Con los cobardes y criminales ataques que ha ejecutado el imperio norteamericano en los últimos años apoyados por sus serviles de la OTAN, incluyendo el de Siria con el asesino Donald Trump a la cabeza, surgen claras las excusas que actualmente llevan a cabo con la intención de ocupar y bombardear a Venezuela.
Pero empecemos por el principio. El 20 de marzo de 2003, una coalición de países liderados por el imperio más destructivo del mundo bajo las órdenes de George W. Bush, lanzó un bombardeo a Irak argumentando que el gobierno de Saddam Husein estaba repleto de armas de destrucción masiva, lo que significaba una amenaza para los EEUU. Y después de miles de destrozados, mutilados, no mostraron un solo indicio de las tales armas biológicas, químicas, nucleares...
En 2011, estos mismos asesinos atizaron una guerra civil en Libia para después ocuparla con el argumento de liberarla de Muamar el Gadafi; bajo esa razón la devastaron con bombas, misiles, cuando estaba hartamente demostrado que solo pretendían sus recursos naturales como en Irak y cualquiera de esos otros países que han invadido en el mundo.
De similar forma ocurrió con Afganistán tomada y destruida por los gringos el 7 de octubre de 2001, al esgrimir como premisa la captura de Osama Bin Laden por los ataques a las Torres Gemela el 11 de septiembre, y así arrasaron con esta otra nación exterminando a miles de seres humanos indefensos. Ahora bombardean Siria con la artera conclusión de que utilizaron armas químicas; siempre un pretexto para invadir en función de sus intereses particulares.
Ya Venezuela fue declarada una amenaza inusual y, por un lado, han tratado de sembrar en el mundo la existencia de un cartel de los soles liderado por el camarada Diosdado Cabello sin presentar una sola prueba y, por otro, mantienen un persistente ofrecimiento de ayuda humanitaria sobre una crisis que el mismo Donald Trump y sus lacayos nos provocan con el bloqueo financiero.
Toda una vil treta en la que asoman esas dos excusas para abonar el terreno y poder ocuparnos en un momento determinado; dirán sin ofrecer una evidencia diferente a la calumnia, que Cabello tiene inundada de droga el planeta y que el presidente Nicolás Maduro mata de hambre a la gente en la Patria de Bolívar, como si no se supiera de los estragos que ocasionan las sanciones económicas de Trump a nuestro país.
El pueblo está consciente de la forma de actuar de ese imperio criminal. Los ejemplos de las causas y consecuencias de sus invasiones están demasiado claras y al alcance de todos en los medios de comunicación y las redes sociales. De los gringos solo se deja confundir el que quiere.
Por eso, no hay juicio, argumento, racionamiento, que esos asesinos y sus aliados de la OTAN puedan esgrimir con el fin de convencer a la población bolivariana de que existen razones, para invadir a Venezuela.
El imperio gringo no quiere a Maduro ni nada que huela a Chávez, sencillamente porque quieren nuestras riquezas, esos recursos que el proceso revolucionario no está dispuestos a cederles, en cambio, saben que si obtendrán con los serviles de la MUD en el poder. He ahí el núcleo de la situación, la mayoría revolucionaria lo sabe y no se deja engañar con viles maniobras imperiales.