la agresión de Obama contra todos nuestros pueblos, deje de ser tema de primer orden en la agenda.
Ahora, no por amigos, después de tantos años de historia, intervenciones, hostilidad e irrespeto, el gobierno de aquel país lejano y ajeno a nosotros, tanto como el Canadá, parece haber “descubierto” de repente que los países del CARICOM requieren de ayuda para superar sus dificultades energéticas. Es fácil interpretar que ese gesto de EEUU es una ofensa e inútil intento de comprar conciencias y esto mismo es un irrespeto mayor. ¿Por qué antes no han ayudado a Haití que tanto lo ha necesitado? ¿Por qué a ese sufrido país, cuando ocurre algún incidente y desgracia, sólo mandan militares a reprimir y violar los Derechos Humanos? ¿Por qué, en cambio, Venezuela y Cuba, dos países pequeños, se prodigan en ayudar más allá de sus posibilidades? Sencillamente porque son hermanos de verdad y no nos vemos como simples mercados o espacios para hacer negocios, estafar y saquear.
Pero Obama quiere imponer la agenda. Una vez más nos trata como inferiores. Por eso intenta pasarles una moneda falsa a los pueblos antillanos y reúne aparte, y antes de la Cumbre, a aquellos gobernantes que cree pusilánimes, con lo que incurre en otra agresión, ofensa e indecencia. La trampa es demasiado ordinaria, burda, como para que logre sorprender.
Vamos a ver cómo hace Obama para sacarse el lazo en la Cumbre de las Américas, después de lo hecho contra Venezuela y sus posteriores indecentes andanzas para hacerse perdonar.