Hoy conmemoramos 188 años del fallecimiento de Simón Bolívar uno de los hombres más ilustre de América. Apenas vivió 47 años, pero fue una vida tan plena y tan intensa y fue tanto lo que hizo por tantos pueblos juntos, en tan poco tiempo, que durante muchos siglos perdurará su ejemplo y sus hazañas en la memoria de generaciones se perpetuará porque como bien dijo el bardo Martí “…jamás se peleó tanto ni se peleó mejor en el mundo por la libertad”.
En estos tiempos que corren donde la “planta insolente” de los que oprimen pueblos parece más que dispuesta a intentar hollar el “sagrado suelo patrio” parece indispensable recordar al insigne caraqueño que fue inspirador de tantos hombres que le han sucedido en la lucha por la independencia. Entre ellos a Cipriano Castro, ese tachirense de Capacho que nace cuando estaba a punto de estallar la gran Guerra Federal, pero que a los 72 años de muerto Bolívar en 1902, no dudó ni un segundo a plantarse ante las potencias europeas que pretendieron caer como aves de rapiña sobre nuestras riquezas.
La verdad es que éste patriota pagó con creces su osadía, porque bastaron pocos años para que se fraguara la traición y el imperio que emergía y al cual Bolívar en 1829 con una sentencia profética señaló de causante de las miserias en nombre de la libertad, sembraría la primera dictadura petrolera que ha dejado terribles secuelas hasta nuestros días. Pero la lucha parece seguir siendo la misma, aunque sean distintos los actores.
Como bien lo dijo Martí, Bolívar tiene mucho que hacer en América. Los herederos de las enseñanzas y el ejemplo de la gesta de Bolívar, y de muchos de los que le ha sucedido en su senda, nos obliga a mantener vivo su legado. Ningún pueblo ha estado más obligado que el pueblo heredero de Bolívar a perpetuarlo para la posteridad.
El pueblo venezolano heredero de Bolívar, de los ejemplos de Zamora, de Cipriano Castro, de Hugo Chávez y de tantos héroes y heroínas anónimos que en estos 208 años han consagrado sus vidas por la independencia y la libertad debe aprestarse al zarpazo de aquellos que con ambiciones imperiales intentan devolvernos a ser colonia. Todos estos años continuados de resistencia, nos obliga a recordar que es por el bien más preciado por el que seguimos luchando.
El homenaje más grande que hoy más puede agradar al alma de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, no puede ser otro que estar dispuestos a darlo todo por ser libres. Sin vacilaciones, vacilar es perdernos, como sabiamente lo sentenció el más grande hombre parido en nuestra tierra.