“Los pueblos en evolución, al igual que los adolescentes, son más impredecibles en su futuro que aquellos que arribaron a su madurez”.
Venezuela, desde el mismo momento en que las traiciones, ingratitudes y la tisis llevaron a la tumba prematuramente a El Libertador, acontecimiento triste y doloroso que aprovechó la oligarquía bogotana dirigida por el pérfido Santander para destruir a “Colombia La Grande” de la cual luego de la desintegración debió haber quedado tal como concurrió para esa unión, como muy bien lo sentenció el Padre de la Patria: “La división de éstos dos países debe ser perfecta, pacifica, justa, declara que cada parte se reorganizarán a su modo y tratará separadamente sobre los intereses comunes y relaciones mutuas…”
Desde el mismo momento de la separación, Venezuela pasó a ser na nación que siempre ha vivido bajo una presión externa sobre su territorio; bien de parte de potencias extracontinentales o de vecinos, quienes mal interpretando el concepto de espacio vital han ido ensanchando sus territorios a costa de nuestra patria, a pesar de que no ha habido dudas, no hay dudas, ni deberían haber dudas sobre la legitimidad del territorio venezolano.
La negociación de la soberanía sirve a las esferas agresivas de los Estados imperialistas para “justificar” ideológicamente sus actos cuando se trata de sojuzgar a los países más débiles, mientras que las esferas antipatrióticas de estos países lo manejan para “justificar” la traición nacional y la venta al mejor postor de los intereses patrios. La doctrina impugnada por Alejandrov es, precisamente, la que rechaza y enfrenta nuestra Suprema Norma en el encabezamiento de su artículo 8: “El territorio nacional no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado ni en forma alguna enajenado ni aún temporal o parcialmente, a potencia extranjeras”.
En conocimiento de tan arruinantes secuelas, corresponde preguntarnos: ¿Es lícito permitir que Venezuela siga admitiendo impávidamente el rosario interminable de las reclamaciones colombo-granadinas?, y esto lo saben muy bien todos los políticos que han gobernado durante estos períodos “llamados democráticos”. Este es el reto patriótico y alerta a las nuevas generaciones, para lo cual es indispensable y urgente tener unas F.A.N.B. dirigidas por oficiales idóneos, patriotas, nacionalistas, constitucionalistas, limpios de la contaminación partidista y que practiquen una disciplina conciente y un patriotismo bolivariano; sin ellos nuestra seguridad y defensa es un mito y no habrá garantía del respeto y cumplimiento fiel de la Constitución y las leyes.
Después de la traición de López Contreras en 1941. El bien llamado Amado Amante de Colombiagranadina, se consumó otra: la entrega de las minas de carbón de Cerrejón, y a partir de ese período la ofensiva colombo-granadina, ha venido creciendo y arrinconándonos hacia el Atlántico.
Hoy se entretejen mil acciones, proyectos, acuerdos y convenios entreguistas y traidores que siguen abriendo las puertas y los espacios venezolanos a la chusma granadina.
Es estos hechos está vigente un alarido colectivo contra la corrupción, contra la vacuidad del lenguaje de los políticos, a favor de la moralización de la función pública. El malestar social existente es producto de la fuerte caída del ingreso real per cápita que han sufrido los venezolanos en estos tres últimos años…
En Venezuela no hay cadáveres políticos hasta que estén bien muertos. El adequismo, copeyanismo y todos ismos habidos y por haber desaparece con la muerte física de sus ductores. Antes, todo es una espera incierta, pues todo marcha hacia su contrario, y en especial cuando los nuevos gobernantes no aportan soluciones verdaderas. En un comienzo todo es alegría y esperanza por haber salido del último monstruo; luego viene una esperanzada decepción por último una aguda añoranza. Ese es el momento propicio para que regresen los adecos, copeyanos e ismos. Quizá por eso los grupos de poder que asesinaron al Comandante Chávez.
Un pardo, de profesión militar, amante de su pueblo. De no haber muerto la Revolución Bolivariana no hubiese sido traicionada.
Los dirigentes de hoy día, deben tomar el ejemplo del ayer: Los culpables han sido los partidos políticos (de la IV-R) con sus líderes demagogos, populistas, ladrones, y habladores de pendejadas. Los partidos no se ocupan de la patria, sino de comprar votos. No aceptan el voto por máquinas para poder manipular y repartir los votos de los partidos pequeños, y han cambiado en la mente del pobre venezolano el concepto de patria por el de partido.
En el venezolano de hoy no existe el amor al trabajo ni la vocación de servicio ni el espíritu de sacrificio; la “revolución” nos ha corrompido y alienado y grandes corruptos corruptores y mediocres, pero habilísimos para trepar el poder, nos están convirtiendo en animales que sólo pensamos en robar, dólares, beber, comer y defecar.
“Si no hay un respeto sagrado por la Patria, por las leyes y por las autoridades, la sociedad es un caos”. Simón Bolívar.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!