A 51 años del Acuerdo de Ginebra, la ONU pone fecha límite a Venezuela y Guyana para llegar a un acuerdo definitivo: Finales de 2017 es el límite dado por el anterior Secretario General de la ONU, Bank Ki Moon, quien El 16 de diciembre pasado publicó un comunicado sobre la controversia entre Venezuela y Guyana por el territorio Esequibo, en el cual se afirma que el Proceso de los Buenos Oficios, iniciado en 1990, para tratar de buscar una solución a la controversia "continuará por un último año, hasta el fin de 2017, con un mandato reforzado de mediación". Ban Ki-moon, agrega que "también se ha llegado a la conclusión de que, si hacia fines de 2017, el Secretario General concluyera que no se ha logrado un avance significativo hacia un acuerdo completo para la solución de la controversia, elegirá la Corte Internacional de Justicia como el próximo medio de solución, a menos que los Gobiernos de Guyana y Venezuela, en forma conjunta, solicitarán que se abstenga de hacerlo".
Ban Kin Mon expresa que el proceso de "los buenos Oficios" continuará con un "mandato reforzado de mediación"; eso a efectos prácticos significa que el nuevo buen oficiante no solo se limitará a oír a las partes y sus alegatos sino que tendrá mandato para hacer propuestas y sugerir soluciones a la controversia. Este nuevo buen oficiante tiene los días contados pues según se desprende del comunicado la Secretaría General de las Naciones Unidas, se le da un lapso de diez meses para que el problema limítrofe que lleva más de cien años, de los cuales 51 han transcurrido bajo la figura del "Acuerdo de Ginebra", sea definitivamente resuelta o pasado al Tribunal Internacional de La Haya.
Ya el nuevo Secretario General de la ONU, Antonio Gutiérrez, designó al nuevo "Buen Oficiante", se trata del Noruego Dag Nylander, con lo que por primera vez desde que se usa esa figura, la misma recae en un no caribeño; este diplomático, quien fue encargado de negocios de la embajada de Noruega en Colombia y quien fue parte de los oficiantes para lograr el acuerdo de paz Colombia-FARC-EP, tendrá entonces la responsabilidad histórica de tratar de lograr que las partes lleguen a un acuerdo en diez meses.
Para el noruego que ya está "latinoamericanizado" este escenario será totalmente diferente al proceso de paz colombiano pues Noruega es miembro de la OTAN y Colombia aspira poner sus bases o por lo menos una en su suelo. ¿Tendrá esto que ver con el diferendo venezolano-guyanés?
El Acuerdo de Ginebra establece que el Secretario General, si las partes no llegan a concordar ningún arreglo, podrá decidir cuál de los medios de solución pacífica de controversias previstos en el Art. 33 de la Carta de la ONU debe utilizarse para la controversia.
A tal efecto Ban Ki Moon ya se decidió por la Corte Internacional de Justicia y es seguro que Gutiérrez lo ratifique en su momento; esa decisión obviamente favorece a Guyana, cuyo gobierno con enviar a sus representantes a jugar metras durante las reuniones de este año, tiene para pasar al tribunal acordado previamente por la ONU.
Según el Acuerdo de Ginebra de 1966, la solución deberá ser consensuada y acordada entre las dos partes de manera amigable, pero ese mismo acuerdo es analizado de manera totalmente opuesta por ambas partes, ya que según la lectura del mismo por parte de Guyana el artículo uno del Acuerdo expresa que lo que se discute es la nulidad o no del Laudo Arbitral de Paris de 1889 y según la lectura del lado de Venezuela dicho Laudo es declarado nulo en ese primer artículo.
Desde 2014 estamos sin "buen oficiante" de la ONU tras el fallecimiento del jamaiquino Norman Girvan, quien desde 2010 había sido nombrado para tal efecto. Ahora no es casual que nombren al noruego que tiene amplia relación con el gobierno colombiano, país que aspira a ser alfombra de la OTAN, tampoco es casual que lo nombren en momentos en que el nuevo secretario de Estado de los Estados unidos es nada más y nada menos que el presidente de EXXON MOBIL, mucho menos puede ser casual en nombramiento con fecha tope de funciones en momentos en que EXXON MOBIL acaba de anunciar la inversión de 5 mil millones de dólares en la explotación de posibles pozos petroleros en aguas de la zona en litigio.
Venezuela puede no aceptar como seguramente no aceptará ir a La Haya y mantener la disputa en el mismo nivel en que está, pero eso acarreará efectos políticos en momentos en que Trump y su gobierno están esperando el más mínimo resbalón para actuar.
La única forma en que Venezuela ejerza su soberanía en ese territorio es por la fuerza, lo cual tarde o temprano ocurrirá pues Guyana no va a ceder en su reclamo ni habrá corte internacional que apoye a Venezuela en esa particularidad mientras el país Bolivariano no se subyugue a los intereses de las multinacionales norteamericanas.
El acuerdo de Ginebra tenía de por sí un límite de tiempo, establecido en aquel momento en cuatro años, desde 1966 hasta 1970, fecha en la que por no haber sido capaces de llegar a nada se suscribió el Protocolo de Puerto España congelando todo por 12 años. Pero ya desde 1982 se volvió al ruedo y han pasado 35 años sin que se vislumbre la más mínima esperanza de acuerdo.
Ahora con el presidente de la EXXON MOBIL como figura de altísima jerarquía en el gobierno norteamericano, con un ciudadano nacional de un país miembro de la OTAN como oficiante y con un vecino solicitando instalar bases de ese organismo belicista, se vislumbra un amargo desenlace a la centenaria reclamación.
Venezuela debería protestar, sino al buen oficiante, por lo menos el ultimátum que da la ONU para pasar el caso a la corte internacional donde Estados Unidos tiene todas las de ganar para que la petrolera EXXON MOBIL pueda llevar a cabo los acuerdos de explotación que negoció con el gobierno guyanés en aguas venezolanas.
Venezuela llega del Golfo al Esequibo.