El último siglo se han desplomados imperios coloniales, se realizaron revoluciones anticoloniales, unos Estados renacieron y otros emergieron. Hoy, los países de soberanía constituyen casi la mitad de la Humanidad, y ellos determinan, en muchos aspectos, el carácter y el desarrollo del acontecer mundial. Estamos convencidos de que seguirá aumentando el papel que estos países desempeñan en los asuntos internacionales y en la definición de las vías de desarrollo de la civilización. Así que los resultados de los movimientos de liberación nacional están presentes.
La Federación Rusa y la República Popular China, y otros países socialistas declaran abiertamente: nuestras simpatías están del lado de los pueblos que luchan por la libertad, la independencia nacional y el progreso social. Estos países socialistas les están prestando un amplio apoyo político, moral y económico. Pero quieren dejar constancia de que al prestar este apoyo, no buscan ventaja unilateral alguna, ni política ni económica.
Pero también es cierto que, al conquistar la independencia política y al regirse por sí mismos, los pueblos liberados se ven obligados a luchar duramente por liquidar el atraso económico y la miseria, por fortalecer su soberanía. Ansiosas de aplastar y derrotar a los países librados y detener la marcha de la Historia, las fuerzas del imperialismo (ante todo, el norteamericano) recurren al sabotaje económico, a las provocaciones políticas, y ejercen una presión directa de fuerza. Esta política no brilla por su originalidad; se quiere volver al viejo y clásico sistema, al bandolerismo.
Las acciones de piratería de los Estados de Unidos, frente a las costas de nuestra América, de los países del mundo no sino la vieja “política de las cañoneras”. Así lo han interpretado en todo el mundo. Obviamente, de poco han servido las viejas lecciones a Washington, que en muchas ocasiones tuvo que pagar por sus aventuras bélicas. Las acciones contra Irak, Afganistán, Libia; la EI contra de Siria, manejadores por los gringos, no son un caso aislado. ¡Qué no habrán inventado los gringos políticos respecto, buscando la forma de justificar la escalada de la aventura militar contra la Federación de Rusia!
La Administración gringa extendió su abrazo a los dushmanes afganos a los bandidos de la UNITA en Angola y a los racistas sudafricanos, al parecer, para afianzar los ideales de paz y libertad. No nos cabe duda de que sin la injerencia gringa en los asuntos internos de otros Estados, los conflictos regionales se atenuarían y se les podría dar una solución más fácil y justa.
La crisis económica mundial la sufren todos los países, sobre todo, los del Tercer Mundo. La caída de los precios del petróleo, de otras materias primas, la falta de alimentos, todo ello amenaza con hacer mayor la dependencia de los países del Tercer Mundo, que tienen, además, una deuda exterior. La Federación Rusa también se ve afectada por algunos fenómenos de esta crisis. ¿Qué papel puede desempeñar Rusia en la búsqueda de vías para vencer dicha crisis?
¿Qué sucede? El imperialismo, al mantener a estos países en una situación desigual, carga sobre ellos las consecuencias de las distorsiones operadas en la economía propia. A ello se debe que los precios de las materias primas sean los más bajos en estos varios años, a ello se debe la caída de los precios del petróleo y la falta de alimentos. El imperialismo, al explotar a los Estados emergentes, se lucra y enriquece. En gran medida, por medio de estos países, financia él la carrera de armamentos. Resulta que por una parte está la deuda de un billón de dólares de los países en desarrollo, y por la otra, las superganancias de las transnacionales y los Bancos.
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Independencia y Patrias Socialistas!
¡Viviremos y Venceremos!