El desagrado popular en un sector de la Parroquia de Coche por la visita inesperada del embajador estadounidense, el cual se manifestó a través de consignas antiimperialistas y palabras de repudio a su persona y a lo que representa, hecho ocurrido el pasado viernes (07/03) produjo de inmediato la reacción del gobierno del imperio quien amenazó con restringir las actividades de nuestro embajador en Washington Bernardo Alvarez.
Sobre el particular hay que decir que los representantes del gobierno norteamericano, tengan el nombre que tengan y ostenten el cargo que ostenten son mal vistos a donde quiera que vayan en este planeta tierra y como ha sido público y notorio que las manifestaciones en su contra son una constante cada semana, al menos, en donde lo menos que siempre logramos advertir, no obstante el sesgo y la manipulación que hacen de esa información las llamadas grandes cadenas televisivas, como CNN, FOX y otras, es que los califican de asesinos, torturadores y explotadores de pueblos, de donde es dable inferir de esa amenaza que lo propio tendrá que hacer el gobierno del norte con todos sus pares del mundo. El gobierno venezolano le ha prestado protección al embajador, la esencial que demanda su alta investidura, pero no puede ir más allá de ello, aplicando muy seguramente lo que aspira y espera la administración de Bush, que haya represión en términos de acallar la voz del pueblo e impedirle que manifieste su legítimo repudio cada vez que lo estime necesario en uso de su derecho soberano a expresarse libremente.
De manera que el señor William Brownfield debería restringir sus andanzas a sólo aquellos sitios donde muy posiblemente le extiendan una lujosa alfombra para que camine y sea recibido con flores y besos a millones, que los hay en abundancia en los sectores de las clases altas y medias acomodadas de nuestras ciudades, pero no hacerlo por nuestras barriadas donde habitan los venezolanos víctimas de las políticas ancestrales de dominio y expolio de sus gobiernos que en conjunto supera con creces el 70% de la población total del país. El señor embajador no es tonto, él sabe que es mal visto por el pueblo de a pie, pero su agenda es parte de una estrategia fundada en la provocación, por lo que queda perfectamente claro que anda buscando crear situaciones de una gravedad tal, como que salga por lo menos herido, para que su gobierno responda como una fiera y justifique ante el mundo una intervención armada en nuestro país.
El gobierno nacional debe ponerle coto a estas subrepticias visitas provocadoras del diplomático a sitios donde pudiera ocurrirle algún grave percance y eso no es difícil hacerlo en resguardo de su vida. Hay que decirle: mire señor Brownfield, comuníquenos con antelación su agenda de visitas por el país y se le dirá a donde no podrá ir por su seguridad e igualmente advertirle que el gobierno jamás estará dispuesto a garantizarle que nadie lo abuchee y lo pite, pues estamos en un país donde de verdad se respeta la libertad de expresión.