La batalla política que está en curso a propósito de las elecciones presidenciales del 3 de diciembre será de proporciones descomunales. El imperialismo, la burguesía escuálida, las multinacionales, los poderes globales, los grandes latifundistas y banqueros, utilizaran todos los recursos para desestabilizar y hacer colapsar el Estado Bolivariano en los 80 días que vienen. No se ahorraran nada en los negros planes contra el pueblo y sus derechos fundamentales.
La retórica escuálida repetirá que acá se entroniza el castrocomunismo dictatorial y totalitario negando los derechos ciudadanos y principios de la democracia; que el Presidente está reglando nuestra riqueza por todo el mundo; que somos parte del terrorismo internacional; que la inseguridad se tomo campos y ciudades; que el gobierno es corrupto; que el Presidente fomenta un ambiente de guerra con la Casa Blanca; que se están comprando votos para llegar al Consejo de Seguridad; que el primer mandatario practica la ingerencia en otros Estados; que el gobierno eliminara la propiedad privada; y que el narcotráfico prospera con la complicidad gubernamental.
En fin, toda una cadena de mendacidades y distorsiones que apuntan a confundir los grupos populares e inducir un comportamiento político favorable a los planes contrarrevolucionarios.
Sin embargo, adicionalmente hay un fenómeno que ya se está instrumentalizando para todos los efectos golpistas y desestabilizadores.
Me refiero a lo que esta ocurriendo con la inflación. Hay que tener en cuenta que éste no es solo un dato macroeconómico. Es también un instrumento de manipulación política. Así ocurrió en Chile antes del golpe contra el Presidente Allende. Antes del 11 de septiembre de 1973, uno de los fenómenos más sintomáticos de los planes contra el gobierno fue el salto desbocado de los precios, especialmente de aquellos asociados con la canasta básica del pueblo.
No podemos taparnos los ojos. Hay inflación y eso se siente por todos lados. Desde algún sitio se están jalonando los precios, afectando los productos de consumo popular prioritario.
No obstante que el Gobierno dispone de una fuerte incidencia en el aparato productivo y el comercio mediante la política fiscal, la economía capitalista tiene poderosos enclaves en todas las ramas. En la industria, en la agricultura, en el comercio y en el manejo del sector terciario. Tengo la hipótesis que desde estos sectores se esta gestando y promoviendo artificialmente el alza de los precios para facilitar, obviamente, toda la regresiva campaña política contra la revolución bolivariana.
La experiencia chilena de Allende recomienda no menospreciar este fenómeno. Es conveniente hacerle frente ya porque es parte de la guerra asimétrica imperialista contra nuestra nación. El objetivo es crear un grave caos económico para profundizar el malestar social y político de los sectores populares con miras a las elecciones del 3 de diciembre.
Así que ojo con la inflación. Es un explosivo con efectos devastadores.
San Cristóbal, 15 de septiembre del 2007.