El imperio y sus acólitos: ojo con el Comando Sur

La posible pérdida de liderazgo del imperio en América Latina, ha generado un clima de tensión que no podemos ignorar, dado las condiciones nuevas en que debe operar el mando norteamericano en algunos países de la región.

Si damos un vistazo al pasado neocolonial en Venezuela, observamos la quietud del amo norteamericano ante lo que consideraba territorio suyo, territorio invadido con la anuencia de la burguesía teñida de rostro venezolano y la clase política de turno. El bloque de poder, constituido por los dueños de nuestro país: Estados Unidos y los apátridas nacionales, bien entrelazados: una sola hegemonía.

Si revisamos el panorama geopolítico latinoamericano, nos da tristeza ver los puntos de enclave del Comando Sur, en el área suramericana y mesoamericana, bases militares aceptadas por los gobiernos operan con propósitos definidos, sin la consulta popular para su asentamiento.

El reforzamiento del neocolonialismo producto de la advertencia de los pueblos, no se ha hecho esperar. Y es esta advertencia la que genera incomodidad y da agilidad al imperio, para penetrar antes de que sea demasiado tarde. Sagacidad aceptada por compinches nacionales, que ironías, cuanto servilismo, cuanta impiedad y desprecio por la patria.

Los vínculos establecidos que violan la soberanía de los pueblos, son asombrosos. Las conexiones a nivel militar independiente del gobierno nacional, son un escenario real, donde se planifica y controla el país, para desechar cualquier alteración del modelo capitalista. Las fuerzas armadas, en este sentido, aleccionadas por los militares norteamericanos, ejercen un rol de hacer cumplir la doctrina de Monroe: América para los americanos, desplegado así, una tarea de traidor a la patria al constituirse en una institución al servicio
del gobierno norteamericano. Entiéndase, el surgimiento de las dictaduras en América latina producto de las decisiones norteamericanas, gobiernos fuertes que aniquilan la voz del pueblo, que garantizan la estabilidad de las transnacionales y el cumplimiento del paquete neocolonialista.

Dado los brotes de cambio que retumban en la conciencia de los latinoamericanos, el Centauro de Norteamérica a gran velocidad intenta impedir que nuestros pueblos decidan su propio destino. Subrayando su permanencia, el Comando Sur en América latina, pone en práctica la estrategia estadounidense, para adueñarse de una amplio territorio, constituido por innumerables riquezas: petróleo, cobre, otros minerales, diversidad de las especies y su biodiversidad, corredores biológicos, fuentes de agua como la existente en la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina, con las mayores reservas subterráneas de agua dulce en el mundo. Demostrando la famosa táctica de la guerra preventiva pentagonal, logra imponer su autoridad, en el Plan Puebla Panamá, el Plan Colombia, en los tratados bilaterales o TLC, que encierra el ALCA en América.

La esencia de nuestros pueblos, reclama con aplomo, ante el saqueo que ha experimentado durante toda su vida, reclama con aplomo, ante la injusticia, ante la disposición de los títeres del imperio, gobernantes desalmados, políticos vendidos comprados por los burgueses nacionales y extranjeros. Y resurge, entonces, lo que los jefes del Comando Sur llaman irrespetuosamente, la explosión de las frustraciones, estimuladas por los líderes radicales. Para ellos, somos seres frustrados, la misma retórica en boca de la oposición
venezolana: los resentidos sociales.

Resurgen líderes nuevos, críticos del viejo sistema de relaciones que empobreció a la patria y enriqueció a unos pocos, enamorados de sus pueblos. Estos los llamados lideres radicales por el amo imperial, son los grandes luchadores sociales, los visionarios de la nueva era latinoamericana, la era del desalambre y la integración, la era de la dignidad y el amor.

El populismo radical, ejercido en Venezuela y Bolivia., dicen los miembros del Comando Sur, son una amenaza para la armonía que se ha destacado en nuestros países, fruto de un intercambio que favorece a
la democracia y a los derechos individuales. Las demandas de los inconformes estimuladas por estos líderes radicales, altera sus principios, de ahí la necesidad imperiosa de estar vigilante ante la presencia de la subversión y de nuevos gobiernos que descartan las políticas neoliberales.

Ante la amenaza permanente del Imperio, el reforzamiento de las bases militares, la ayuda económica a grupos aliados para generar desestabilización se hace presente. Incondicionales a ellos las oligarquías nacionales y los políticos de la vergüenza, se suman para desequilibrar un movimiento de lucha que crece con el despertar de los pueblos, que se consolida con su participación protagónica.

El ascenso del poder popular en los países del cambio, es un nuevo hito en la historia latinoamericana, contra este necesario amanecer, el avestruz neoliberal utilizando mecanismos que desuna la participación ciudadana, se devela. Se devela en los medios de comunicación privados, en el discurso, en las trampas, en el acoso, en las víctimas, en las acusaciones, se devela con su traje no ilustrado de perdedor, pues nunca pensó en ponérselo en ese, su anhelo de un mundo unipolar y en su inserción victoriosa en América latina. Traje impuesto por la autodeterminación del pueblo venezolano, la autodeterminación del pueblo boliviano, la autodeterminación del pueblo cubano, apoyado desde un marco integracionista más sensible y solidario, el MERCOSUR, por los pueblos de Argentina y Brasil.

Ante el imperio y sus acólitos, esta presencia que intenta quitarnos los sueños de construir una patria socialista aceptada y glorificada por el pueblo venezolano, debemos ejercer un cuidado extremo, vigilancia en todo nuestro territorio, en las fuerzas armadas cuyo libre artejo en el pasado transgredió la soberanía nacional. Ejerzamos el derecho del resguardo de la frontera, seamos celosos con nuestros recursos, nuestros aeropuertos, pertinaces en hacer cumplir las leyes constitucionales y observadores constantes del opositor lacayo.

Seamos venezolanos aptos para la construcción y la defensa del proyecto país que ondea la revolución bolivariana. Ojo con el Comando Sur.


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Carmen Arelis Contreras M.


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