Racistas estadounidenses, en su país y en el exterior

Dylann Roof, el asesino de 21 años de edad que mató a nueve afro-norteamericanos devotos durante una clase de estudios bíblicos, es un blanco racista neo-nazi según lo declarado por él mismo. Las fotografías y escritos de las redes sociales que él frecuenta, muestran al joven blanco deleitándose en su odio racista y rindiendo homenaje a los regímenes del Apartheid (segregación racial) de la ex África del Sur y del Tercer Reich alemán.

Con palabras que helaban la sangre, Roof explicó cómo él iba a "salvar a la raza blanca" llevando a cabo un acto de asesinato masivo en la iglesia afro-norteamericana de Charleston, Carolina del Sur. En otras palabras, este nazi norteamericano se sentiría cómodo en compañía de unidades paramilitares que el régimen de Kiev –apoyado por Estados Unidos—ha desatado en Ucrania.

En relación con Ucrania, los medios norteamericanos han silenciado los hechos sobre las "brigadas de voluntarios" que racistas blancos neo-nazis han lanzado una guerra aterradora contra la población de etnia rusa desde el mes de abril de 2014. El periodista norteamericano Robert Parry, de manera extensiva ha denunciado que los medios norteamericanos encabezados por el denominado periódico cronista, el New York Times, de manera voluntaria han ignorado la realidad neo-nazi de los paramilitares ucranianos. Aunque estas brigadas son parte integrante de la fuerza militar del régimen de Kiev en el oriente de Ucrania y aunque estos soldados de infantería y sus comandantes abiertamente agitan consignas neo-nazis y opiniones racistas, además de uniformes e insignias del Tercer Reich, la prensa norteamericana y en general la occidental se han negado a informar sobre la lúgubre realidad de estas fuerzas del régimen ucraniano y de su criminalidad contra los civiles de etnia rusa.

Desde que el régimen de Kiev apoyado por Occidente lanzó su denominada "operación anti terrorista" en la región del Donbass al oriente de Ucrania, más de seis mil personas han perdido la vida. La mayoría de las víctimas han sido inocentes civiles, mujeres y niños. Más de un millón de personas han sido desplazadas de sus hogares debido a la violencia que ha sido re encendida durante las últimas semanas y amenaza con barrer con el inestable cese del fuego que fue negociado el pasado mes de febrero del 2015 por Rusia, Alemania y Francia.

En todo caso, los denominados batallones de voluntarios del régimen de Kiev nunca han reconocido el supuesto alto al fuego y han sido acusados de fomentar la actual guerra de baja intensidad. Estos batallones que ostentan nombres tales como Azov, Donbass, Dneipr, Tornado, operan con pleno conocimiento del Ministerio del Interior del régimen de Kiev, encabezado por Arsen Avakov. Estos batallones están acusados de cometer una larga lista de crímenes contra la humanidad, incluyendo asesinatos, violaciones, secuestros e incendios intencionales.

El comandante del batallón Azov, Andriy Biletsky, es también miembro del parlamento instalado por el golpe de estado en Kiev. Al igual que sus subalternos, Biletsky se declara neo-nazi e idolatra a las tropas de asalto que colaboraron con las Waffen SS durante la II Guerra Mundial en el exterminio masivo de millones de compatriotas ucranianos, polacos, judíos y rusos.

Biletsky también se ufana de ser un blanco racista que despotrica contra los "negros" y contra las "hordas de inmigrantes" que están infestando la pureza biológica de los europeos. Considera como su deber "conducir a las razas blancas del mundo" fuera de esta contaminación de parte de "judíos, musulmanes y negros"y otros "untermenschen" (subhumanos). Nada diferente con la misión que profesa Dylann Roof, el asesino de Charleston.

En raras ocasiones, los medios occidentales han levantado la tapa que oculta la vil realidad del régimen de Kiev. Con los paramilitares del régimen ondeando banderas de la época nazi y usando insignias de las SS en sus uniformes, sería difícil no admitir, por lo menos de vez en cuando, esta evidente contingencia. En una rara información anterior, el Daily Telegraph de Gran Bretaña, comentó que los batallones de Kiev son "abiertamente racistas blancos."

Sin embargo, la mayor parte de la cobertura de la prensa occidental ha servido para ocultar el perturbador desarrollo de los gobiernos occidentales apoyando a un régimen cuyo poder militar radica en brigadas pro nazis. De manera incongruente, los medios occidentales han tratado de expedir su encubrimiento alegando que las etiquetas neo-nazis son solo "propaganda del Kremlin."

Tal como lo señala Robert Parry, el congreso norteamericano a comienzos de este mes reconoció la verdadera naturaleza de las unidades militares del régimen de Kiev al pasar una enmienda que pretende suspender el envío de armamento norteamericano para estos paramilitares, precisamente debido a su ideología racista y neo-nazi. Este tardío reconocimiento por parte de los legisladores norteamericanos no ha sido debidamente analizado en el discurso público del país, debido a que este alude a un hecho mayor y auto incriminatorio que el gobierno de Washington, como también el de sus aliados europeos han lanzado a estas tropas de asalto neo-nazis en el corazón de Europa para aterrorizar y asesinar civiles sobre la base de atávicas nociones de "pureza racial."

Se trata de una asombrosa negación o de auto censura, que los políticos norteamericanos y los especialistas de los medios no puedan de manera abierta encarar estos flagrantes hechos.

Dylann Roof, el asesino de Charleston, no es sencillamente un degradado "lobo solitario" con opiniones personales nauseabundas y pervertidas. En su estado natal de Carolina del Sur, existen reconocidamente solo en este estado, el menos 16 organizaciones racistas y nazi-fascistas, según una indirecta mención contenida en un artículo del New York Times de la semana pasada. Esto significa que a través de todo el país existen probablemente cientos de tales agrupaciones y miles de posibles soldados de infantería en armas.

Luego de la masacre en la iglesia afro-norteamericana de Charleston el presidente Obama señaló que "en algún momento, será importante para el pueblo norteamericano enfrentar la realidad y que seamos capaces cambiar nuestra manera de pensar colectivamente el problema de la violencia armada…. Este tipo de violencia no ocurre en otros países desarrollados." Luego agregó que la gente necesita "preguntarse no solo quién cometió los asesinatos sino también acerca del sistema, el modo de vida, la filosofía que produjeron estos asesinatos."

Las palabras de Obama podrían sonar como si estuvieran a la búsqueda. Pero aun así, no abordan al "sistema" que "produce los asesinatos."

Aun menos inquisidores fueron los postulantes presidenciales republicanos quienes erraron vergonzosamente en torno a la masacre de Charleston. Ninguno de ellos reconoció abiertamente que el ataque se debía al "odio racial". Rick Perry, Rick Santorium, Mike Huckabee y Rand Paul se refirieron al incidente como si se tratara de "un accidente provocado por las drogas", motivado por la "vil cobardía" que bien pudo haber sido impedido si los mismos feligreses asesinados hubiesen estado armados con pistolas en vez de solo sostener en sus manos la biblia.

La verdadera enfermedad en la sociedad norteamericana no radica simplemente en el hecho que un racista blanco, neo-nazi de 21 años de edad pueda ingresar a un lugar de oración y disparar contra la gente que está rezando. La verdadera enfermedad es que la sociedad norteamericana o por lo menos su discurso público oficial no sea capaz de enfrentar la realidad que el tipo de ideología y violencia que su gobierno patrocina en Ucrania, campea en medio de su propia población.

Si la dirección política norteamericana y los medios de comunicación de masas no pueden asumir la flagrante realidad dentro de su propio medio, entonces no hay que asombrarse que ellos continúen negando la misma realidad en Ucrania, donde los paramilitares neo-nazis operan con armamento norteamericano del mismo modo en que Dylann Roof realizó su criminal incursión llena de odio en la iglesia de Charleston.

Tal como el ex líder afro-norteamericano Malcolm X dijo una vez sobre el asesinato del presidente Kennedy el año 1963 "los pollos están regresando al gallinero." La violencia que el gobierno norteamericano engendra alrededor del mundo es la continuación de la violencia que reside en el corazón de la sociedad norteamericana dentro el país.

Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en editorial@strategic-culture.org

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona / Strategic Culture Foundation

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Finian Cunningham

Analista internacional


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